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Maje Navarro, durante el medio maratón de montaña de este fin de semana en Madrid. :: lp
Los retos de dos heroínas del atletismo

Los retos de dos heroínas del atletismo

Una artritis reumatoide y una patología visual degenerativa se cruzaron en el camino de ambas mujeres, que pasean por Valencia su entereza

A. MARTÍNEZ/L. MARTÍ

Domingo, 12 de octubre 2014, 23:55

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El atletismo, más allá de las grandes competiciones internacionales, alberga auténticas proezas. Historias de oro alimentadas, simplemente, por el afán de superación. Maje Navarro y Mari Carmen Paredes son dos heroínas ligadas a Valencia. La vida puso un palo en sus ruedas, pero ellas no dejaron de avanzar. Una artritis reumatoide y una pérdida de visión se cruzaron en el camino de estas mujeres respectivamente. Reveses que han dejado atrás a base de correr.

El sábado, Maje participó en un maratón de montaña de Madrid. No sólo compitió, sino que terminó cuarta. La prueba, celebrada en San Lorenzo del Escorial, formó parte del proyecto #masqueundolor, impulsado por la Sociedad Española de Reumatología. «Fue maravillosa y muy dura. Estoy pasando la segunda bronquitis en dos meses y no tenía fuerzas. En algunos tramos me ayudaba con las manos», cuenta.

Maje, de 32 años, empezó a correr con sólo cuatro. El atletismo absorbía su vida y sus aspiraciones. «En 2001 hice mi primer maratón. Fue en Valencia. Quedé primera júnior. Yo era súper feliz y me encontraba. Estaba en el club el Castellet. Hacía en 4:10 el kilómetro... Hasta que pinché», rememora. Se refiere al momento en que descubrió al enfermedad que padecía.

«Me diagnosticaron cuando tenía 20 años. Empezó con las manos y los pies», explica la valenciana. El doctor no tuvo demasiado tacto: «El médico me dijo que sufría artritis reumatoide, que era una enfermedad crónica y degenerativa y que me podía quedar en silla de ruedas en 10 o 12 años. Me dijo que empezara a estudiar oposiciones. Me puse a llorar. Fui a casa y tiré las zapatillas de correr. Me provocó un trauma. No salía de la habitación».

Posteriormente, otro doctor le dibujó un futuro menos dramático, puntualizando que cada persona presenta una evolución. Sin embargo, mientras los dolores invadían sus articulaciones, apartó el running de su vida. Llegó a pensar que jamás podría volver a la batalla: «Estuve siete sin correr».

Pero el destino le abrió una puerta. Ya que no podía competir, estaba presente en el Maratón de Valencia colaborando con la organización. «En la Feria del Corredor conocí al que se convertiría en mi ángel de la guarda, el fisioterapeuta Javier Castañeda (Centro Orion). Me dijo que me pasara por su consulta. Por miedo al dolor, no aparecí hasta nueve meses después. Me prometió que mientras él estuviese no iría en silla de ruedas. Entré doblada como una anciana y a los seis meses ya empecé a trotar», explica.

Aunque su cuerpo le pedía más. «Luego empecé con carreras pequeñitas, pero fui subiendo. Siempre me ha gustado el kilometraje largo. Yo vengo del ultrafondo, que es lo que más me gusta. Entrenar para ello es una pasada. He hecho dos veces el Madrid-Segovia, que son 102 kilómetros. También otro en Madrid de 100 kilómetros. Y he completado 18 maratones. Valencia, Atenas, Barcelona, Sevilla...».

Maje no se conforme. Su próximo reto consiste en terminar el Ironman de Lanzarote el 23 de mayo. Se trata de la modalidad más exigente del triatlón. «Lo vi por la televisión cuando tenía 12 años y dije que algún día lo tenía que hacer. Es el sueño de mi vida, aparte de haber sido madre. Me lo voy a preparar al dedillo», comenta.

Tras esa prueba, bajará el pistón. «Estoy pensando en retirarme, pero sin dejar completamente el atletismo. Debo parar. Mi cuerpo necesita descansar. Quiero vivir un poco, aumentar la familia... A lo mejor paro un año o dos y luego vuelvo».

La pareja de Maje es Nacho Cáceres, del Cárnicas Serrano, quien participó en los Juegos de Londres y ahora se prepara para Río. «El atletismo me ha dado la vida y me ha resucitado. El dolor me iba comiendo y el atletismo me hizo resurgir», apunta la valenciana, pletórica: «Los que tenemos artritis reumatoide sufrimos estrés. Lo paso fatal. Y correr me sirve para desconectar».

