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Valencia se viste de taronja esta temporada

Valencia se viste de taronja esta temporada

La afición se pone en pie para recibir a Sato, Rafa Martínez, Lishchuk y Perasovic con la novedad de los equipos femeninos de la escuela del club

JUAN CARLOS VILLENA

Lunes, 22 de septiembre 2014, 00:15

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El Valencia Basket 2014-2015 ya ilusiona en la Fonteta, aunque la frase ha tenido vigencia durante todo el verano. Desde la misma noche en la que Huertas acabó con el sueño de la final ACB los miles de aficionados que pueblan las gradas del pabellón cada partido estuvieron esperando la tarde de ayer. Porque si algo ha conseguido el equipo de Perasovic es enamorar a la ciudad de Valencia con el BA-LON-CES-TO, aquella mítica frase de Pepu Hernández tras ganar el oro en Japón que gana en intensidad cada vez que surge en el baloncesto español un proyecto como el taronja. Consolidado, ilusionante y con mentalidad ganadora. Hacia años que no se recordaba una puesta de largo con la Fonteta llena de aficionados, que desde primera hora de la tarde acudieron a la llamada del taronja. Un color que este año estará de moda en la ciudad, desde el 'skyline' que paseará en sus camisetas por toda Europa siendo el único equipo que lo haga en el curso vigente.

La presentación del Valencia Basket tuvo cientos de postales, tantas como miradas de ilusión de los casi cuatro centenares de jugadores y jugadoras de baloncesto que saltaron al parquet con su equipación naranja. La cantera y la escuela de la entidad de Hermanos Maristas también ha crecido esta temporada, con la llegada a la Fundación Valencia Basket 2000 de los equipos del Ros Casares. Para satisfacción de un Juan Roig que vio ayer desde la primera fila del palco la foto de familia más grande de la historia de su club, con 32 equipos de formación entre chicos y chicas.

La emotividad de la presentación llegó al primer equipo. Con un símbolo claro, Serhiy Lishchuk. El ucraniano saltó al parquet con el pabellón puesto en pie, y con el mismo brillo en los ojos que el primer niño del Baby o Prebenjamín que hizo su entrada a las sagradas tablas de la Fonteta. El pívot subió a la tarima con todo el agradecimiento escrito en la cara, puesto que en las primeras semanas del verano vio muy lejos participar en esa presentación. Es por ello que quiso registrar cada fotograma, puesto que seis años defendiendo la camiseta de la que él considera su segunda casa es un sueño convertido en realidad para el valenciano de Ucrania.

La afición supo reconocer el compromiso del pívot, pero también el de Sato. El africano se llevó la ovación de la tarde, y cuando su figura emergió por un tunel de vestuarios acicalado con el humo con el que se recibe a las estrellas del rock los cimientos de la Fonteta temblaron. El alero se ganó a pulso la pasada temporada la consideración como símbolo del vestuario. La grada le adora, y la vuelta de su sonrisa ceritificó que el 'satismo' vuelve para quedarse.

La devoción por Rafa Martínez no hay que explicarla. Tan sólo hace falta acercarse por la Fonteta, un recinto que verá subir su camiseta con el número 17 cuando el capitán cuelgue las botas. El catalán afronta su séptima temporada en el club con la misma entrega e ilusión del primer día. Y la misma sonrisa. Con su salida a la pista se rompió el protocolo, formándose un cículo de decenas de niños que querían chocarle la mano en la pista. La última ovación cargada de decibelios fue para Perasovic, el capitán de la nave que también se ganó el respeto de la grada a base de su trabajo. Los nuevos fichajes (Harangody, Buycks, Vives y Loncar) ayer conocieron la pasión por el baloncesto que existe en la ciudad a la que acaban de llegar. Los cuatro salieron alucinados de la Fonteta bien entrada la noche, y es que este año se lleva el taronja.

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