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Un comerciante mira las pantallas en las oficinas del banco ING en Bruselas.
La guerra de las comisiones bancarias

La guerra de las comisiones bancarias

Los bancos quieren clientes vinculados y buscan atraerles con bonificaciones y remuneración

amparo estrada

Lunes, 18 de enero 2016, 11:34

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El cobro de comisiones es una de las principales quejas de los clientes bancarios hasta tal punto que seis de cada diez personas que se cambian de banco lo hacen para pagar menos comisiones, según una encuesta del comparador de productos bancarios Bankimia. Y los bancos más valorados son los que no cobran comisiones ni tienen gastos ocultos. Tras la guerra crediticia, los bancos se han adentrado en una guerra de comisiones para intentar captar más clientes o fidelizar a los que ya tienen.

En un entorno de tipos de interés casi en el 0% y un volumen de crédito cuyo stock sigue descendiendo por el proceso de desendeudamiento de las empresas y familias, el negocio típicamente bancario no proporciona suficiente rentabilidad. Por eso, los bancos confían en impulsar sus ingresos a través de la venta cruzada. Los fondos de inversión y la venta de seguros son ahora mismo prioritarios para la banca como palancas para engrosar la cuenta de resultados.

Los clientes ya no aceptan pagar comisiones por mantenimiento de una simple cuenta corriente o por una tarjeta de crédito, pero sí por la gestión de su fondo de inversión. La nula rentabilidad de los depósitos bancarios ha empujado a gran parte del ahorro hacia productos mejor remunerados. A su vez, los seguros -de hogar, de vida, etc...- dejan un margen al banco de entre el 10% y el 20% de la prima si simplemente hace de intermediador y mucho más elevado si el seguro es de producción propia. Y son ingresos recurrentes, que cobra un año tras otro. Los planes de pensiones completan el triunvirato de productos llamados a sostener las cuentas de resultados mientras el negocio típicamente bancario de captar depósitos y prestar dinero continúe débil.

Un cliente es un tesoro, pero no cualquier cliente. Las entidades financieras ya no dan la batalla por conseguir el mayor número de clientes, sino por ser el único banco para ese cliente y que les contrate el mayor número posible de productos. Es lo que se denomina cliente vinculado, que resulta entre tres y cuatro veces más rentable que el que no lo está. A eso se debe la multiplicidad de planes comerciales lanzados por las entidades financieras. Para los clientes con la nómina domiciliada hay dos estrategias. La primera es la rebaja de comisiones, que se puede agudizar con la iniciativa de Bankia. En realidad, lo que ha hecho la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri es simplificar, eliminar requisitos y extender la exención a todas las cuentas que tenga el cliente. Un mensaje que es fácil de entender frente a otros que exigen además domiciliar recibos o mantener un saldo mínimo de ahorro.

Bankia también ha reducido la cuantía mínima de nómina domiciliada para tener derecho a la supresión de comisiones: mientras la mayoría de las entidades exige que la nómina supere los 600 euros mensuales, Bankia lo ha bajado a 450 euros para incluir a los trabajadores a tiempo parcial que no llegan al salario mínimo y a 200 euros la pensión frente a los 300 que es la tónica general.

Abonos

La segunda estrategia comercial, seguida por el Santander, Bankinter o Sabadell, es remunerar al cliente por su saldo en la cuenta o por el pago de recibos. Se recompensa más al que esté más vinculado, tanto en saldo como en productos. Entidades como el Santander consideran que la estrategia del banco gratis se ha quedado anticuada. En su caso, la Cuenta 1/2/3 impone una tarifa plana de 36 euros anuales por mantenimiento de la cuenta y otros 36 euros anuales por la tarjeta de crédito, pero remunera entre el 1% y el 3% por el saldo de la cuenta y por los recibos abonados. La oferta del Banco Santander es interesante pero para clientes que mantengan un saldo permanente elevado. Los saldos inferiores a 1.000 euros no se remuneran y la TAE (tasa anual equivalente), sin incluir la bonificación de recibos, es negativa para los que tengan un saldo constante inferior a 1.500 euros. Para estos, debido al pago de comisión de mantenimiento, la TAE es del -1,39%. Para saldos constantes de 2.500 euros, la TAE es del 0,56%, mientras que si mantiene en la cuenta 10.000 euros todo el año gana un 2,67%.

Por su parte, Bankinter paga un 5% de interés el primer año y 2% el segundo, pero exige domiciliar una nómina superior a 1.000 euros mensuales y mantenerla dos años al menos. El Sabadell devuelve el 3% de los recibos domiciliados de luz, gas y teléfono hasta un máximo de 20 euros al mes, y remunera al 3% el saldo si la nómina supera los 3.000 euros.

En general, para los usuarios que no tienen domiciliada la nómina no hay remuneración y tienen que pagar comisiones -salvo en casos como ING- por mantenimiento y administración de la cuenta y por las tarjetas. Además, con el fin de desincentivar el uso de las oficinas para transacciones que no dejan margen, la mayoría de las entidades financieras cobran por las transferencias en oficinas a todo tipo de cliente y por el ingreso de cheques a quien no esté vinculado.

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