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Quino Colom: «No me dieron el rol que me prometieron para fichar por Valencia Basket»

Quino Colom: «No me dieron el rol que me prometieron para fichar por Valencia Basket»

El extaronja no esconde que se ha marchado a Belgrado sin entender lo ocurrido: «Pasé de ser el segundo más valorado del equipo en la Euroliga a no jugar ni un segundo»

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Martes, 29 de diciembre 2020, 00:11

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Quino Colom (Andorra, 1988) descuelga el teléfono desde la habitación del hotel donde se está alojando sus primeras semanas en Belgrado. En su voz se adivina la alegría por volver a la dinámica real de un equipo, en este caso en el Estrella Roja, pero también las ganas de contar su versión de lo sucedido en su etapa en el Valencia Basket.

–¿Cómo están yendo sus primeros días en Belgrado?

–Me han recibido muy bien, estoy contento y tenía ya ganas de moverme e ir a un equipo en el que realmente me quisieran. El Estrella Roja ha demostrado mucho interés y siempre es bueno estar donde a uno le quieren, ese es uno de los principios que siempre he tenido.

–¿Cómo nace el interés del Estrella Roja para ficharle?

–Tengo mucho que agradecer a la selección porque me dio un empujón muy grande con los partidos de las ventanas y desde entonces hubo bastante interés de varios equipos. Cuando me pusieron encima de la mesa la opción del Estrella Roja lo vi como una opción muy interesante porque es un equipo de Euroliga y que juega la ABA, que nunca la he disputado. Al descubrir su interés y la paciencia que tuvieron en esperarme y no buscar a otro jugador fue clave para saber que era donde quería estar.

–Scariolo reconoció tras la derrota ante Israel que le había dado incluso más minutos de lo normal porque quería ayudarle a encontrar equipo.

–Es algo que se lo tengo que agradecer. Al final, cuando hablamos de que la selección es una familia es por estas cosas. Otro seleccionador pues hubiera mirado para otro lado, no hubiera contado conmigo porque no estaba jugando y no me hubiera llamado ni para entrenar. Pude disfrutar de minutos, creo que me salieron dos partidos buenos, y Scariolo desde el primer momento me dijo que me iba a ayudar con ese escaparate. Al final lo que más me gusta es jugar y a la selección también le va bien que pueda jugar porque en el caso de necesitarme en otro momento es mejor que esté compitiendo.

–El domingo 13 de diciembre parecía que su salida de la Fonteta ya estaba cerrada pero no fue oficial hasta el miércoles. ¿Qué ocurrió en esos tres días?

–Sinceramente, no lo sé. Quiero dejar esas cosas en el pasado. Cada uno sabe lo que hizo bien y lo que no. Entiendo que esto (el baloncesto) puede ser un negocio y esa parte la entiendo pero al final somos personas, con nuestras ilusiones y nuestra familia. Me quiero quedar con lo bueno que he pasado en Valencia porque hay muchas cosas.

–¿Con qué sensación ha dejado atrás su etapa en Valencia?

–No sé si podría describirlo con un adjetivo o una frase. Es cierto que me he ido un poco desilusionado por no haber podido triunfar en un club como el Valencia Basket y en una ciudad que es espectacular, pero también con muy buenos momentos, buenas amistades y el cariño de mucha gente. Todas las muestras de cariño que he recibido es porque en el día a día me he comportado muy bien. De eso nunca se me podrá reprochar nada en mi carrera, di mi cien por cien.

–Hasta su salida, todo el mundo habló y opinó de la situación de Quino Colom menos usted. ¿Por qué ha mantenido un silencio de tantos meses y qué es lo que ha ocurrido para llegar a esa ruptura según su opinión?

–Si lo supiera claramente lo podría decir pero es algo que no acabo de entender. Hay que adaptarse a la situación y no me considero una persona polémica. He dejado a todo el mundo que fuera hablando pero es una situación atípica donde los que tienen que hablar son los que han tomado la decisión. Si la han tomado por algo será pero es algo extraño que un jugador internacional que había llegado hace un año y que fue el segundo más valorado de su equipo la pasada temporada en la Euroliga ahora no tenía hueco un segundo ni cuando llegan lesionados. Es algo raro, me ha tocado vivirlo y tuve que adaptarme.

–El Valencia Basket siempre dejó claro que fue una decisión deportiva, de apostar por otro tipo de jugador con fichajes como el de Hermannsson.

–No hubo manera de encontrar un entendimiento para encontrar una salida más limpia o bonita. Creo que ellos tomaron la decisión muy rápidamente, se hizo pública muy rápido y eso también dificultó encontrar una salida. También me gustaría dejar claro que el club es excelente y el trato ha sido muy bueno. En eso no tengo queja alguna.

–¿Por qué fue imposible entonces llegar a un acuerdo antes de comenzar este curso?

–Cuando nos sentamos a hablar las posturas estaban a tanta distancia que no había un posible punto de encuentro. Había mucha diferencia entre lo que yo pensaba que era justo para salir y lo que ellos pensaban que era justo. Teniendo un año más de contrato pensaba que se tenían que dar unos mínimos que no se dieron y al estar tan alejados vimos que no había manera de reconducirlo. La decisión fue seguir en Valencia aún sin jugar e intentar esperar que saliera algo bueno que pudiera cubrir las necesidades de las dos partes.

