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«Faltan porteros. En algo nos estamos equivocando»

José F. Molina | Director Deportivo de la Federación Española ·

«Ferran Torres es un perfil de los que apenas hay: extremo con velocidad y desborde, campeón de Europa sub 19 y ahora asiduo de la sub 21» | «Yo tenía un dominio con el pie bastante bueno. Ahora bien, si me comparas con los porteros de hoy en día, soy un mojón» | «(El haber pasado un cáncer) te aporta una visión distinta de la vida, tus prioridades quedan absolutamente claras»

cayetano ros

Jueves, 7 de noviembre 2019, 23:49

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Molina, director deportivo de la selección española, reflexiona sobre la evolución del fútbol «Entrené en grandes equipos y nunca tuve una charla táctica como las de ahora: Antic nos ponía dispositivas»

Mezcla de las más diversas culturas, José Francisco Molina ha pasado por todo: dos descensos, una Liga y dos Copas, tratando de ser él mismo, un tipo genuino. De pequeño iba a Mestalla con su padre, pero triunfó en el Atlético y en el Dépor.

Pregunta. ¿Qué hace un director deportivo de la selección?

Respuesta. Soy un enlace entre la federación y las selecciones masculinas. Me gusta estar bastante pendiente de los entrenadores porque soy entrenador y porque son los más solos en esto del fútbol. Me gusta estar cerca y ayudarles en todo. Somos tres en la secretaría técnica: Pablo Amo, adjunto, y Francis Hernández, coordinador de las selecciones inferiores.

P. ¿Participa en la selección de jugadores?

R. No, cero. Doy mi opinión cuando los técnicos me la piden, pero ellos son los que se van a poner delante de los jugadores.

P. ¿Por qué apostó por Robert Moreno como seleccionador?

R. Robert es una persona muy formada, con conocimientos importantes sobre el fútbol. Es verdad que había trabajado siempre como asistente, pero tiene la personalidad para una selección de este nivel, como este tipo de jugadores. Entendimos que era lo mejor para continuar el proyecto de Luis Enrique. Él es capaz de asumir la presión. Y tomar las decisiones correctas en esos momentos.

P. ¿Cómo ha evolucionado el fútbol desde su retirada hace 12 años?

R. Mucho: desde la preparación, los entrenamientos, la profesionalidad de los futbolistas en cuanto a nutrición, prevención, 'big data'... Yo, que entrené en grandes equipos y tuve grande entrenadores, nunca tuve una charla táctica como las que se dan ahora. Con Radomir Antic, por ejemplo, las charlas consistían en diapositivas del rival. Radomir mandaba a una persona a ver a los rivales y esa persona hacía fotos de cómo se posicionaba el rival. No había análisis propio. Nunca dijimos: 'Esto ha salido bien por esto, mirad cómo jugamos'. Ni en el Deportivo con Jabo Irureta: las pocas veces que había con él charla táctica sobre el rival eran 45 minutos de un partido que te ponía, que ni siquiera era una charla. Hoy en día se hacen cortes, clics, se pintan con flechas...

P. ¿Se identifica con el estilo de España?

R. Sí, totalmente, el tipo de futbolista que generamos va en esa línea. Y la metodología de las escuelas de fútbol genera futbolistas buenos técnicamente, que entienden el juego y son capaces de tomar buenas decisiones. Tratamos de tener no solo un juego de posesión, posición y combinación sino evolucionar hacia las transiciones para volver a tener éxito. Pero lo que te marca el estilo son las características de los jugadores.

P. ¿En qué posición hay excedente y en cuál hay carencias?

R. Por la manera de trabajar en los clubes, porque nosotros recogemos lo que ellos siembran, se generan grandes centrocampistas. Y en categorías inferiores notamos falta de porteros. Es difícil encontrar buenos porteros. Hace unos años estaban Casillas en el Madrid, Víctor Valdés en el Barça, Cañizares en el Valencia, Palop en el Sevilla... Hoy tenemos grandes porteros fuera, que son los que traemos, pero en el Madrid, Barça, Atlético, Valencia y Sevilla son extranjeros. Algo está pasando. Lo hablo con Miguel Angel España, director del curso de entrenador de porteros de la federación: 'Tenéis que darle una vuelta, algo hay que mejorar, en algún sitio nos estamos equivocando'.

P. ¿Ferran Torres será internacional absoluto?

R. El tiempo dirá. Ferran es un perfil de los que apenas hay: extremo con velocidad y desborde, campeón de Europa en la sub 19, decisivo, ahora asiduo de la sub 21.