La enfermedad truncó los objetivos de Maje: «Pensaba que mi vida había terminado. Estudié a distancia Auxiliar de Enfermería y Educación Infantil, porque muchas veces no podía ir a clase. Y cuando empezaba a trabajar enseguida me tenía que coger bajas y me despedían. Entonces decidí trabajar sola. Tengo mi despacho. Trabajo para empresas y personas, que es lo que más me gusta». Es couch, asesora de nutrición y posee el título de PNL.

El día a día de Maje está lleno de obstáculos: «Lo más duro es levantarme cada mañana tan dolorida que no puedo peinarme, ni vestirme, ni hacer el desayuno a mi hijo...». Sacrificios como el del sábado pasan factura: «Si hago burradas así lo pago, pero el deporte-salud me permite mantenerme activada y con la mente fresquita. Si no hago nada me entran los dolores y me pongo triste».

El giro de Mari Carmen

Tras su pérdida de visión Mari Carmen Paredes encontró en el atletismo una forma de vivir. La catalana estará en el medio maratón y maratón de Valencia. El atletismo le insufla vida. Hace nueve años recibió un duro golpe del que creía no iba a poder levantarse. Descubrió que tenía una enfermedad visual degenerativa. Esta noticia cambiaría su día a día. Debía abandonar su profesión y dejar atrás una historia de 25 años ligada a la enfermería.

Esta extremeña afincada en Barcelona encontró en su marido el respaldo anímico para afrontar su nueva vida y una nueva pasión que anteriormente sólo había disfrutado como espectadora. Animada por su esposo decidió empezar a participar en carreras populares. Una válvula de escape que se ha convertido en su razón de ser: «Todo lo que había perdido lo he encontrado en el atletismo. Estoy conociendo un mundo diferente al que había disfrutado hasta el momento».

A sus 51 primaveras sus marcas sorprenden a propios y extraños. Su afán de superación tiene su recompensa en los tiempos: «Compito con gente joven y mis marcas son buenas, me produce satisfacción». Sus buenos resultados no son fruto de su buena suerte: «Le dedico muchísimo tiempo». A medida que avanzaba su pérdida de visión se vio obligada a cambiar algunas de sus costumbres a la hora de enfrentarse a una carrera: «Al principio participaba sola, pero tuve tropiezos, me caí en algunas ocasiones, así que ahora participo con un guía que mediante la voz me indica los obstáculos. Cuando me entreno procuro ir por lugares conocidos».

Mari Carmen corrió por Valencia por primera vez en 2013. Fue en la pasada edición de la 10K donde se «enamoró» de la ciudad, del recorrido, y de la «salida paralela con el maratón». Por ello este año regresará a la capital del Turia. Esta vez para competir en el medio maratón que se celebra la próxima semana y el maratón que inundará de atletas las calles de Valencia en noviembre. Su intención es seguir puliendo registros y completar un palmarés envidiable. En 2013 logró en L'Espirall el récord de España de medio maratón. Mari Carmen logró mejorar en nueve segundos la marca anterior con un tiempo de 1:27:27.

Este año, en Sitges se superó a sí misma en los 21 kilómetros y dejó la marca en 1:26:31. El nombre de la catalana también está grabado en los libros de historia del maratón en el mundo. Y por dos veces consecutivas. En Londres logró una primera posición en categoría de discapacidad visual batiendo su propio récord con su guía y también marido, Fernando Sánchez, logrando un tiempo inferior a 3 horas.

Y si la atleta pule registros por las calles también lo hace en pista. Su capacidad la demostró, entre otros, en el campeonato de atletismo adaptado de Basauri donde, pese a la intensa lluvia que cayó en Artudanga, instauró una nueva marca mundial en los 10.000 metros al completar el recorrido en 38 minutos 52 segundos y 44 milésimas.

Junto a su marido, Mari Carmen forma un binomio perfecto. Y ambos han proyectado a sus hijos los beneficios del deporte. Hasta Valencia también se desplazará el próximo fin de semana su primogénito, Eric, que también competirá en el Medio Maratón Trinidad Alfonso.

Las calles de Valencia serán testigos de que a Mari Carmen aún le queda mucha gasolina en el cuerpo. Y afán de superación en la mente.

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