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María José Vila, en la fila más elevada, junto a la tripulación tras su éxito en el Mundial celebrado en Croacia. lp
«La tripulación me llama 'mamá Vila'»

«La tripulación me llama 'mamá Vila'»

«Hay muy pocas armadoras, pero no veo discriminación», destaca la ganadora del último Mundial corinthian

Lunes, 24 de junio 2019, 00:11

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Unos problemas de espalda le han dejado fuera del barco, pero no le han alejado de las regatas. María José Vila tiene carisma y, desde su puesto de armadora, saborea el éxito. Nacida en Venezuela y de padres valencianos, esta mujer de 57 años se afincó en Alicante hace tres décadas. Y mantiene intacta su pasión por la vela. Hace dos semanas, en la ciudad croata de Sibenik, su barco se proclamó campeón del mundo ORC C en categoría corinthian y se colgó la medalla de bronce en la general absoluta. La gloria.

-¿Superaron las expectativas?

-Se han superado con creces. La idea era quedar entre el quinto y el décimo de la general, que habría sido un resultado óptimo.

-¿Es su mayor éxito?

-En categoría corinthian es el segundo Mundial, porque en A Coruña en 2010 hicimos lo mismo, aunque es verdad que entonces el nivel no era tan fuerte y había poca representación internacional. También hemos ganado un Europeo corinthian y la Copa del Rey en categoría absoluta. 2010 fue nuestro mejor año. Esta ha sido la primera vez que hemos competido fuera de España.

-Corinthian hace referencia a la categoría no profesional.

-Somos corinthian, pero competimos con profesionales. Fuimos el primer equipo no profesional y el tercero en global. En nuestra clase, había 50 barcos de 18 países. Y de los 50, 27 éramos corinthian.

-Usted es la armadora del Tanit IV-Medilevel, del Real Club de Regatas de Alicante. Y Nacho Campos ejerce de patrón. ¿Qué supone alcanzar algo así?

-Lo bueno es que somos una tripulación de amigos. Navegamos juntos desde hace 20 años. Creo que somos el único equipo que ha ganado la Copa del Rey siendo todos socios del mismo club. Lo pasamos muy bien. Es emocionante. Es bonito disfrutarlo con los amigos. Hay grupos de profesionales que ganan, acaban y cada uno se va por su lado. Aquí es otro ambiente.

-¿Es la única mujer de la tripulación?

-Sí, soy la única.

-¿Cuesta encontrar armadoras?

-Hay muy pocas armadoras mujeres en el circuito. Es muy complicado encontrar mujeres armadoras. No lo hemos comprobado, pero estoy casi segura de que en el Mundial era la única. Antes había más. Independientemente de que ahora sea la armadora, antes era fija en el barco. Técnicamente no hay diferencia entre un chico y una chica a la hora de llevar un barco en algunos puestos. En otros, el peso y la fuerza pueden influir. Ahora navego menos por la edad y por espalda. Hay gente buenísima, pero desaparecen.

-¿Se toma este logro como una reivindicación?

-No, porque la vela nunca ha puesto pegas por ser mujer. Yo nunca he visto discriminación. Cada barco será un mundo, pero en el nuestro nunca ha habido discriminación. En Alicante tenemos un barco que es todo de mujeres y el armador es un hombre.

-¿Cuándo decidieron usted y su marido, Pedro Bernal, ejercer como armadores?

-En 1999 entró un barco que se podía comprar y estaba al alcance. Mi marido habló con conocidos que navegaban y empezamos poco a poco a hacer el equipo. Compramos un barco, vimos que se nos daba bien, nos metimos en otro... Fuimos haciendo equipo, pero nunca llegamos a pensar en esto. Hubo un año, cuando ya cambiamos a un barco más grande, que conseguimos una invitación para entrar en la Copa del Rey. Fue el primer año y ganamos en amateur. Ahí empezamos a picarnos. Al ser un grupo de amigos, ha ido creciendo mientras nos vamos haciendo viejos.

-¿Qué papel desempeña el armador durante la regata?

-Ni mi marido ni yo hemos navegado este año, pero estamos con la tripulación en todo. Mantenemos el ambiente, preparamos el barco... Aunque no navegue ahora, la tripulación me llama 'mamá Vila' porque siempre estoy pendiente de todos y de cada detalle y sobre todo de mantener un buen ambiente, que en un equipo amateur es importantísimo. Estamos con la burocracia, las reparaciones... Hay muchas faenas que puedes hacer. No nos quedamos sentados en el hotel. Ayudamos en todo lo que haga falta. Yo navegaba siempre y hacía el piano porque es por fuerza y técnica lo que podía hacer mejor hasta que empezó a fallarme la espalda. Hay otros que dicen: «Como el barco es mío, lo llevo yo». Pero esa no ha ido nunca nuestra política. Puedo ser el dueño del barco y ser un burro. Intentamos que cada uno navegue donde mejor rinda.

-¿Pero como armadora a veces toca ordenar?

-No. En el mar manda el patrón, el caña. Es Nacho el que asume las responsabilidades. Y en tierra procuramos tomar siempre las decisiones a votación. Intentamos que sea una democracia.

-¿Le gusta este papel o prefiere estar navegando?

-Nos compenetramos tanto la tripulación que está navegando y la que se queda en tierra que lo disfrutamos exactamente igual. Estando en el agua es más emocionante, pero lo llevo muy bien.El mar es un vicio.

-¿Le gustaría que hubiese más armadoras?

-Nadie lo impide. Falta que quieran hacerlo. Ahora mismo la Federación Española está presidida por una mujer. Está intentando cambiar algunas cosas.

-¿Se plantea dar el salto a profesional?

-No. Sería romper nuestra filosofía de 20 años. Nosotros no vamos a pagar nunca a nadie por navegar en el barco. Hemos pagado a gente por entrenarnos, para que nos pusiera las pilas en un momento puntual. Pero nunca por navegar.

-Sus resultados tienen mérito.

-Sí, tiene mucho mérito. Estamos muy contentos. Ha sido complicado. Nos vamos haciendo viejos, engordamos más y hay unas limitaciones de peso. Nuestro cachondeo siempre han sido las copas y la comida... Y teníamos que limitarnos porque por la mañana nos pesábamos y estábamos muy justos. La media de edad del equipo es de 50 años y nos pasamos dos meses privándonos de la comida y la bebida para dar el peso. Los chavales se lo han currado, han navegado muy bien y se lo han merecido.

-¿A qué se dedica?

-Tenemos una empresa de productor médicos.

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