–¿Estuvo entre septiembre y diciembre varias veces cerca de salir del Valencia Basket?

–Estuve cerca de salir dos o tres veces, bastante cerca, pero al final no acabó de salir la opción. Desde entonces esperé que saliera alguna oportunidad buena y al final fue la de Belgrado. En los malos momentos se ve quien está a tu lado y la familia es lo más importante con mucha diferencia. En esos momentos te refugias en ellos y la alegría de mi día a día fue y es poder ver a mis hijas.

–¿Zaragoza y Gran Canaria fueron dos de esas opciones antes de los partidos con España?

–No voy a hablar de equipos porque sería ponerles en el punto de mira. Lo único que digo es que hubieron dos o tres equipos donde estuve cerca de salir del Valencia Basket y no ocurrió. En los últimos meses me centré en entrenar todos los días en sesiones individuales y aproveché para mejorar físicamente, técnica individual y cuidar mi cuerpo para intentar alargar más la carrera. Siempre hay que sacar algo positivo y es lo que hice.

–¿Cómo valora la temporada que jugó de taronja?

–El año pasado no me dieron el rol que a mí me prometieron para fichar por el Valencia Basket. Me dijeron que iba a tener un rol que luego no lo llegué a tener en todo el año, no me vieron en mi plenitud. No se me ha visto con ese rol de minutos con lo que no se sabe lo que hubiera podido dar. Aún así creo que ayudé al equipo. Pasé de ser el segundo más valorado del equipo en la Euroliga a no jugar ni un segundo. Es algo que me sorprendió y más en mi vuelta a España.

–¿Esa es la espina con la que se ha marchado a Belgrado?

–Sí. Esperé mucho para coger una buena opción y pensaba que Valencia lo podría ser. Todos los miedos que tenía de volver a España, de que no se valorara lo que había hecho en los últimos cuatro o cinco años o mi juego al final es lo que pasó. Seguro que podría haber dado más pero comencé entrando fuera del equipo el primer mes y entré con muy pocos minutos. Si quieres ayudar a un jugador a que entre bien a un equipo se podría haber hecho de otras maneras.

–¿Le llegó a afectar todo eso a la confianza?

–Fue una situación extraña porque cuando llegas a un equipo como nuevo normalmente lo que se hace es al revés, te dan minutos, muchas oportunidades e incluso que te equivoques para que vayas cogiendo el ritmo. En Valencia fue al revés. Me dio la sensación de que hubo un momento que ya sólo se hablaba de las cosas que no hacía bien pero no de las que aportaba al equipo. En un año que no tuve tanto la pelota logré estar en el Top 5 de Euroliga en el ratio de asistencias por minuto y eso casi ni se veía, se ponía más el foco en si tomaba alguna mala decisión en defensa. Al final vi que la cosa no iba por el camino que esperaba y sólo había que esperar para encontrar un lugar en el que me valoraran como en los últimos cuatro o cinco años antes de venir a Valencia y volver a disfrutar. Aún así, repito que el club y la ciudad son perfectos para vivir y han sido muy profesionales en el día a día.

–¿Cómo definiría su relación profesional y personal con Jaume Ponsarnau?

–Nunca sentí que apostara cien por cien por mí ni que me quisiera allí. En algunas declaraciones ha dicho que soy un jugador que necesita tener minutos y sólo hace falta ver cuántas veces me ha dado eso incluso con bases lesionados muchos meses del año. La persona que tenía que ponerme minutos decidió ir por otro camino. No digo que esté peor pero entonces no entiendo el por qué de mi fichaje. No me sentí muy querido, digamos que no he sentido que me necesitara en ningún momento. Respeto esa idea de juego de que el base no tenga muchísimo la bola o creando para los compañeros pero para eso no busques un jugador de mi perfil. Si quieres un jugador que defienda a toda pista o sólo tire triples en la esquina hay otro tipo de bases. No nos entendimos en ese aspecto porque mi juego va con una filosofía diferente pero personalmente no tuvimos ningún problema.

–¿Piensa que el equipo taronja, cuando recupere lesionados, puede ser un equipo que aspire a los títulos este curso?

–Hay muy buen equipo, se han fichado muy buenos jugadores y la base que había de otros años también es muy buena. Cuando haces esas incorporaciones tendrían que tener muchos mejores resultados que la temporada pasada y al final llegamos a las semifinales de la Copa eliminando al Barça, a las semifinales de la ACB y a un tiro de la final y cuando se suspendió la Euroliga estábamos a una victoria del Top 8 quedando cinco partidos. Cuando acabe la temporada se tendrá que superar eso.

–Siempre ha sido un gran defensor de las Ventanas FIBA.

–En España hay muy buenos jugadores y los equipos se deberían apoyar más en ellos, muchas veces le damos más oportunidades a jugadores de fuera que a los españoles. Al español a la mínima que va un poco mal, incluso al público le pasa, se critica más el rendimiento del jugador español que a uno de fuera haciendo mucho menos. Hay que dar más valor a lo que tienes en casa. Es algo para reflexionar.

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