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MARI CARMEN MONTES
VALENCIA.
Martes, 9 de julio 2019, 00:47
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Este año se celebra el treinta aniversario del trofeo de escala i corda que acerca hasta Massamagrell a los mejores pilotaris de la modalidad. Este torneo, que sigue un formato de dos semifinales y final, es una competición muy especial para una familia que vive por y para la pilota, los Soro.
Batiste, Manolo y Enrique, hijos del tío Pena, son tres hermanos que miman el trinquet familiar como si fuese un tesoro. De hecho, para ellos lo es. Como también lo es para el sobrino de los dos primeros e hijo del último, el vigente campeón Individual Soro III. El pilotari se hizo mayor entre las paredes de un recinto que se mantiene gracias a la ilusión de sus tíos y de su padre. Pero él también es responsable de que cada martes sigan abriendo las puertas del trinquet, a pesar de que la afluencia de público haya disminuido con el paso de los años. «Quico (Soro III) es la llama que nos aguanta. Si él no estuviese, posiblemente nosotros tampoco estaríamos. Necesitamos savia nueva», asegura Manolo.
Están los tres hermanos mirando al cielo, pendientes de que la lluvia de estos últimos días no haga peligrar la primera semifinal, que se celebrará esta tarde a partir de las 18.30 horas. El actual pilotari de la familia juega con Raúl frente a Puchol II y Salva. «Para mi participar siempre es especial porque es el trofeo de la familia, un trofeo que he conocido desde que nací y en el que he visto jugar a los mejores», explica Soro III.
Quien no sufrirá tanto como en otras ocasiones al verlo jugar es su padre, Enrique: «Aunque sufro en todas las partidas, está claro que el Individual tiene una repercusión mayor, pero siempre especial verlo jugar aquí. Es un trofeo que quiero conservar siempre». Y para ello llevan trabajando muchos, muchísimos años. Por eso se observa la felicidad en sus rostros cuando se acercan estas semanas tan destacadas en el calendario. «La gente ha respondido siempre muy bien a este trofeo. Ellos se sienten apoyados por el mundo de la pilota y afrontan este torneo con muchísima ilusión. El día de la final están pendientes de todo, de la comida que hacen con sus amigos más íntimos, de la merienda que se organiza para el público de la partida... Estos días se sienten muy queridos y se lo merecen», comenta Quico.
Tanto cariño se ha ganado el Tio Pena, que son muchos los pilotaris que quieren jugarlo. «La lástima es que todos no pueden participar. Todos no caben en tres partidas. Ojalá pudiera ser más largo, pero no hay suficiente tiempo», afirma Batiste.
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