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MOISÉS RODRÍGUEZ
Jueves, 1 de enero 1970
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vilamarxant. «¡Vamos, hostia!». El rugido de Puchol II resonó por todo el trinquet de Vilamarxant cuando sumó el 50-45 desde el dau. La cancha donde el año pasado sucumbió frente a Pere Roc II en el Individual y en la que quedó fuera de la última Lliga. No es cuestión de maldiciones. Eso, si existe, lo rompió en la Copa. Simplemente, el resto de Vinalesa tuvo que librar una batalla de poder a poder contra un púgil que ha sorprendido en este Individual. Cuando Puchol II soltó el bramido ya había pasado de todo. Había marcado diferencias de salida, llegando a contar con un 45-25 que hacía presagiar un desenlace rápido. Pere se quedó con el regusto de haber completado un gran torneo, de perder 60-50 y de tener la sensación de que con algún error menos podría haber ganado.
Pere reaccionó y dio un recital hasta el 45-45. A partir de ahí cada pilotari sumó su juego de dau hasta el 55-50, donde Puchol II acabó la partida al resto. «Jugar contra un mitger... son contrincantes difíciles», señalaba el de Vinalesa, feliz pero preocupado. Maltrecho de su mano desde el duelo contra Genovés II, la protección con la que jugó parecía una armadura medieval. Pero supo sufrir, como cuando hace dos años fue campeón. Entonces otro púgil, también un mitger (Santi), le tuvo contra las cuerdas. Como Pere. «No he estado cómodo en la bajada de escala», lamentaba el de Pedreguer. Se ha destapado como un gran manomanista con opciones de plantar cara a cualquier favorito. ¿El heredero de Grau? El tiempo lo dirá.
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