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El Barça humilla al Athletic
20ª JORNADA

El Barça humilla al Athletic

El primer 'round' en 10 días entre catalanes y vascos fue para los culés, que golean con excesiva facilidad

Cristian Reino

Domingo, 17 de enero 2016, 01:26

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El Athletic fue el año pasado el único equipo capaz de frustrar el sueño del sexteto azulgrana, después de una goleada en San Mamés en la Supercopa de España, por lo que los catalanes encaraban el choque con unos ciertos recelos, que se disiparon bien pronto, porque los bilbaínos no fueron rival en el Camp Nou y salieron casi humillados, tras una nueva exhibición del tridente culé.

Podrán decir que la expulsión de Iraizoz (en el minuto 5) marcó el choque. Cierto. Pero fue consecuencia de un error de Etxeita que su equipo pagó muy caro. Y es que el partido no pudo empezar mejor para los de Luis Enrique. Cuando el público casi ni se había acomodado en sus asientos, el central vizcaíno se dejó robar la cartera por Luis Suárez (que quizá pudo hacer falta en el forcejeo), el charrúa encaró a Iraizoz, quien le derribó en un claro penalti. Pena máxima y además expulsión del portero, que salió a la desesperada. Messi no perdonó y puso el 1-0 bien pronto.

Con la expulsión (protestada por los visitantes), Valverde se vio obligado a reajustar su equipo. Sentó a Muniain y dejó a Williams solo en punta, en parte porque sabía que lo que tocaba era sufrir y no quemar todas las naves pensando en los cuartos coperos. La presencia del navarro en el once titular era la principal novedad del cuadro vizcaíno, que no podía contar con sus dos mejores hombres, Aduriz y Raúl García. Quedaba todo el partido por delante y los bilbaínos lo encaraban con unos menos, con un tanto en contra y una cuesta arriba psicológica muy difícil de superar. Ante las desgracias, los rojiblancos se replegaron más para defender más juntos y para proteger la retaguardia, su línea más floja.

Lo que hiciera falta para frenar las oleadas azulgranas. Con un hombre más, tanto Aleix Vidal (novedad en el once de Luis Enrique) como Alba se permitieron el lujo de jugar como extremos, ensanchando el campo y posibilitando las entradas con paredes de Iniesta, Rakitic y los tres miembros del tridente, que estaban especialmente dinámicos y que cuando se asociaban y aceleraban las acciones parecían imparables. El partido puede tener un ritmo, lento a ratos y más veloz en otros casos, pero cuando Messi, Suárez y Neymar tocan el silbato y mandan la orden de ir al ataque, el ritmo se vuelve endiablado. El balón sale disparado. De ahí que no extrañara que los blaugranas llegaran con cierta facilidad, aunque fallaban en el último pase o erraban en la resolución.

El segundo tanto llegó a la media hora, tras un nuevo fallo defensivo del Athletic, que no supo sujetar un balón despejado desde la zaga azulgrana, que recogió Suárez de espaldas y sin que nadie le hiciera falta, pudo girarse y se quedó solo para asistir a Neymar, que resolvió picándosela por encima a Herrerín. La defensa vasca -demasiado tierna- era un chollo para el cuadro catalán, al que no se le puede dar tanta ventaja con la dinamita que tiene en punta.

Tras el descanso, Messi (por precaución) dejó su puesto a Arda Turan y la agonía del Athletic se hizo mucho más patente, porque con el partido a favor y jugando cuesta abajo, Neymar destapó el tarro de las esencias y se dedicó a hacer diabluras. De sus botas arrancó un tuya-mía con Suárez, que el uruguayo arrojó a la red al primer minuto de la segunda mitad. A partir de ahí, los rojiblancos bajaron los brazos y empezó su calvario, porque las figuras blaugranas tenían muchas ganas de lucirse y de paso resarcirse de la goleada en Bilbao en la supercopa.

Para entonces, Neymar ya había probado unas cuantas veces a Bóveda y sabía que podía deshacerse de él par con suficiencia. Hizo una jugada de extremo clásico y le sirvió en bandeja el tanto a Rakitic. Golazo, pero no menos que el quinto. Turan adivinó el desmarque de Suárez, el charrúa la bajó con el pecho y batió por bajo. En el 82, el nueve suramericano completó su gran noche con un hat-trick, a pase de Busquets. La Copa, el miércoles, será otro cantar.

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