P. Usted no ha cuajado como entrenador en España. ¿Por qué?

R. Porque estuve solo 12 o 13 partidos en el Villarreal en Primera. Al retirarme, el Villarreal me ayudó a poner mis ideas en orden como entrenador. Estuve en el C, después en el B y, finalmente, me dieron la oportunidad al destituir a Juan Carlos Garrido en Navidad. Hicimos un gran trabajo, pero ellos no tuvieron la tranquilidad suficiente porque estaban bajo mucha presión por la amenaza de la Segunda. Hay que estar tranquilo para tomar buenas decisiones. Después de aquello, la cosa se complicó. Pero estoy muy contento: todavía hoy me encuentro jugadores de aquella plantilla que me transmiten que trabajamos de puta madre.

P. Probó en el Kitchee, en Hong-Kong, y ganó el triplete.

R. Una experiencia increíble. Siempre me apeteció jugar fuera de España y no pude. Entrenar fuera te permite vivir cosas que aquí no vas a vivir. El fútbol es fútbol en todos lados, muy parecido, pero a la vez tiene muchas diferencias. Te hace espabilar. Allí los equipos no tienen ciudades deportivas: entrenábamos en instalaciones gubernamentales y teníamos una hora y media. Llegaba un señor con un silbato y nos decía que había acabado nuestro tiempo.

P. ¿Qué sociedad encontró?

R. Los hongkoneses quieren ser hongkoneses. Cuando eran colonia inglesa, no querían ser ingleses. Cuando pasan a formar parte de China, ahora sus amigos son los ingleses. Quieren mantener el estatus diferencial respecto a China: un país dos sistemas, donde el dinero es lo más importante. Hong-Kong es una ciudad supersegura: hay niños con siete años que van solos en el autobús o en el metro al colegio. Son muy ordenados. Hay 100 tíos en una parada de autobús, todos ordenados.

P. ¿Y la experiencia en el Atlético Kolkata, de Calcuta (La India)?

R. La India es un caos, pero lo pasamos muy bien. Era una Liga solo de tres meses, fui con un proyecto del Atlético de Madrid. Lo que más me gustó de los indios es sus ganas de aprender, de trabajar y de mejorar. Cuando haces una charla, notas que quieren aprender. Y eso es lo más gratificante: ayudar a mis futbolistas a mejorar. Pero no hay manera de motivar a un futbolista hongkonés más allá del dinero. Tú, como entrenador, te estás rompiendo la cabeza para motivarlos, pero a ellos solo les preocupan los bonus. En India hay una cantidad importante de millonarios, que dan asco del dinero que tienen, pero también hay clase media a parte de mucha pobreza.

P. ¿Y los tres meses en San Luis (México)?

R. No fue bien la cosa. El futbolista mexicano tiene calidad pero es más desordenado, más individualista, trabajamos muy bien, pero cuando los resultados no quieres salir, estás muerto.

P. ¿Quiénes son sus referentes como entrenador?

R. No tengo referentes de nada.

P. ¿A qué entrenador admira?

R. A todos, porque es muy difícil y aquí en España más. Por cómo funciona el fútbol español, son todo urgencias en cuanto pierdes dos partidos salvo que tengas un bagaje. Y se va acrecentando de un tiempo a esta parte.

P. ¿Y de quién aprendió más?

R. De Arrigo Sacchi. Fue uno de los pocos, por no decirte el único, que sí hacía charlas tácticas y veíamos vídeos. Me enseñó muchísimo.

P. Usted fue un portero de primera fila, nueve veces internacional. ¿Diría que su carrera fue atípica?

R. ¿Atípica? Lo he vivido todo. Cuando tú desciendes, que es una cagada, lo peor que te puede pasar como futbolista, esa experiencia te sirve para saber cómo se sufre; también sé qué es ganar títulos; eso te da una perspectiva global de todo, aunque me hubiese encantado no vivir el descenso.

P. ¿Llegó más lejos de lo soñado?

R. No, porque uno sueña en grande: levantar la Copa del Mundo y no llegué; levantar una Champions... y trabajé para conseguirlo, aunque no pude.

P. ¿Por qué su generación no ganó nada?

R. Los que vienen después siempre son mejores. El fútbol evoluciona y para bien. Nos faltó mentalidad, esa pizca de suerte en los momentos clave. Se trabajaba pero luego se caía en cuartos.

