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Messi celebra uno de sus goles con Luis Suárez y Rakitic.

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Messi celebra uno de sus goles con Luis Suárez y Rakitic. Ian Kington (Afp)
Jornada 2

Y en Wembley volvió la magia

Brillante partido del Barça, que derrota al Tottenham con doblete de Messi y goles de Coutinho y Rakitic

JESÚS BALLESTEROS

Barcelona

Martes, 2 de octubre 2018

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El Tottenham se va a convertir este miércoles en el termómetro del Barça. En Wembley, sede de los partidos del equipo inglés debido a las eternas obras de White Hart Lane, se comprobará si la mala racha de resultados del equipo de Ernesto Valverde es una encadenación de pequeños accidentes o si se trata ya de la confirmación de la ruptura de una idea futbolísticas con consecuencias imprevisibles.

Tres partidos sin ganar en Liga son demasiados en un club donde cada tropiezo es un «pequeño terremoto», como dice el propio técnico. El 2-2 ante el Girona tuvo la coartada de la rigurosa roja 'mostrada' por el VAR a Lenglet, la derrota en Leganés (2-1) se resumió en un minuto de infortunios y dos goles en 68 segundos y el 1-1 frente al Athletic no se hubiera producido sin los dos postes de Coutinho y Messi. Pero aunque es cierto que con algo más de puntería no se hablaría de crisis, porque oportunidades ha tenido el Barça para ganar los tres encuentros, lo que nadie puede ocultar es una fragilidad defensiva alarmante, denunciada por el propio Messi, e incluso «algunos casos de falta de actitud», como apuntó Luis Suárez. En definitiva, otro traspiés, especialmente si es escandaloso, cosa que ante un gran equipo como el Tottenham entra dentro de lo posible, levantaría ya una polvareda amenazante. Eso, pese al 4-0 ante el PSV en la primera jornada.

Precisamente, Luis Suárez es uno de los protagonistas del partido en la víspera no sólo porque se ha enfrentado al Tottenham en varias ocasiones como jugador del Liverpool, y él nunca hace amigos en los clubs rivales, sino porque en septiembre se cumplieron tres años de su último gol a domicilio en la Liga de Campeones, concretamente desde un 1-1 en Roma en el inicio de la fase de grupos de la temporada 2015-16. Su descalabro individual europeo lejos del Camp Nou coincide con los tres títulos consecutivos del Real Madrid. Es inconcebible que el delantero centro de un gran equipo que aspira a reinar en Europa presente números de ese calibre.

Valverde tiene las bajas de dos titulares, Sergi Roberto y Umtiti, quien además también está sancionado. Todo indica que Nelson Semedo y Lenglet serán sus sustitutos en el lateral derecho y en el centro de una defensa que completarán Piqué y Alba, por delante de Ter Stegen. Toda una prueba de fuego ante un '9' portentoso como Harry Kane que viene de resolver el último partido de la Premier League ante el Huddersfield con un doblete (0-2).

Consistencia

En el centro del campo se intuye que el técnico recuperará el 4-4-2 que le dio la solidez y consistencia la pasada temporada que reclaman en voz alta Sergio Busquets, en Leganés, y Messi, después del 1-1 frente al Athletic. Claro que ellos dos lanzan mensajes al aire sin decir que hay que cambiar de sistema y sentar a Dembélé. Eso le corresponde a Valverde, quien se llevará la crítica segura por volver a traicionar el 4-3-3 y no aprovechar el talento del extremo francés. En cualquier caso, todo indica que Coutinho hará de falso extremo zurdo junto a Messi y Luis Suárez en ataque, mientras que Arturo Vidal, Arthur o incluso Rafinha entrarán en la media para acompañar a Busquets y Rakitic. Un 4-4-2 camuflado, como el del doblete del pasado curso.

En Barcelona se quedaron, además de los citados Umtiti y Sergi Roberto, tres descartes por decisión técnica: Malcom, fichaje de 41 millones que no entra ni en las convocatorias, Samper y Aleñá. Miranda, lateral zurdo del filial, sí aparece en la convocatoria.

El Tottenham de Mauricio Pochettino, ex jugador y ex entrenador del Espanyol que se declara 'perico' y siempre motivado ante el Barça, sufre cinco bajas de peso: Dele Alli, Christian Eriksen, Moussa Dembélé, Jan Vertonghen y Serge Aurier no están disponibles. Sí vuelve el portero Hugo Lloris al marco de los 'spurs'.

