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En acción. Ricardo ten, en una de las pruebas del reciente Mundial de ciclismo en pista. roberto soler
La metamorfosis de un campeón

La metamorfosis de un campeón

Ricardo Ten ha mutado en un caníbal a bordo de una bicicleta a los 43 años después de una carrera de más de dos décadas con incontables éxitos como nadador. El valenciano explica por qué se decidió por el ciclismo, donde ya es favorito para los Juegos de Tokio tras su glorioso Mundial en pistaApasionado al ciclismo desde niño, se le dan bien casi todos los deportes: «Antes de decidirme por la piscina competía en tenis de mesa»

MOISÉS RODRÍGUEZ

Lunes, 25 de marzo 2019, 00:05

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valencia. Antes de los Juegos Paralímpicos de 2016, Ricardo Ten sólo tenía una cosa clara: que después de Río de Janeiro, salía del agua. «El nivel de sacrificio no me importa, pero el de tolerancia cada temporada es menor. Estoy teniendo cada vez más problemas con las lesiones y eso te debilita psicológicamente», afirmó en declaraciones a este diario seis meses antes de la cita. «¿Llegar a Tokio en otra disciplina? No creo», deslizó, pero con una sonrisa picarona. No quería decirlo, pero en ese momento ya había empezado a mutar. A despojarse de sus habilidades como nadador para reinventarse en una especie de caníbal a bordo de una bicicleta. A un año de unos nuevos Juegos, cumplidos los 43 y tras su exitoso Mundial en pista de Holanda, el valenciano es ya favorito para los Juegos de verano de 2020.

«A pesar de que he venido con varias medallas, el programa en Tokio es distinto. Nos vamos a preparar para la prueba de persecución de 3 kilómetros, que es donde tenemos más opciones», aventura. Ricardo Ten habla con datos en la mano. En esa modalidad acaba de batir el récord del mundo y de revalidar maillot arcoíris ya conquistado en 2018. Su exhibición en Apeldoorn debe considerarse como la penúltima parada de un nuevo ciclo paralímpico y de una metamorfosis que, a decir verdad, no lo es tanto.

Porque la bicicleta ha estado presente en la vida de Ricardo Ten desde la niñez. Conocido es de sobra el accidente que le dejó sin brazos y una pierna mientras jugaba con su primo. «Cuando desperté en el hospital, mi única preocupación era si volvería a subirme algún día a la bici», recuerda el valenciano: «Luego, entre mi padre y mi hermano me la adaptaron y se convirtió en mi modo de transporte. Iba de aquí para allá en la ciudad y los fines de semana, por la Calderona con mis amigos. Corría como el que más, incluso a algunos les costaba pillarme. Se me ha dado siempre bien».

Los resultados de Río, el primer ciclo en el que participó y no consiguió medalla, no hicieron más que reforzar la decisión. A la vuelta de Brasil, mantuvo una charla con su mujer. Le trasladó que volvería a hacer un casting de deportes. Como en sus inicios: «Cuando me decidí por el agua, también competía a tenis de mesa, que se me daba bien. En 1995, logré una medalla de bronce en el Europeo de natación, en Perpiñán. En septiembre fui a Dinamarca, al de tenis de mesa, y me dieron por todos lados. Eso me hizo ver que debía centrarme en uno».

Entre finales de 2016 y, sobre todo, 2017, Ricardo Ten probó varios deportes. La realidad es que lo tenía casi claro. Acudió al Campeonato de España de natación por despedirse. «Realmente quería hacerlo en el Mundial de México, pero se pospuso por el terremoto. Yo tenía ya programada una cirugía y no pude ir», relata. También acudió a los nacionales de esquí alpino y de ciclismo, en ruta y en pista.

Las dos ruedas se le dieron tan bien que ya fue seleccionado para el Mundial de Sudáfrica en 2017. «He tenido la suerte de caer en un club como en el Hyundai Koryo Car, donde hay grandes ciclistas válidos y paralímpicos. Trabajo con Maurice Eckhard que es un paraciclista que ha logrado muchos éxitos y del que aprendo una barbaridad. Además, cuento con la ayuda de Eloy Izquierdo, que es un gran entrenador. Tanto ellos como otra gente me han ayudado mucho en este aprendizaje», señala Ricardo Ten.

En darse cuenta de que debía centrarse, sobre todo, en fortalecer el tren inferior. Desde las caderas y también las piernas. Pero también fue consciente desde el principio que debía incidir en la capacidad aeróbica: «Sobre todo para las pruebas en ruta y la crono. Creía que la tenía, pero enseguida me di cuenta de que debía perfeccionarla. En natación entrenábamos como mucho dos horas y media mientras que con la bicicleta hacemos salidas de cuatro y de hasta cinco horas».

Ricardo Ten admite que, pese a ello, en su nueva etapa entrena menos horas. «En la natación hacía de 20 a 23 horas a la semana, con la bici rara es la que llegamos. En la piscina doblaba todos los días y en el ciclismo sales una vez. Y en el gimnasio hacemos dos sesiones semanales», explica el valenciano. Indica que debe incidir en dos cualidades: en la lateralidad y en la flexibilidad.

En la primera, para prevenir lesiones. «Intentas compensar porque cuanto más desarrollas la musculatura, te da más potencia pero eso puede ser también un inconveniente. Intentas trabajar los agonistas y los antagonistas, pero eso también pasaba en la natación», indica. Respecto a la flexibilidad, curiosamente incide más por mantenimiento que por necesidad: «En la piscina era más necesario porque los movimientos son de mayor rango. En la bicicleta vas más acoplado y la musculatura tiende a acortarse».

Además del trabajo físico, está el mental y el nutricional. Respecto al primero, Ricardo Ten admite que su prueba fetiche en ciclismo es la que más se parece a la natación: «La de los tres kilómetros en persecución, por el tiempo. La que más me cuesta es la crono porque tienes que estar más tiempo centrado en sufrir y dar el máximo sin un rival con el que ir picado. No me considero un deportista vago en entrenamiento, pero es cierto que ayuda tener la referencia de los contrincantes».

Y en el aspecto nutricional, no ha cambiado prácticamente en nada en el día a día: «Siempre he tenido una dieta equilibrada, con legumbres, hidratos, carnes blancas...». Pero también reconoce que ha debido habituarse a «llenar los depósitos» de cara, sobre todo, a las competiciones en ruta, más largas: «En los días previos aportas glucógenos, pero si la sesión dura más de dos horas sí tienes que tomar alguna barrita. Las pego con celo en las adaptaciones o me ayuda algún compañero en un momento de tranquilidad en el pelotón».

Porque no hay que olvidar eso. Que Ricardo Ten perdió los brazos y una pierna en aquel accidente del que despertó preocupado por si volvería a subirse a la bicicleta. ¡ Y vaya si lo ha hecho! Manda un mensaje a quienes piensan que es más sencillo triunfar en el deporte adaptado. «Es cierto que hay menos gente. Que en las competiciones de válidos igual la criba es de dos millones de personas y aquí de 200. Pero no llega cualquiera y gana. Hay mucho trabajo y sufrimiento detrás», indice. A pesar de que él lo haga parecer algo cotidiano.

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