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Fernando Alonso. Florent Gooden (EP)
Fernando Alonso, un confinamiento reivindicativo

Fernando Alonso, un confinamiento reivindicativo

El piloto asturiano pasa los días entre llamadas con amigos, preparación física incansable, solidaridad con quienes combaten el coronavirus y críticas al Gobierno

DAVID SÁNCHEZ DE CASTRO

MADRID

Lunes, 6 de abril 2020, 01:25

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Fernando Alonso se retiró de la Fórmula 1, entre otros muchos motivos, para poder estar más tiempo en casa con los suyos. Lo que no esperaba, como nadie en estos momentos, es que en 2020 iba a hacerlo de manera forzada.

El bicampeón del mundo de Fórmula 1 llegó a España en enero tras disputar su primer Dakar con un calendario razonablemente planificado. Tras sortear los problemas que se le pusieron delante para confirmar su presencia en las 500 Millas de Indianápolis, proyectó su año con una fecha en rojo: el 24 de mayo. La preparación física y mental para esta carrera, los viajes y reuniones con patrocinadores y el equipo. En definitiva, los quehaceres para una prueba tan exigente como ilusionante.

El coronavirus le ha frenado en seco, como es lógico. Se acabaron sus paseos en bici disfrutando de la montaña asturiana o lombarda, en función de si se encuentra en su domicilio familiar o con su pareja, Linda Morselli. Tampoco podrá disfrutar de unas cuantas vueltas en el kart de su Museo y Circuito. Como a todos, a Alonso le ha tocado quedarse dentro de casa y lo aprovecha para disfrutar de algo que durante muchos años no ha podido: las cuatro paredes del hogar que está empezando a formar.

Alonso no volverá a un circuito en un tiempo, pero tiene claro que este confinamiento no le puede hacer perder el foco del gran objetivo. La organización de la Indy ha recolocado las 500 Millas de Indianápolis para el 23 de agosto, una fecha que se puede mover o incluso eliminar del calendario en función de la evolución del coronavirus por el mundo. Él está en permanente contacto con su equipo americano, que sigue trabajando para darle al asturiano un monoplaza a la altura del reto. Para ello contará con firma española: la de Iván Roldán, un ingeniero que ha cambiado la escudería McLaren de Fórmula 1 por la de Indianápolis.

Alza la voz contra Pedro Sánchez

Que esté en casa no ha hecho que Alonso deje de aparecer en los titulares de prensa. No ha sido por su labor deportiva, ya que desde su meritoria participación en el Dakar de enero y el posterior anuncio de que se incorporaba a las filas de Arrow McLaren SP para la disputa de las 500 Millas de Indianápolis, había pasado a un segundo plano.

Han sido los mensajes críticos con el Gobierno los que han colocado al piloto asturiano en la picota. Quien nada debe, nada paga y Fernando Alonso lleva una vida mucho más relajada desde que está alejado de la Fórmula 1. Desde siempre, y en parte por eso genera un cierto rechazo en un sector de España, Alonso ha mostrado su rencor hacia unas instituciones que cuando empezaba en el automovilismo le pusieron más trabas que puentes. Sólo se pusieron a su lado cuando los trofeos empezaban a obligarle a colocar estanterías en su casa. Tanto él como su familia se han visto desde siempre dados de lado por unos gobiernos, independientemente del color político, a los que se ha tenido que ir ganando poco a poco.

Desde el primer día, Alonso usó Instagram para criticar la actitud del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Les tildó de tibios, de tardíos y de no saber ver lo que a todas vistas era la mayor crisis del siglo XXI. Craso error: Alonso quedó marcado por las trincheras políticas que polarizan cualquier opinión en estos días, y hasta Vicente del Bosque, el exseleccionador español de fútbol que no suele mojarse ni bajo la ducha, le lanzó un dardo por esos supuestos impuestos que no paga. Una falacia que ya persigue a Alonso y lo hará hasta el fin de los días, pese a que tanto su empresa Kimoa como su Museo y Circuito pagan sus correspondientes tributos al fisco español y aportan mucho más de lo que podrían de estar en Italia, donde pasa buena parte del año, y no en Asturias, donde tiene fijado su domicilio desde hace más de una década.

Alonso decidió callarse, una autocensura que pone de manifiesto el escenario general que hay en la actualidad. La sociedad se escandaliza cada vez que un deportista de élite como él decide salir de las aguas tranquilas para subirse a la ola, sea a favor o en contra de las decisiones políticas. Por eso, en lugar de decir públicamente (que no en privado) lo que realmente opina, prefiere no alimentar más la hoguera del odio y la crispación y dejar en su Instagram charlas interesantes con personajes tan dispares como Rubens Barrichello, exrival suyo en Fórmula 1, Jesús Calleja, los Sainz, Marc Márquez o incluso David Bisbal, con quienes comparte una gran relación. Para meterse en el fango político, que lo hagan otros.

Y entre medias, hechos son amores y no buenas razones: realizó una ingente donación de material sanitario a través de Unicef, consistente en 4.000 equipos de protección para sanitarios y 300.000 mascarillas respiratorias. Habrá quien, en esto, también vea algo criticable.

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