Tenía que ser en Wembley, un estadio mítico y mágico para el Barcelona, celebrando los 300 partidos en la máxima competición continental, donde el equipo de Valverde se reencontrarse consigo mismo. Fue este Barça, el Barça más Barça de los últimos tiempos con todo lo que ello supone. Rápido de ideas, efectivo ante la meta rival y solidario en la presión. Derrotó al Tottenham con el partido más completo de la temporada, manteniendo el liderato del grupo y dejando al cuadro de Pochettino herido de muerte en la Champions.

Va a ser verdad eso de que Messi quiere la Champions. Brutal el partido del '10'. Líder, goleador y comprometido hasta el último segundo con el triunfo. Dejó pronto su objetivo. En apenas un plumazo acabaron él y los suyos con la crisis que se había instalado en Can Barça por culpa de tres resultados negativos en la Liga.

El mítico estadio londinense fue testigo de uno de los partidos más completos del conjunto azulgrana hasta la fecha por muy apretado que fuera el resultado. De hecho, los resultadistas dirán que se ha recuperado la senda de las victorias y que la máquina sigue engrasada en la máxima competición continental tras dos victorias. Mientras que la vieja escuela, los que siguen defendiendo el estilo Barça, podrán regocijarse tras el partido ofrecido ante el Tottenham.

Tottenham

Lloris, Trippier, Alderweireld, Sánchez, Davies, Wanyama (Dier, min. 57), Winks, Lucas, Lamela (Llorente, min. 79), Son (Sissoko, min. 66), Kane.

2

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4

Barcelona

Ter Stegen, Semedo, Piqué, Lenglet, Jordi Alba, Rakitic, Busquets (Vermaelen, min. 91), Arthur (Vidal, min. 87), Coutinho (Rafinha, min. 83), Messi y Luis Suárez.

  • Árbitro: Felix Zwayer (alemán). Amonestó a Alderweireld, Wanyama, Lamela, Arthur, Busquets, Kane y Dier.

  • Goles: 0-1: min. 2, Coutinho. 0-2: min. 28, Rakitic. 1-2: min. 52, Kane. 1-3: min. 56, Messi. 2-3: min. 66, Lamela. 2-4: min. 90, Messi.

  • Incidencias: Partido de la segunda jornada de la Liga de Campeones disputado en el estadio de Wembley.

Messi retrasó su posición e hizo de Xavi e Iniesta a la vez en permanente combinación con Coutinho y el titular Arthur. Rakitic completaba una medular que fue inmensamente superior.

No podrá poner como excusa Pochettino las ausencias por lesión ni el grotesco error de Lloris en el primero de los goles, porque el equipo de Valverde fue auténtico dominador del choque salvo contados minutos en los que la inercia del 3-2 empujaba a los locales en busca de las tablas.

Pero el Barça estuvo ágil de pensamiento con el balón, rápido en la presión sin él, y certero ante la meta rival. A los dos minutos ya mandaba en el marcador con gol de Coutinho, que se estrenaba como anotador culé en la Champions. Y en menos de media hora Rakitic dejaba un golazo para la historia. El gol 600 del Barça en la máxima competición europea no pudo tener mejor factura.

Fue una noche de mucha efeméride que el Barça supo celebrar a lo grande. El Barça alcanzaba los 300 partidos en Copa de Europa y Champions y lo hacía homenajeando a un estadio como Wembley como éste se merece.

Fue un acierto por parte de Valverde dar salida a Arthur en la medular en lugar de Dembélé. Con el brasileño en el eje del centro del campo, Rakitic y Coutinho quedaron más liberados. La sociedad creativa del equipo mejoró y el Tottenham apenas fue capaz de llegar a la portería de Ter Stegen con peligro.

Amagó el Tottenham con el gol que Kane, pero la revolución duró apenas unos minutos. Los que tardó el Barça en volver a coger la batuta y hacer el tercero. Se lo merecía Messi, que ponía su firma al choque tras sendas galopadas que acabaron con sendos tiros estrellados a la madera. Se antojaba increíble que el astro argentino no marcase, pero el Barça no estaba dispuesto a que la noche quedara manchada por nadie.

Eso sí, el segundo gol local, el logrado por Lamela con mucha fortuna (Lenglet desvió su disparo antes de entrar) permitió al Tottenham meterse de nuevo en el choque y mantener algo más de tiempo el duelo en lo más alto.

Fueron minutos de incertidumbre, pero también esto lo merecía Wembley, que rugió con cada espoleada de los suyos y que enmudeció con la sangre fría del pichichi de la Champions. Messi, principio y fin, alfa y omega, cerraba el choque con otra genialidad.

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