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Frenkie De Jong posa junto a Josep Maria Bartomeu tras el anuncio oficial de su fichaje. EFE
El impacto por el fichaje de De Jong suaviza la decepción por la Copa
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El impacto por el fichaje de De Jong suaviza la decepción por la Copa

El club celebra el acuerdo con el centrocampista holandés para la próxima temporada como un título, mientras que Valverde y sus jugadores se tomaron el 2-0 de Sevilla con cierta indiferencia

p. ríos

Barcelona

Jueves, 24 de enero 2019, 16:48

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Semana de curiosos contrastes en el FC Barcelona. Mientras el club celebra el fichaje de Frenkie de Jong para la próxima temporada como si se tratase de un título, el equipo está a punto de despedirse de otro más real sin que parezca importar demasiado en el vestuario: la Copa del Rey, la competición ganada en las últimas cuatro ediciones.

Por la proyección del centrocampista del Ajax y por haber derrotado en el millonario pulso final al PSG, es normal que Josep Maria Bartomeu regresara de Ámsterdam como un campeón. El entorno pedía a De Jong por esa fe ciega que existe en Barcelona hacia los holandeses y nadie le habría perdonado al presidente del club azulgrana que tanto talento acabara en el club francés. Hubo que aumentar la oferta en los últimos días y el desembolso será enorme: 75 millones de euros (+11 en variables a pagar en tres o cuatro años) para el Ajax y una ficha anual de 10 millones con incentivos que podrían elevar la cifra hasta 16 (títulos, partidos jugados...). Él quería jugar en el Barça, pero el primer acercamiento azulgrana en cuanto al salario individual no era tan alto y estuvo a punto de comprometerse por el PSG o incluso por el Manchester City. Con Bartomeu en persona enseñándole los números, ya no dudó.

El problema llegará la próxima temporada, porque dar cabida deportiva y económicamente a De Jong, que tiene 21 años y firma hasta 2024, supondrá permitir la salida de algún peso pesado del centro del campo que libere una plaza y un salario alto. Rakitic, con una oferta suculenta del PSG, tiene todos los números, pero podría haber algún traspaso sorpresa.

De todo eso seguro que se habló durante la jornada del miércoles en Sevilla, donde el Barça tenía que jugar la ida de los cuartos de final de la Copa del Rey por la noche. Pese a la importancia del anuncio del fichaje, no parece lo más propicio hacerlo en un día de partido. Y si la noticia estaba en Holanda y Messi en Barcelona descansando, el equipo tampoco tenía la mente en la Copa porque Ernesto Valverde, según confesó él mismo y demostró con su alineación, tenía también la cabeza en la Liga y hasta en la Liga de Campeones. «Es cierto que la pasada temporada en enero, en la Liga, pagamos el esfuerzo de la Copa y esta temporada queremos mantener la ventaja en la Liga, pero yo quiero seguir en la Copa, hice unos cambios pensando que era lo mejor y no me arrepiento», explicó el técnico, quien además de alinear de titular al debutante Kevin-Prince Boateng con apenas 24 horas en el club, apostó por un Malcom en el que no cree y en el que seguirá sin creer tras fallar un gol cantado con 0-0.

Piqué puso la puntilla al desaguisado al comentar tras el 2-0 final, resultado que el Barça tendrá que remontar el próximo miércoles en el Camp Nou: «Si remontamos bien. Si no es así, otro año será». Si la indiferencia del central fue teatral sólo lo sabe él. Luis Suárez, por lo menos, sí fue realista: «Espero que Messi esté en la vuelta». Eso sí es creer en la remontada.

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