El examen más exigente al árbitro de los tres ascensos

Esta es una máxima para Héctor Rodríguez Carpallo, nacido hace casi 29 años en Salamanca (alcanzará esta edad en octubre), pero que reside en Alicante desde los 4. El joven pasó el viernes a última hora de la noche del confortable papel de cuarto árbitro a tener que dirigir uno de los partidos con mayor foco mediático de esta semana: el Real Madrid-Alavés de la jornada 35.

En un momento decisivo de la temporada, con el conjunto de Zidane en ventaja en la clasificación, y con los árbitrajes –y la aplicación del VAR– en el ojo del huracán, el encuentro lo dirigía Jesús Gil Manzano. El extremeño es uno de los colegiados españoles mejor considerados. En un lance fortuito al final de la primera parte, sufrió una lesión en el tobillo derecho fruto de un choque con Lucas Vázquez.

Gil Manzano trató de seguir, incluso fue atendido, pero tras el descanso cedió el silbato a su cuarto colegiado. A Héctor Rodríguez Carpallo, que cumple su segunda temporada en Segunda B, donde no se aplica el VAR. «Hay que tener en cuenta que estos colegiados están totalmente preparados para este tipo de circunstancias», precisa Pepe Enguix, presidente del comité técnico de árbitros de la Federació de Fútbol de la Comunitat (FFCV).

Nada más iniciar su actuación, Rodríguez Carpallo tuvo su momento más complicado de la noche: el 2-0 de Marco Asensio a pase de Benzema. El alicantino anuló, en principio, el tanto a instancias de su asistente por fuera de juego. Sin embargo, había dejado concluir la acción, siguiendo el protocolo para que fuese chequeada en la sala VOR. Allí la tecnología concluyó que el galo, por poco, había arrancado en posición correcta.

«Es un chico que estudia muy bien los partidos. Está muy implicado en el comité técnico y dedica más del 50% de su tiempo al arbitraje. Ya digo que está totalmente preparado para este tipo de circunstancias», indicaba Pepe Enguix. En un momento tan decisivo de la competición en que la Federación prefiere que los colegiados no hagan declaraciones, el árbitro de Alicante vivió el día después con normalidad.

A pesar de que sea la situación más relevante de la trayectoria de este licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte que se inició en el arbitraje de forma tardía. Realizó el curso con 17 años y no debutó hasta alcanzar la mayoría de edad: fue en un partido de fútbol-8 entre Carolinas y San Blas.

Encadenó tres ascensos hasta que la pasada temporada se estrenó en Segunda B. Esta ha pitado en la división de bronce, lo que ha compaginado con su labor de cuarto árbitro en Primera. Ahí repetirá el siguiente curso, luchando para que algún día pitar en la Liga no sea una anécdota sino algo habitual.