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J. C. VILLENA
ZARAGOZA.
Sábado, 28 de septiembre 2019, 00:22
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Rubén Burgos afronta a sus 40 años su tercera temporada al frente del banquillo del Valencia Basket. La meteórica trayectoria del equipo, que ha pasado en dos años de disputar la Liga Femenina 2 a debutar este curso en la Eurocup como flamante semifinalista de la última Liga, no le hace perder el horizonte. El técnico es de los que tiene claro que para quitarse de una vez la comparación con el Ros Casares, después de devolver el baloncesto de élite a la Fonteta, es seguir los surcos del camino propio y reclamar la marca taronja como señal de respeto ajeno al pasado: «No fuimos un debutante al uso la pasada campaña por el recuerdo erróneo del Ros Casares al proyectarlo en nosotros, pero no veníamos a cubrir el hueco del Ros porque representamos a una entidad muy importante en el baloncesto español y europeo. Llevar el nombre del Valencia Basket es una responsabilidad y nos hemos ganado el respeto en la pista, en el trabajo del día a día y en la clasificación». Declaración de intenciones.
Si en el Open Day de 2018, en Torrejón, todo el mundo hablaba del proyecto del Valencia Basket un año después, en Zaragoza, se amplió el eco en los corrillos. Todo el mundo apuesta al taronja como equipo que está llamado a corto plazo a sentarse en la mesa del Girona y Salamanca. Burgos es consciente de ello pero prefiere enfocar la parte que tiene de reto: «Venimos de ser semifinalistas de la Liga y clasificados para la Eurocup. Somos conscientes de que ya entramos en las quinielas. Estamos tranquilos porque no varía nada, las cosas se ganan en la pista. Afrontamos el Open Day con la misma humildad de siempre pero sabemos que cada año el reto es más importante y ambicioso. Somos conscientes de que los rivales se van a preparar más contra nosotros y eso es un motivo de orgullo y para autoexigirnos».
¿Donde está el umbral de crecimiento en la liga española esta temporada? «Queremos dar un pasito más y mejorar las prestaciones que dimos en la Liga Femenina. El éxito será sacar el cien por cien de la plantilla, ser competitivos todos los días. No sólo en los partidos sino en los entrenamientos. Con la calidad de la plantilla y las facilidades que nos da el club intentaremos conseguir los objetivos». La plantilla, reforzada con cuatro jugadoras de primer nivel que son cinco si contamos a una inédita Lizarazu el pasado curso por su grave lesión, invita a soñar. «Son jugadoras con experiencia en Europa y todas han sido internacionales con su país. Nos van a ayudar en un escenario que para muchas jugadoras, y yo me incluyo, es nuevo. Somos debutantes en Europa. Conocemos a los rivales y sabemos que va a ser una temporada exigente y la Eurocup es una competición dura. Vamos a ver dónde nos merecemos estar y lo afrontamos con mucha humildad e ilusión. No nos hemos marcado un objetivo de hasta dónde podemos llegar», reconoce un técnico que es consciente de la presión «porque nuestro roster se ha visto mejorado y creemos que estamos preparados para competir en todas las competiciones». De debutante a aspirante.
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