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Un atleta forjado entre tenderetes
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Un atleta forjado entre tenderetes

El marroquí, que entró en Valencia hace siete años sin papeles, acaba de regularizar su situación y de firmar un contrato en la hostelería

Alberto Martínez de la Calle

Lunes, 27 de abril 2015, 00:05

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El destino tenía deparada una casualidad poética para Adil El Hand. Este marroquí entró en España a través de la costa de Algeciras. Lo hizo en barco. Sin papeles pero con esperanza. Un viaje por el que pagó 7.500 euros a una red. Cuando pisó el suelo de su nuevo mundo, permaneció nueve horas en un punto estratégico aguardando al familiar que le debía trasladar en coche hasta Valencia. Era el 2 de febrero de 2008. Entonces suspiró y sintió que su vida empezaba de cero. Benetússer se convirtió en su hogar. Y el mercadillo en su principal fuente de ingresos. Entre tenderetes y personas que le dieron la mano, se gestó el atleta. El 'running', casi por casualidad, abrió una inesperada ventana para el africano. Su nombre impone en el Circuito de Carreras Populares. Lo que no podía imaginarse es que el 2 de febrero de 2015, exactamente siete años después de su llegada, iba a lograr su victoria más anhelada: la legalidad.

Hace dos meses y medio, Adil El Hand regularizó por fin su situación en España. 2015 está siendo su año. Su nuevo club de atletismo, el Mediterránea Guadassuar, agilizó todos los trámites necesarios para que obtuviera los papeles y, además, le ha proporcionado un empleo con contrato en la hostelería. Un sueño cumplido para el marroquí.

Ahora el mercadillo ha quedado en un segundo plano para Adil, absorbido por su trabajo en el restaurante y el deporte. Aunque echa un cable a su esposa, la propietaria del puesto, ya que la lleva y la recoge con la furgoneta, además de ayudarle a descargar y cargar la mercancía.

Desde 2008, el mercado ambulante ha permitido subsistir a El Hand. «Aunque se cobre poco, la gente sin papeles tenemos que aguantar. Me venía muy bien», admite. Durante los primeros años, estuvo colaborando con un vendedor que le pagaba «10 o 15 euros» en función de la recaudación del día. En ocasiones, también ejercía de camarero en un bar de Benetússer.

Hace tres años, el mercadillo también cambió la vida sentimental de Adil. Allí conoció a su actual esposa, un matrimonio del que nació un pequeño que ya corre a su manera.

«Yo trabajaba en el mercado con un chico de mi país. Cuando se fue de vacaciones, como yo no tenía papeles y no podía salir de España, fui al mercado preguntando si alguien quería que le ayudase. Entonces la encontré a ella. Le pregunté si podía ayudarle durante dos meses hasta que volviera mi jefe y le pareció bien. Así empezó la cosa», relata. Ya no se separaron.

Por aquel entonces, ya había comenzado el romance entre El Hand y el atletismo. Otro acontecimiento imprevisto en su vida. «Como tenía mucho tiempo libre, fui al equipo de fútbol de Benetússer para entrenar con ellos. Sólo jugué un amistoso porque no tenía ficha. Nunca había jugado al fútbol. Me pusieron de delantero. Iba corriendo por el campo y no quería soltar la pelota. Entonces un chico del pueblo vio que estaba corriendo mucho, me llamó y me dijo que conocía a una persona que me podía ayudar para que corriera», rememora. Y le presentaron a Vicent García, quien dirige el Circuito de Carreras Populares de Valencia junto a Joxe Fernández.

Vicent le abrió las puertas de su club, Es Posible. Era el año 2011. Desde su entrada en Valencia no había corrido, aunque en su país natal sí había demostrado su potencial. En su día, se impuso en el Campeonato de Marruecos de 10K juvenil.

En su debut en Valencia, ganó el Circuito de Carreras Populares de la ciudad y terminó cuarto en el de la Diputación. «El atletismo ayuda a tapar agujeros», admite el marroquí.

En 2014 se subió a lo más alto del podio en la 15K Valencia abierta al mar, organizada por LAS PROVINCIAS. Se embolsó 600 euros. «Es el premio más alto que he logrado por una sola carrera. Me permitió pagar casi medio año de alquiler».

Aunque su principal fuente de ingresos procedía del mercadillo: «Todavía estoy devolviendo los 7.500 euros que pedí para el viaje. Me quedan 3.000 por pagar». En 2009, su trabajo en el tenderete de su compatriota le costó un disgusto: «La policía me vio y me pidió los documentos. No tenía. Pasé ocho horas en el calabozo. No sé cómo hay gente que aguanta un año en la cárcel».

Tras el trampolín que encontró en Es Posible, pasó a Runners Valencia. Allí firmó sus mejores tiempos: «Hice 29:29 en 10K y 1.06 en el medio maratón de Ribarroja, que es muy duro». A finales del pasado año fichó por el Mediterránea.

Rafa Pons, responsable de su actual club, ha calado hondo en Adil. «Me ha dado contrato en sus restaurante, me ha ayudado con los papeles y me da tiempo para correr. Me ha tocado la lotería con él. Me ha cambiado la vida», destaca.

Los restaurante en los que ha comenzado a trabajar como camarero están en Benidorm, Alzira y la Venta del Moro. En ocasiones se coloca delante de los fuegos. «A veces estoy en la cocina. Me gusta mucho cocinar. Hice un curso en Valencia».

Adil, a sus 31 años, marcha tercero en el Circuito de Carreras de la ciudad: «Mi objetivo es ganar». En el de la Diputación va segundo. Pese a sus nuevas obligaciones, continúa conectado al mercadillo.

«Los domingos que hay carrera en Valencia, me despierto a las 5:45, llevó a mi mujer al mercado con la furgoneta y cojo el metro para ir a la prueba, explica Adil, un atleta surgido de los tenderetes.

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