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Guillem Vives durante el segundo partido de semifinales en el Buesa Arena
La Fonteta tiene la llave de la final
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La Fonteta tiene la llave de la final

El conjunto taronja no pudo desarticular el ataque del Baskonia y salió derrotado del segundo partido de semifinales en el Buesa Arena

Juan Carlos Villena

Jueves, 1 de junio 2017, 19:41

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Ledo se convierte en una pesadilla para la defensa taronja, que debe superar el golpe pensando que ha conseguido el objetivo de recuperar el factor canchavitoria. «No tiremos aún los cohetes que ahora tenemos que ganar en Valencia». La frase la pronunció un veterano seguidor del Baskonia, con camiseta de Oberto por encima de una camisa azul, mientras bajaba las escaleras con un niño, de unos diez años, que bailaba al son de la música que atronaba en el Buesa Arena. Las dos lecturas de ese instante revelaron la hora exacta de la semifinal entre el Valencia Basket y el conjunto vasco.

Y, así de bonito es el baloncesto, el Baskonia viajará hoy a Valencia con las sensaciones de ir por delante gracias al partido redondo que se marcó anoche. Las dos formas de afrontar la botella son lícitas. Lo que no puede discutirse es que la Fonteta tiene la llave del deseo taronja de disputar la segunda final ACB de su historia. Para que el Valencia Basket vuelva a ponerse por delante en la serie debe mejorar el nivel de baloncesto mostrado ayer en el Buesa Arena. Esa sí que debe ser la preocupación del vestuario valenciano. Esa y no otra. Volver al rumbo marcado en el primer partido de la semifinal y de los dos encuentros en la Fonteta frente al Barcelona. El de un equipo compacto y que siempre se levanta de los golpes. Ayer no lo hizo, en los 36 minutos que duró el envite porque el resto como reconoció Sito Alonso es normal que ocurra en un playoff cuando se llega a ese momento con un marcador decantado. «Me preocupa más lo que ha pasado antes. Tenemos que igualar su físico, estar a su nivel. No nos pueden coger tantos rebotes en ataque. Tenemos que estar al nivel de lo que pone en la pista el rival», reconoció Pedro Martínez. Unos minutos antes, en el corazón del Buesa Arena, lo expresó de una forma más contundente Pierre Oriola: «Han salido con más garra, más ganas y más metidos que nosotros. Tenemos que volver a salir desde el primer minuto a morder y ser nosotros mismos. Tenemos que recuperar la esencia». Cristalino.

La serie vuelve a la Fonteta con un 1-1 que no es más que certificar el objetivo con el que todo equipo afronta los dos primeros envites fuera de casa. Evidentemente, el deseo es ganar los dos, pero cuando se rasca un triunfo se recupera la ventaja de campo. Es ahí donde tiene razón el aficionado de la camiseta de Oberto. Da igual ganar de uno que de veinte en una serie de playoff, todo vale uno. Pero el jovencito también tenía parte de razón, con una camiseta que le quedaba demasiado holgada de Larkin. El aspecto psicológico es igual de importante en una semifinal que los números. El conjunto vasco dobló en el rebote al valenciano al descanso (22-11), tenía a un jugador con 17 puntos (Ricky Ledo), su rival presentó un 5 de 11 en tiros libres pero tan sólo ganaba 46-41. Esas tres estadísticas citadas, combinadas, suelen llevar aparejada una mayor diferencia. Pero en una semifinal del playoff no todo son matemáticas. Afortunadamente. A esa botella medio llena, una forma de resumir la táctica del conejo de Manel Comas, se encomendó el Valencia Basket para la segunda parte. Sabedores de que ajustando esos valores tendrían la opción de llevarse el 0-2 hacia la Fonteta. El problema es que para hacerlo tienes que poner leña al fuego y no esperar que te caiga la fruta del árbol sin mover el manzano. Esa herida se hizo más grande en el segundo tiempo, con 44-24 en el registro final del rebote, 15 de 24 en los tiros libres de los visitantes y 24 puntos para Ledo. En los dos bandos se indicó, en la previa del partido, que el equipo que supiera integrar a más jugadores a la serie con respecto al primer punto se iba a llegar el segundo. Ledo y Diop, 16 de valoración, decantaron esa balanza en favor del Baskonia.

El bando rival no pudieron emerger las figuras de hombres como Rafa Martínez o Sikma, con lo que la rotación se fue menguando hasta acabar bajo mínimos cuando a Diot se le acabó la gasolina. Antes de la lesión de Vives, el francés estaba siendo la clave del partido y el Valencia Basket llegó a ponerse por delante antes del descanso (26-28). Tras el paso por vestuarios, el Baskonia apretó sabedor de que Vives no iba a volver a la pista. Un primer parcial de 10-0 estiró la hasta entonces máxima renta alavesa (58-46). Diot ya no podía más y Sastre tuvo que ponerse al frente de la nave. La casta de Sato, con siete puntos consecutivos, permitió a los taronja mantenerse con vida al final del tercer cuarto (66-57) pero la sensación sobre la pista era que en el momento en el que el Baskonia diera un último empujón, con la falta de concentración en el rebote del rival que no se terminó nunca, se iba a llevar el partido. Así ocurrió. La clave del tercer punto estará en el aspecto mental. En la perspectiva.

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