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Salva Palau, en el frontón donde la semana pasada disputó el torneo en homenaje a su abuelo. txema rodríguez
Juliet III quiere ganarse el nombre

Juliet III quiere ganarse el nombre

«Que se me compare con mi abuelo no es una presión, sino un orgullo, pero de momento jugaré como Salva», afirma el prometedor pilotari «En un par de años creo que podré pelear con las figuras»

MOISÉS RODRÍGUEZ

Lunes, 28 de agosto 2017, 01:17

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alginet. Salva d'Alginet. Ese es el nombre de una de las más firmes promesas de la escala i corda. «¿Juliet? Sería Juliet III, pero eso es sólo un nombre. De momento no, tengo que ganármelo». Con 19 años, Salva Palau lo tiene claro. Aún no ha hecho méritos suficientes para que en los carteles de los trinquets se le anuncie con el nombre de su abuelo. Juliet d'Alginet fue un mito. Un pilotari de raza, que tuvo a Rovellet como su alter ego y que se negó a disputar un Campeonato Nacional porque, en su opinión, le habían asignado un mitger demasiado flojo. Salva es de momento un chico tímido pero que tiene un objetivo claro: «Quiero enfrentarme a las figuras. ¡Claro que puedo llegar ahí! Pero aún me queda, creo que un año y medio o dos».

Por el momento está encauzado. Hasta va a iniciar el plan B para poder compaginar la pilota con el trabajo en unos tiempos en que vivir del trinquet es complicado. «Quiero trabajar como administrativo en alguna empresa», asegura. Y mientras tanto, seguirá puliéndose a las órdenes de Álvaro y Fageca. «Que te entrene Álvaro, que es la máxima figura después de Genovés, es un orgullo. Además, al ser zurdo como yo me entiende muy bien. Me dice que cuando la pilota vaya a la escala gire bien la cintura, que se me van muchas», explica. El resto de Faura asume la parte técnica. «Fageca se centra en la preparación física. De momento estoy muy a gusto con ellos», señala el joven pilotari.

Considera que es una gran noticia que se quiera reabrir el trinquet de Alginet. «A mí me vendría de lujo para entrenar y, además, la última vez que se hizo una partida aquí se llenó», asegura Salva Palau que, al contrario de la mayoría de los profesionales, afirma sentirse a a gusto en la cancha de la Ciutat de la Pilota: «Mi problema es que me pilla lejos, pero me siento cómodo ahí».

Salva no incide en que el trinquet de su pueblo lleve el nombre de su pueblo. Tampoco otorga relevancia a la partida de frontón que disputó la semana pasada, por el torneo en homenaje a Juliet: «Es que encima perdí. De la Vega no falla ni una». El chico está centrado en ser figura, y entonces ya llegará el momento de los reconocimientos a su antecesor. En eso es como Juliet. Pragmático.

El abuelo, fallecido en 2015, aconsejaba de forma escueta a sus nietos. «Vino un par de veces a vernos al trinquet cuando éramos pequeños. Recuerdo que nos decía que hiciéramos buena partida, que no nos rindiéramos nunca», señala Salva. Juliet ha sido el referente, pero si a alguien tiene que agradecer que ahora esté en la pilota es a su padre: «Fue idea suya de que empezásemos a jugar mi primo Julio y yo».

Ahora ambos pelean por ser profesionales. En las próximas semanas afrontarán el Individual sub 23. «Yo no sé ni el rival, pero él se enfrentará a Carlos de Massalfassar. Si vamos venciendo podemos llegar a enfrentarnos», apunta. Ganar este torneo da derecho a disputar, desde la primera fase, el mano a mano de profesionales. «Yo el que quiero levantar algún día es el trofeo de la Lliga, pero el Individual... ¡es que siempre me hago daño en la mano! Fageca me dice que lo que tengo que hacer es jugar y ya está. Además, si quiero la faixa roja, es lo que toca».

Porque aunque no lo dice abiertamente, Salva Palau se ve con posibilidades de ser algún día número uno. «Tengo que mejorar la derecha y la izquierda por bajo. Con la zurda por arriba y en los rebotes voy bien», asegura cuando se le pide que se defina a sí mismo. Sin embargo, el chico sabe que ha de pulirse: «De momento, el rival más fuerte con el que me he enfrentado es Miguel hace un par de semanas en Guadassuar. Aunque no esté a su nivel, te lo pasa todo, como De la Vega en el frontón. Con Puchol II he entrenado y tiene un nivel brutal, da igual cómo le juegues».

Pero sabe que ese es el nivel al que ha de llegar para cumplir su sueño. Para ser figura. Para ganarse el derecho a que lo comparen con su abuelo y llevar su nombre. «Sería Juliet III, porque Juliet II fue mi padre o mi tío. Ya me lo propuso Salva de Massamagrell porque, claro, yo ahora también quiero jugar como Salva», señala sonriente: «Salva d'Alginet. De momento será así».

Lo tiene claro. Nadie logra convencerle, y asegura que su decisión no la ha adoptado para reducir la presión. «No me afecta en ese sentido que se me compare con mi abuelo, supone un orgullo. Que la gente me halague como pilotari también me aporta una motivación extra, pero de momento no me he ganado ese honor de ser Juliet III», incide.

En los próximos meses quiere consolidarse en las segundas partidas. Paso a paso. Los primeros los dio en el improvisado frontón del garaje de su casa, jugando con su hermano Adolfo: «Hay unos azulejos que marcan la falta. De pequeño no podía parar y me pasaba las horas ahí». Sigue sin detenerse y ansía que se le anuncie un sábado en Pelayo. Que la Catedral le aclame, como hace años hizo con su abuelo.

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