Borrar
Urgente Supermercados abiertos este Viernes Santo en Valencia: Horarios especiales
Dos aficionadas alemanas lloran tras la eliminación de su selección. Efe
Alemania, un mar de lágrimas

Alemania, un mar de lágrimas

La imagen de Löw era la de todo el pueblo alemán que ha entrado en depresión colectiva y ha perdido la altanería de quien viajó a Rusia como favorito y convencido de revalidar el título. «Quizás fue culpa de una cierta arrogancia», llegó a admitir el seleccionador alemán

juan carlos barrena

Corresponsal. Berlín

Miércoles, 27 de junio 2018, 22:10

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Hasta el técnico alemán, Jogi Löw, tuvo que hacer grandes esfuerzos para contener las lágrimas de un derrotado avergonzado cuando era entrevistado en el estudio especial de la televisión pública alemana ZDF en Kazan minutos después de que los actuales campeones mundiales fueran eliminados del mundial «por un equipo de segunda», como decía apreciablemente decepcionado y deprimido, pero también indignado, uno de los comentaristas germanos. «Asumo la responsabilidad», fue capaz de decir Löw con ojos vidriosos y voz temblorosa, por el resultado de 0 a 2 contra Corea del Sur, cuyos jugadores celebraron el triunfo histórico como si hubieran ganado la final. La imagen de Löw era la de todo el pueblo alemán que ha entrado en depresión colectiva y ha perdido la altanería de quien viajó a Rusia como favorito y convencido de revalidar el título. «Quizás fue culpa de una cierta arrogancia», llegó a admitir el seleccionador alemán.

Los titulares de los digitales tras el encuentro daban testimonio de la conmoción y el trauma repentino que sufren los aficionados de este país, aunque también sus comentaristas y reporteros. «El hundimiento alemán», titulaba el Frankfurter Allgemeine Zeitung. «Tras el milagro contra Suecia llega con el 0-2 frente a Corea del Sur el tropezón con la realidad. El campeón del mundo abdica porque ha perdido la clase», sentenciaba dicho rotativo. «Hago mi maleta... y me llevo a la selección», escribía irónicamente Die Zeit, para el que «si uno fuera amable diría que Alemania se ha decidido por un boicot tardío del mundial. Pero quien haya visto los partidos sabe que Alemania nunca ha formado parte de este torneo. Nunca estuvo por delante, nunca dio la impresión de tener que pasar de fase. Mediocridad por todas partes. En realidad resulta válido el análisis tras el primer partido: Alemania está empachada».

Otros resultaron mas dramáticos. Die Welt abría su digital con «La deshonra histórica de la selección alemana», subrayaba que quedó «última de la tabla» y concedía la nota de suspenso a jugadores como Hector, Goretzka, Kross, Khedira, Reus y Özil, mientras otros como Werner, Gómez, Neuer o Kimmich aprobaban por los pelos. El tabloide Bild exigía: «Hay que pasar factura a todos» (los jugadores), a la vez que afirmaba que «no hay notas para describir esta eliminación». El diario más leido de Alemania calificaba el resultado del «mayor ridículo en la historia de Alemania en los Mundiales» y el «vergonzoso final de la más catastrófica fase de grupos». Alemania ha sido «destronada tras solo tres encuentros», pero «muy merecidamente», reconocía Bild. A su vez, el Süddeutsche Zeitung plantaba los titulares «Indolentes hacia el desastre» y «Löw fue ejemplo de descuido», para señalar seguidamente que «lo absurdo del fracaso del once alemán es que se veía venir en toda la primera fase y nadie quería creérselo». El diario muniqués no duda en acusar al seleccionador: «Löw no solo no se ha molestado en transmitir al equipo una estructura clara, sino que desde el primer día de la concentración en Tirol del Sur no consiguió eliminar de sus campeones mundiales una cierta fanfarronería».

Los aficionados alemanes son, entre tanto, conscientes de que su equipo ha sido de todo menos brillante en el Mundial de Rusia. En una encuesta del rotativo Die Welt, a la pregunta de si Alemania fue merecidamente eliminada, un 80% respondía con un «por supuesto» y un 15% con un «más bien sí». Eso no quita para que las cientos de 'Fan Meilen', las calles y plazas públicas en localidades de todo el país con pantallas gigantes para seguir el Mundial se convirtieran este miércoles en un mar de lágrimas y rostros desencajados con cara de asombro ante lo que muchos consideraban imposible. Los aficionados germanos esperaron hasta el final un milagro como el gol de Toni Kross en el último minuto ante Suecia. Pero el acierto de Kim Young-Gwon, que los tuvo encima con el alma en vilo hasta la sentencia arbitral una vez verificada la repetición por vídeo, acabó con todas sus esperanzas. «Hoy estamos todos muy tristes», declaraba la canciller federal, Angela Merkel, seguidora incansable de los partidos de su selección, a la que hace cuatro años visitó en el vestuario tras ganar el título mundial

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios