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Garbiñe, con gesto serio. Reuters
Muguruza se queda a las puertas en un partido errático
Semifinales

Muguruza se queda a las puertas en un partido errático

La hispano-venezolana comete 31 errores no forzados y se ve apeada del torneo por la número uno, Simona Halep

MANUEL SÁNCHEz

Madrid

Jueves, 7 de junio 2018, 06:50

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Ni número uno del mundo ni segunda corona en Roland Garros. Garbiñe Muguruza se quedó a las puertas de alcanzar su segunda final en París, tras la lograda con título en 2016, al perder ante Simona Halep (6-1 y 6-4) en semifinales en un partido para olvidar en el que la hispano-venezolana cometió hasta 31 errores no forzados. El de este jueves era el primer test serio para Muguruza en el sentido de encontrarse con una jugadora incómoda para su forma de jugar. Maria Sharapova fue el primer duelo de altura, pero la rusa se asemeja mucho a lo que propone Garbiñe Muguruza, por lo que depende de la inspiración de cada una para dirimir a la ganadora.

Sin embargo, Halep es de otra pasta. Su tenis no depende de fogonazos ni de palos desde el fondo de pista. La rumana construye, crea y cocina los puntos. No huye de los peloteos y se siente cómoda cuando el intercambio se alarga. Todas esas virtudes le han convertido en número uno, aunque sea sin la corona y la guinda del Grand Slam, entorchado que se le resiste y por el que ha cedido tres veces en la final. Halep es, por lo tanto, todo lo contrario a la hispano-venezolana, que vive de su pegada y de la precisión con la que sus golpes sean capaces de tocar la línea.

En un día en el que la moneda cayó de cruz, Muguruza no pudo con una número uno en estado de gracia y quedó marcada por un inicio horroroso. El primer set fue un visto y no visto y una tortura para la caraqueña, que se llevó un revés tras otro y fue incapaz de calcular con acierto la colocación de sus golpes. Sin efectividad al servicio ni colmillo al resto, sus intercambios se perdían más allá de la línea de fondo y la rumana era la que sumaba sin dudar punto tras punto.

Tampoco la actitud acompañó a Muguruza, que lejos de agrandarse ante el nivel de Halep, justa ganadora, se empequeñeció y dejó que el primer set se marchase por un contundente 6-1. Ya sin nada que perder, y con la segunda final de Roland Garros un poco más lejos, la hispano-venezolana encontró el arreglo a su puntería y empezó a colocar más ganadores (hasta un total de 14) y a aguantar la inercia de los peloteos. El nivel extraordinario de Halep bajó un ápice y la contienda se igualó, con Muguruza entrando de frente para conseguir la rotura y ascender hasta una ventaja que alcanzó el 2-4.

El premio del tercer set, inviable hacía tan sólo unos minutos, estuvo a dos juegos de distancia, pero lo que la número dos del mundo no supo es que esas dos unidades serían las más complicadas de sumar. Tras salvar dos bolas de rotura en el cuarto juego, Halep consiguió el 'contra break' en el octavo y puso la igualada en el marcador. El noveno juego sería definitivo, y es que tras varios minutos de refriega, siete 'deuces' y tres pelotas de rotura a favor de Muguruza, la rumana consiguió sostener su servicio y apagar las esperanzas de su rival.

El siguiente juego prácticamente ni existió. Muguruza hizo varios regalos y tocada de moral se abandonó a un quiebre en blanco que dio con la victoria en el banco de la número uno del mundo, que gracias a este resultado mantendrá el trono al finalizar el Grand Slam parisino. Para Muguruza, quizás caer en semifinales es una decepción, pero es que para una campeona todo lo que no sea ganar lo es.

El doblete en el cuadro masculino y femenino ya no es posible, pero no debe empañar el gran Roland Garros de la hispano-venezolana, que superó el shock de la derrota del año pasado en octavos y volvió a dar síntomas de poder competir de tú a tú con cualquiera, aunque esta vez Halep fuera demasiada rival. Ahora, una vez terminada la gira de tierra, Muguruza comenzará la temporada de pasto con el objetivo de revalidar el título de Wimbledon y con la experiencia ya pasada de saber lo que es sufrir cuando se es la vigente ganadora de un grande.

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