P. ¿De qué equipo era de pequeño?

R. Del Valencia.

P. ¿Y por qué salió del Valencia?

R. Porque no confiaron en mí para el primer equipo. Tenía 24 años y el VCF me cedió al Albacete. Primer fui cedido al Alzira en Segunda B, volví, ascendimos al Mestalla a Segunda B, me fui cedido al Villarreal, volví, y fue cuando el VCF ficha a Parreira. Me dicen que si Parreira quiere tres porteros, yo me quedo con Zubizarreta y Sempere. Pero no sé para qué quería Parreira tres porteros porque yo estaba allí 'pintao'. En diciembre me llama Benito Floro para el Albacete, debuto en Primera y el VCF me vende al Atlético.

P. ¿Cómo fueron esos seis meses en el Albacete?

R. Lo hice muy bien hasta los dos últimos partidos: nos goleó el Dépor y perdimos la promoción de descenso con el Salamanca, pero luego se generó Liga de 22 para mantener al Sevilla y al Celta, y el Albacete no bajó.

P. Recibió una goleada tremenda para un portero primerizo.

R. Sí, contra el Dépor, en el último partido de Liga, un 2-8 creo que fue.

P. Y, sin embargo, va al Atlético y firma una temporada sublime: titular, doblete y el Zamora. ¿La mejor de su carrera?

R. En cuanto a números y títulos, sí, pero cuando me retiré con 36 años era bastante mejor portero que cuando tenía 25.

P. ¿Su mejor parada?

R. Como aquí siempre me recuerdan el gol de El piojo en la final de Sevilla, voy a aprovechar: ese año del doblete, nos jugamos la Liga con el Valencia de Luis Aragonés, ganamos 0-1 en Mestalla con gol de Caminero en el descuento, y cinco minutos antes hay un cabezazo de Chato Arroyo a bocajarro. Y se la saco. Esa parada fue importante para la Liga.

P. Por contra, ¿quién fue su pesadilla?

R. No sé por qué extraña razón había futbolistas que siempre me marcaban y otros que no. Un día me encontré a Diego Forlán y me dijo 'no tenía manera de marcarte': pero Raúl, Eto'o o Urzaiz, no sé qué hacían que siempre me marcaban.

P. Usted fue un portero adelantado a su tiempo al jugar mucho con los pies.

R. Los porteros anteriores a mí no le daban ni... pero cambió la norma (el portero ya no podía coger con la mano el pase atrás del compañero) y, como a mí lo que me gustaba era jugar, tenía un dominio con el pie bastante bueno. Ahora bien, si me comparas con los porteros de hoy en día, soy un mojón. Yo venía el balón y yo al balón le pegaba (risas), y la mandaba más o menos dirigida. Yo nunca trabajé situaciones de salida de balón. Lo que hacía era leer el juego para cortar acciones de balones a la espalda de nuestros centrales.

P. ¿Cansado de que le pregunten por su debú internacional, como jugador de campo, contra Noruega?

R. Sí, pero no me importa. Era un amistoso. Clemente fue bastante criticado, pero en ese momento se lesionó un compañero y yo era el único jugador en el banquillo con posibilidades de salir. Él me dio la posibilidad y yo acepté encantado porque a mí me encantaba jugar al fútbol, mucho más de jugador que de portero. Al que le gusta el fútbol le gusta de jugador, no de portero.

P. Noruega se cruzó otra vez en su camino. Eurocopa 2000, primer partido de España, usted falla en una salida aérea ante Iversen y ya no vuelve a jugar.

R. No conozco a ningún entrenador de fútbol que confíe en un jugador y que, por un error puntual, lo saque del equipo, no conozco a ninguno.

P. Camacho lo hizo.

R. No, entiendo que no confiaba en mí. O confiaba más en Cañete (Cañizares). Pasado el tiempo, lo que me sorprende no es que me quitara, sino que me hubiese puesto. Yo, como entrenador, por supuesto que no lo haría. Si tú confías en un jugador, sea el puesto que sea... no puedes cargártelo por un error. Tuvimos la experiencia del Mundial de Francia 98 con Zubizarreta, que comete un error grave en el primer partido contra Nigeria. Pero Clemente confiaba en él y ya está, y no lo cambió.

P. El 15 de octubre de 2002 anunció que tenía un cáncer de testículo. ¿Qué supuso?

R. En aquel momento fue una experiencia complicada, son tres meses duros, pero al final lo que te aporta es una visión distinta de la vida, tus prioridades quedan absolutamente claras.

