El triunfo del oficio

El Valencia Basket necesitaba ganar ayer en Zaragoza. Como fuera. Con el mes de octubre aún en el calendario nadie da medallas por jugar mejor o peor a estas alturas de la temporada, lo más importante es ir sumando victorias en casillero de la Liga Endesa para evitar las matemáticas de la Copa del Rey en diciembre. Los valencianos cumplieron la misión, llevándose del Príncipe Felipe un triunfo trabajado basado en la defensa, el oficio y la casta de jugadores como Pau Ribas, Harangody o Van Rossom. Algo que nos recuerda, por si a alguien se le olvida, que el Valencia Basket acumula varias temporadas de trabajo para que se le considere como uno de los grandes de la ACB. Cuando no encuentra su mejor baloncesto gana como ellos, a base de la calidad de una plantilla que no está al alcance de la mejorada clase media.

La cinta del partido de ayer en el Príncipe Felipe no adornará la videoteca de la Fonteta en el estante de los grandes partidos, pero sí que servirá para recordar que se acabó con el gafe del recinto maño, donde los valencianos no ganaban un partido desde el 27 de febrero de 2011. Los últimos cuatro habían acabado con derrota. Perasovic cerró ayer un curioso círculo, ya que su debut en las filas valencianas tras la destitución de Paco Olmos se produjo en un extraño partido en Zaragoza donde un parcial de 31-11 en la segunda parte le impidió estrenarse con victoria. Ayer se sacó una espina que dolía desde entonces.

La mejor forma de crecer como equipo es ganar, y bajo esa premisa la expedición volvió a casa con la mochila cargada de moral para un viaje a Estambul donde el jueves espera un rival directo para optar al Top 16. En el club de la Fonteta tienen claro que al equipo aún le queda margen del mejora, y por ello partidos como el de ayer entran dentro de lo previsible. La intensidad con la que se vive en la entidad taronja el día a día hizo que nadie perdiera un sólo minuto para analizar y corregir errores, es por ello que en los propios pasillos del Príncipe Felipe se vivieron las primeras conversaciones entre directivos, Chechu Mulero o Carles Duran. Todo el mundo aporta, todo el mundo suma.

En lo que todo profesional que trabaja en el Valencia Basket está de acuerdo es que el nivel real del equipo no se verá hasta la vuelta de Bojan Dubljevic. El diseño de la plantilla, en el juego interior, se hizo con la premisa de contar con el montenegrino en el inicio de la temporada, pero el retraso en su recuperación debido a un dolor aparecido en la articulación en las últimas semanas tiró por la borda esa previsión. Es por ello que Perasovic está probando todas las combinaciones posibles en los dos puestos cercanos al aro. Ayer salió con dos cuatros de inicio (Aguilar y Harangody) y la apuesta funcionó, pero el CAI volteó la situación con la entrada de Loncar.

El croata no vino a Valencia para tener un rol de veinte minutos en cada partido, puesto que nota más el desgaste. Ayer, tras un gran partido frente al Sevilla en la segunda jornada, fue el que más acusó el cansancio de la Euroliga. Aunque el dato que más preocupa al cuerpo técnico es que de nuevo acabó con cero rebotes en su casillero, como en Murcia y ante los griegos.

Harangody y Ribas fueron ayer el corazón y los pulmones del equipo, dando un paso al frente cuando más calentaba al sol. Junto a Van Rossom, cuando le dejaron las faltas, formaron la columna vertebral de la victoria. El problema de personales del belga se presentó como una nueva oportunidad para Buycks, pero el americano no la aprovechó. Sacar ahora el debate de que no es un base es absurdo, puesto que el propio jugador asumió ese rol desde que llegó declarando que le gusta generar juego a sus compañeros. Tal y como demostró en su etapa en Francia y en Toronto. Su baloncesto no se basa sólo en la anotación. Necesita mejorar y tiene mimbres para hacerlo.

El partido comenzó con un intercambio de canastas que no gustó ni a Ruiz Lorente ni a Perasovic (11-12 en los primeros tres minutos con Harangody y Van Rossom desatados). Faltaba un mundo de partido pero, visto el desenlace, tras el 11-18 llegó un momento clave. Restaban por entonces cuatro minutos para el final del primer cuarto y el Valencia Basket no volvió a anotar un punto hasta 6.37 para el final de la primera parte (triple de Ribas para el 20-21). En esos casi siete minutos y medio el CAI tan sólo fue capaz de anotar nueve puntos (un 9-0), y el despertar anotador de los valencianos cerró el 36-39 al descanso. Fue una de las claves.

El conjunto aragonés apretó las tuercas al inicio del tercer cuarto (44-41) pero un parcial fulminante de 0-9 para el Valencia Basket fue el primer hachazo definitivo hacia la victoria. Aguilar elevó la máxima renta hasta los once puntos (45-56) pero Jelovac apareció por primera vez avisando de que comandaría en el último cuarto el intento de insurrección del CAI. Los hombres de Perasovic endurecieron su defensa para crecer, dejando a su oponente en 13 puntos en el tercer cuarto (49-57 y el partido a golpe de remate).

Con 51-61 el Valencia Basket no supo sentenciar la victoria, primero con una bandeja fallada por Buycks y después con dos triples al hierro de Lucic y Rafa Martínez. Y volvió a aparecer Jelovac, que con seis puntos consecutivos metió de nuevo en el partido al Príncipe Felipe (59-63). Goulding apretó más el marcador con un triple bien defendido (62-65), pero aparecieron cual bomberos Ribas y Harangody. El catalán encadenó dos tiros libres anotados y una asistencia para el americano en pocos segundos (62-69). Van Rossom contribuyó con su tercer triple (63-71) y de nuevo Harangody selló la victoria con un triple lateral que celebró como merecía la canasta ganadora (67-74). El de Illinois es el corazón de este Valencia Basket.