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alberto ferreras
Domingo, 16 de octubre 2016, 17:46
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Para casi todos ellos han pasado ya más de 40 años desde que alcanzaron sus días de gloria. Muchos de sus pilotos, algunos míticos, forman parte de la memoria colectiva ligada a este deporte, y otros simplemente han caído en el olvido. Pero algunos de los monoplazas que condujeron y les llevaron a la gloria como campeones, siguen activos, siendo objetos de culto que, en lugar de permanecer en museos, salen al asfalto de los circuitos bajo otras manos al volante, cosechando aplausos de un público que quiere verlos correr una vez más.
Y esto es lo que ha sucedido este fin de semana en el circuito del Jarama, decano de la competición nacional, cuyo trazado fue testigo en los años 60 y 70 de los grandes premios de motociclismo y automovilismo internacional. Varias décadas después, algunos de esos vehículos han vuelto a trazar las míticas curvas del autódromo madrileño, que por motivos de seguridad, cedió el testigo de la competición a los nuevos circuitos adaptados a la normativa internacional (Montmeló, Cheste, Albacete).
En esta ocasión, los monoplazas, fabricados entre 1976 y 1982, han competido la carrera que pone fin al FIA Masters Historic Formula One, un campeonato que se disputa por los principales circuitos europeos. Dentro de los actos organizados por la escudería Targa Ibérica bajo el nombre de 'Espíritu del Jarama', el plato fuerte ha sido precisamente esta final, cuyo vencedor ha sido el británico Gregory Thornton a los mandos de un impresionante Lotus 91/5, adornado con los colores del mítico equipo JPS y cuyo primer piloto fue Elio Di Angelis.
El resto de vehículos que compitieron tiene una historia similar al Lotus. Por poner un ejemplo, el Williams FW08C de 1983 fue conducido por Alain Prost y por Keke Rosberg, el padre del actual líder del mundial de F1, Nico Rosberg. Junto al paddock donde estos vehÍculos eran puestos a punto antes de la competición, se encontraba una zona de exposición estática, en la que precisamente otro Lotus similar al que se pudo ver en pista, se llevó uno de los premios que el Jarama otorgaba a los clásicos que optaban al Concurso de Elegancia. Y es que el 91/5 ex Mario Andretti merecía atención especial por excelente estado de conservación.
En tiempos en que lo revival vuelve a estar de moda, volver a escuchar estos veteranos motores V8 sorteando las tan conocidas curvas del Jarama (Le Mans, Pegaso, Monza...) a cerca de 160 km/h es una experiencia que, ojalá, puedan disfrutar las generaciones venideras en el recién transformado circuito madrileño.
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