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Anotine Diot en el partido ante el Tenerife.
Una trituradora de récords
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Una trituradora de récords

El Valencia Basket acaba el año en Tenerife con una nueva victoria y bate su mejor marca de un inicio en ACB

Juan Carlos Villena

Domingo, 27 de diciembre 2015, 12:02

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La naranja mecánica sigue imparable en el inicio de temporada y ayer demostró en Tenerife que también sabe ganar sufriendo. Si algo tienen en común los últimos tres partidos del Valencia Basket en la Liga Endesa es que los rivales se han tomado como un reto ser los primeros en batir a un equipo que sigue sin conocer la derrota desde que comenzó el curso. El Iberostar Tenerife planteó un partido lleno de trampas a su oponente y resistió mucho más tiempo que Manresa o Murcia. Cuando Richotti acercó a los canarios a dos puntos al anotar su único triple del partido (81-83), en las gradas del Santiago Martín se palpó la euforia de poder tumbar al gigante al que nadie había metido mano desde que comenzó la campaña. Sikma le puso un poco más de suspense al final al fallar un tiro libre de su serie unos segundos después (81-84) pero una decisión incomprensible de White, que buscó una canasta de dos, y un error de Jones, que al lanzar a fallar un tiro libre casi rompe el tablero, dejó en manos de Vives la sentencia a cinco segundos del final. El nivel de decibelios aumentó en La Laguna, pero al internacional no le tembló la mano. El 23 de 23 llegó con sufrimiento, pero los equipos que acaban luchando por los títulos son los que ganan este tipo de partidos durante la temporada.

El triunfo permitió a la trituradora de récords de Pedro Martínez seguir avanzando en sus marcas. El impoluto 13-0 en la Liga Endesa con el que los valencianos despiden el año 2015 es el mejor arranque del Valencia Basket en su historia ACB, superando el 12-0 del Pamesa de Vukovic en 1999. La decimotercera victoria consecutiva iguala la marca establecida por el equipo entrenado por Perasovic hace dos temporadas, una marca que puede caer el domingo 3 de enero si continúa el paseo triunfal en el primer partido del año en la Fonteta ante Unicaja.

El verdadero premio del partido, lo más importante siempre es la competición, llegó desde Andorra. La derrota del Gran Canaria en la prórroga certificó a los taronja como cabezas de serie en el sorteo de la Copa del Rey de A Coruña, algo que evitará que se enfrenten a Real Madrid y FC Barcelona en la ronda de cuartos. Mirando la Liga Regular con perspectiva, el gran botín a finales de diciembre es que el quinto clasificado ya se encuentra a cinco victorias de diferencia. No hay que perder el rumbo de que el objetivo del equipo sigue siendo acabar entre los cuatro primeros para asegurarse la ventaja de campo en la primera ronda de playoff. Todo lo que venga por arriba será un valor añadido a una temporada brillante.

La botella medio llena ayer en Tenerife nos deja a un equipo que gana los partidos porque sus rivales no son capaces de aguantar el ritmo a cuarenta minutos que su rotación impone. La sensación que sigue dando el equipo de Pedro Martínez es que acelera el ritmo cuando va encontrado obstáculos durante los encuentros, y que esos acelerones acaban pasando factura al rival. Una de las claves del 23 de 23 es que todavía no ha llegado la fecha en la que todos los jugadores de una posición determinada tengan un mal día. La calidad de unos tapa el desacierto puntual de otros. En los últimos dos partidos el puesto de base ha sido el mejor ejemplo. Ante el Murcia, Vives fue clave ante la irregularidad de Diot. Ayer, en Tenerife, fue el francés el que lideró los momentos más brillantes de juego. Ese martillo pilón es inaccesible para la gran mayoría de equipos.

El acierto en el triple fue otra de las claves del triunfo. Cuando un equipo es capaz de completar ese apartado estadístico con un 10 de 20, con seis jugadores diferentes anotando al menos un lanzamiento, y además el rival se desespera en ese mismo apartado (los tinerfeños acabaron con un 3 de 18) se abre una distancia que es muy complicada de cerrar. Es uno de los datos que explican que se pueda ganar un partido perdiendo la valoración del mismo (105-98 en ese apartado para el conjunto de Tenerife). Los valencianos siguen siendo la bestia negra del Cantera Base Canarias, el nombre oficial del actual Iberostar, puesto que eleva a 6-0 su histórico en la isla ante el heredero del Cajacanarias.

Un póker ganador

En los partidos trabados, los que coloquialmente se denominan en el basket de bajar al barro, es fundamental el paso al frente de los líderes de una plantilla. La paulatina entrada en el choque de Diot, Rafa Martínez, Dubljevic y Hamilton, fue demoledora para el Tenerife. Cada uno de ellos brilló en un tramo de encuentro para desespero de Txus Vidorreta, que no supo como frenar tantas vías de agua. La guinda de San Emeterio, clave en los momentos donde el ataque fue más espeso, permitió alcanzar el triunfo una vez superado el intento de insurrección canario en los últimos minutos.

El Iberostar comenzó mandando (9-7) pero Hamilton y Dubljevic, cuando los dos pívots están dulces en su rotación son imparables, comandaron un parcial de 4-17 que comenzó a despejar la primera parte (13-21). Los tinerfeños reaccionaron con un juego de equipo poco vistoso pero efectivo. De la mano de San Miguel, Jones y Beirán llegó un parcial de 20-11 en los siguientes diez minutos de partido que volteó el marcado (33-32). Un tiempo muerto de Pedro Martínez sirvió para una rápida reacción taronja, con dos canastas de San Emeterio y Hamilton y un triple de Rafa Martínez (33-39) que volvió a poner al líder en franquicia. La primera parte acabó con un triple de Diot en la última décima del segundo cuarto (35-42).

La salida de los taronja al tercer cuarto fue fulgurante (0-7 y 35-49 en el marcador) pero la buena conexión entre San Miguel y Jones logró que el marcador nunca se rompiera por parte del equipo visitante. Una canasta deVives permitió que la renta fuera de doce al inicio del último cuarto y que se elevara a su máxima expresión tras un triple de Dubljevic (54-69). Restaban ocho minutos y medio. Beirán y Richotti dieron entonces un paso al frente, demostrando que el Tenerife es un equipo con orgullo. De su mano, y aprovechando unos minutos de desconcierto taronja, llegó el intento de remontada que nunca culminó. El oficio y la sangre fría desde el tiro libre certificó el 23 de 23.

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