P. Y el descenso en 2000 con un equipazo en el Atlético, ¿qué le enseñó?

R. Que lo importante es el fútbol y no puedes estar pendiente de mil cosas. No empezamos bien con Ranieri, ni él se sintió a gusto con nosotros ni nosotros con él, y luego no fuimos capaces de aislarnos de la intervención judicial al club (entró en concurso de acreedores). Y lo acabamos pagando.

P. Poco después le llega el regalo del Superdepor.

R. No fue un regalo, porque en el fútbol nadie te regala nada. Yo he descendido dos veces: con el Albacete y con el Atlético. Después de descender con el Albacete, firmo con el Atlético: algo tendría que ver en ese descenso pero algo habría hecho bien también; lo mismo me pasó con el descenso del Atlético y poder firmar por el campeón de Liga, que era el Deportivo. No creo en los regalos en el fútbol.

P. ¿Cómo fue el Centenariazo?

R. He estado en Centenario del Barça y en el del Madrid, y los he ganado los dos. Ganamos 0-1 en el Camp Nou con el Atlético. Y 1-2 en el Bernabéu con el Dépor. Marcaron Sergio, Tristán y... claro Raúl. Aquello fue la hostia. Éramos invitados de piedra a la fiesta del Madrid, fuimos con nuestra humildad y nuestro talento, y tuvimos el acierto. Un momento increíble.

P. ¿Qué tenía aquel Deportivo de Irureta?

R. Era un equipo muy peculiar: grandes jugadores y cada uno sabía su trabajo. Y no teníamos presión. Lo vivíamos con tranquilidad y disfrutamos muchísimo del fútbol.

P. Jugó en los tres equipos valencianos. ¿Cómo acabó en el Levante?

R. Firmé un 30 de agosto, con una jornada jugada, en el final del mercado. Había acabado en el Dépor, y el Levante me permitió seguir un año más jugando aquí en casa. Fue difícil conseguir la permanencia, pero lo conseguimos.

P. El último partido de su carrera fue el 7 de junio en San Mamés: 2-0 ante el Athletic. Hay una grabación de Iñaki Deskarga, entonces capitán del Levante y el presidente granota, Julio Romero, confesando que algunos jugadores levantinistas se habían vendido por perder y otros, como usted, se negaron. ¿Fue así?

R. Yo intenté, como hice siempre en todos los partidos de mi carrera, salir a ganar el partido. Lo que hicieron los demás no lo sé. No lo sé, quiero pensar que ellos hicieron lo mismo.

P. ¿Se marchó asqueado del fútbol?

R. No me fui contento, creí que lo mejor para mí era no seguir en el Levante aunque se me ofreció continuar.

P. ¿Cuándo recupera la ilusión?

R. Yo la ilusión la tenía, quería seguir jugando pero nadie me quiso, tenía 37 años. El fútbol te deja a ti. Me encontraba muy bien y quería jugar a primer nivel, pero no surgió.

P. ¿Cuánto pagó de IRPF en la última declaración de renta?

R. La federación tampoco paga tanto. Sé que me descuentan cada mes un 40% de mi salario y es una leña.

P. ¿Cuál es su plan b?

R. Estoy contento en la federación, acabo contrato en junio, es un sitio estupendo para trabajar. Soy entrenador y me siento entrenador, me gustaría volver a entrenar en un futuro, pero no sé cuándo. A lo mejor me interesa más ser director deportivo de un club en determinado momento.

P. ¿Qué le atrae fuera del fútbol?

R. Principalmente la familia, tengo obligaciones como padre (tiene tres hijos). Me gusta jugar al tenis. Me encanta la música: tengo una lista con canciones míticas de los ochenta y noventa de mi época de chaval, y otra lista con éxitos de ahora. Y soy muy malo, pero me gusta tocar la batería: tengo tres, una electrónica y dos normales, y de vez en cuando me pongo auriculares, pongo una canción y aporreo la batería. Me sirve para relajarme.

P. ¿Hay invertido bien su dinero?

R. En algunos casos sí y en otros no. A mis amigos les digo: 'si yo invierto en un sitio, tú no, en otro lado', pero es la vida.

P. ¿Algún lujo?, ¿quizá un Ferrari?

R. Los coches no me gustan, no me gusta conducir, me encantaría tener chófer, eso sí, que alguien me lleve.

P. ¿Y algún tatuaje?

R. No le veo sentido, ni bonito, ni ninguna gracia, pero lo respeto. Soy más tradicional.

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