El primer juicio a Semedo, suspendido tras un principio de acuerdo con la víctima
La jueza da diez días al joven agredido para que decida si sigue con la denuncia al futbolista
Rubén Semedo se enfrentaba ayer a su primer juicio por la ristra de incidentes que acumula durante los últimos meses y que finalmente le han llevado a la prisión de Picassent. La vista iba a comenzar pasadas las once de la mañana. El futbolista apareció en la sala acompañado de dos policías nacionales que le habían acompañado desde los calabozos de la Ciudad de la Justicia. Sin embargo, en esos últimos instantes, la defensa del deportista y el abogado de la víctima llegaron a un principio de acuerdo y pidieron la paralización del juicio.
El proceso se iba a celebrar por un delito leve de lesiones. El incidente se calificó de este forma porque la víctima no requirió tratamiento médico posterior. El joven recibió un botellazo a la salida de una conocida discoteca de Valencia. La escasa entidad de las lesiones benefició al futbolista. En el caso que se hubiera considerado delito, la pena solicitada habría sido de cárcel. Pero al tratarse de un delito leve, si el abogado del agredido retiraba su acusación, el juicio se suspendía. En este tipo de procedimientos, la Fiscalía califica tras finalizar el juicio.
El acuerdo no está definitivamente cerrado, según las fuentes consultadas. De hecho, la representación legal del joven, ejercida por el despacho Domingo Monforte, todavía mantiene abierta la posibilidad de seguir con el procedimiento en caso de que no se cumpla lo pactado, entre otras cuestiones, una compensación económica. La titular de Instrucción 12 de Valencia suspendió la vista y dio un plazo de diez días al denunciante para que concrete su posición en el órgano judicial.
El episodio de ayer es el menos delicado de historial judicial. Arrastra otras causas más delicadas, como la amenaza con una pistola al empleado de seguridad de otra sala de ocio en la calle San Vicente. En este asunto, la Fiscalía le reclama dos años de prisión. Según la denuncia que presentó la víctima, Semedo se había negado a abandonar la discoteca. Esperó fuera al empleado y al verlo le sacó el arma que llevaba oculta debajo de la camiseta. «Ahora qué, llama a los de seguridad», le dijo. «Como llames a la policía volveré a por ti», se despidió.
El defensa luso continúa hoy en prisión. Lleva tres meses privado de libertad y su club le ha suspendido de empleo y sueldo. Los hechos que le llevaron a Picassent fueron intimidar con una pistola, agredir y robar, presuntamente, a un conocido de su círculo de amistades, según la denuncia presentada por esta persona. Después de inmovilizarlo y encerrarlo en una habitación, los individuos le quitaron la llave de su casa y dos de ellos entraron en el piso de la víctima para robar dinero, supuestamente, o apoderarse de algo que podría comprometer o hacer responsable de algún delito a los implicados. La supuesta víctima tenía magulladuras en varias partes de su cuerpo. El hombre también declaró que uno de los agresores, en total tres, le disparó dos veces, aunque los tiros no le alcanzaron.
El letrado de Semedo anunció que ha pedido la libertad de su cliente a cambio de pagar una fianza. Lamentó que la denuncia «sea por su condición de personaje público y porque saben que es la persona que puede solventar, que puede pagar, algún tipo de indemnización». Insistió el abogado en que «hay una serie de imprecisiones y públicamente ya se le ha condenado». «¿Qué necesidad tiene mi cliente de atar, golpear y robar a una persona por cinco mil euros? ¿En serio que por eso va a actuar como un vulgar delincuente, como el jefe de una organización criminal?», afirmó.
Adelaida Gonçalves, madre del deportista, se expresó de manera similar y mantuvo que su hijo fue víctima «de una gran estafa» y desconoce «por qué todos le condenan». «¿No merece crédito?, reflexionó entre lágrimas.