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Isco celebra su gol junto a Jordi Alba.
España sonríe y recupera sus orígenes
FÚTBOl | EUROCOPA 2016

España sonríe y recupera sus orígenes

’La Roja’ no notó las bajas y, con dos puntas y el juego por banda, logró un triunfo balsámico ante una endeble Bielorrusia

Rodrigo Errasti Mendiguren

Sábado, 15 de noviembre 2014, 02:03

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España recuperó la mejor versión de su fútbol en la primera ciudad que acogió este deporte en el país hace 125 años. El triunfo ante una endeble Bielorrusia era tan esperado como vital, pero el mejor botín que se lleva la selección del Nuevo Colombino es el reencuentro con la antigua sensación de superioridad. En dos ocasiones había jugado la selección en la ciudad onubense y en ambas había salido victorioso. Ambas fueron en este siglo y en las dos Iker Casillas defendía la portería. El refranero patrio es tan amplio que existen varias opciones para la misma situación, Esta vez se cumplió el «no hay dos sin tres». La selección se gustó, olvidó las dudas y los debates y mantuvo su compromiso con la victoria en España. La mejor manera de honrar al equipo decano del fútbol español era ganar de modo convincente para tapar tanto alboroto alrededor de un grupo que hizo feliz a todo un país durante cuatro años inolvidables. Aquel periodo arrancó en este mismo estadio donde una España con muchos nombres nuevos medía su renovación ante una Bielorrusia tan voluntariosa y organizada como inofensiva. El mejor aliado para salir de cualquier crisis existencial.

Esta vez el rival, por decir algo, era europeo, ya que el encuentro era oficial y no amistoso, como aquellos triunfos pretéritos ante México y Perú. Aquel último duelo ante los sudamericanos fue un punto de inflexión para la selección, a la que este sábado se hacía difícil reconocer por un centro del campo sin Xabi Alonso, Xavi, Cesc, Silva e Iniesta, situación insólita, ya que desde 2005 siempre había alguno de ellos. Sólo Busquets se mantenía de los jugones que encajaron la dolorosa goleada en el estreno mundialista ante Holanda. Ramos y Piqué volvieron a coordinarse en defensa, por delante de Casillas, sufriendo mucho menos que en aquel aciago día en el Fonte Nova Arena. Los bielorrusos, con un 5-4-1 delator, quizá puedan sprintar algún día en las contras tan rápido como Robben, pero difícilmente lo podrán hacer con la pelota en el pie como el pelado tulipán.

Un rival inexistente

Sin tanta exigencia enfrente, con dos delanteros y olvidando el falso 9, España se gustó. Insistió por la derecha durante el primer cuarto de hora y curiosamente sus goles llegaron tras dos acciones en la media luna, tras balones repelidos en centros laterales de Juanfran, que encontró una autopista ante Balanovich. El primero, de Isco, que aprovechó un rechace controlado por Koke para pegar a la bola como si fuese un golpe franco. Ajustado a la escuadra, confirmando ese momento de forma que le hace acaparar focos y flashes. Apenas 90 segundos después se repitió el guión. Nueva apertura a banda diestra, envío al área por parte del lateral y otra bola repelida por la zaga bielorrusa que acabó en la red. Busquets armó un disparo imposible para Zhevnov. El catalán ya marcó desde lejos ante Macedonia. De hecho, ningún otro jugador ha marcado dos goles desde fuera del área en esta fase de clasificación.

Y con ese gol se acabó el partido, desnivelado antes de arrancar. En menos de 20 minutos España ya tenía su decimocuarto triunfo como local en los clasificatorios para la Eurocopa, la mejor racha en casa de toda su historia. Con marcador a favor, y más de una hora por delante, la selección se divirtió, recuperó el toque y hasta rescató algún olé de la entregada afición local. España era muy superior técnicamente y ese contexto ayudó a que Isco brillase aún más. Del Bosque mandó a descansar a Busquets, para que se jugara al diapasón que marca Bruno. Apenas nada cambió. Pedro siguió porfiando por su gol, quizá dolido por ese que marró tras una gran pase filtrado de Cazorla entre defensas y lo encontró con un zurdazo, otra vez tras una acción por la derecha de Juanfran. Del Bosque incrementó a 51 el número de debutantes cuando premió con unos minutos a Callejón y Morata, haciendo posible que Cazorla e Isco se llevaran una emotiva ovación de recuerdo.

La fiesta no llegó a ser completa porque Alcácer quebró su racha, ya que se topó con la madera, algo que también le sucedió a un Pedro que cuando se viste de rojo recupera la sonrisa y el acierto. La selección, que en otra época hubiese logrado una goleada histórica en una cita tan desigual, necesita paciencia y estabilidad externa e interna, algo que por el momento no le conceden ni los triunfos. Eso sí, se acostará con esa sensación conocida de sentirse ganador. En la misma ciudad en la que un joven grupo empezó a forjar la leyenda de un equipo inolvidable.

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