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La periodista convivirá en su propia casa con los personajes invitados al nuevo programa. Cuatro
«La realidad es un pozo sin fondo»

«La realidad es un pozo sin fondo»

Samanta Villar presenta 'La vida con Samanta' en Cuatro, su quinto programa de formato 'factual'. «Es agotador pero muy satisfactorio. Como subir el Everest»

JULIÁN ALÍA

Lunes, 4 de febrero 2019, 00:33

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En 2009 arrancó '21 Días' y hoy, diez años después, tras 'Conexión Samanta', '9 meses con Samanta' y 'Samanta y…', Samanta Villar (Barcelona, 43 años) sigue presentando un programa de entretenimiento basado en hechos reales. Cuatro emite hoy a las 22.45 horas la tercera entrega de 'La vida con Samanta', que está centrada en los sacrificios, entendidos como los sufrimientos entregados a una causa, que tampoco va a morir nadie. «Llevábamos trabajando en el programa desde antes de verano. Llega un punto en el que es mejor estrenar las cosas, porque si no, seguirías mejorándolas hasta el infinito. Hay un momento en el que tienes que parar: 'Venga, ya, lo entregamos', reconoce la periodista sobre un formato que se vio por última vez hace más de un año porque «son reportajes muy complejos». «Nosotros siempre pedimos que los personajes salgan a cara descubierta, y tienes que ganarte su confianza. Es un proceso lento. No se pueden hacer 50 programas al año. Necesitarías un equipo de unas dimensiones inasumibles económicamente. De ahí estos parones», explica la presentadora catalana.

- ¿Qué es 'La vida con Samanta'?

- Para mí, la celebración de los diez años que llevamos haciendo el formato 'factual' en Cuatro. Llevamos diez años entrando en casa de la gente, y pensamos que era un buen momento para que la gente entrase en mi casa. Esa es la vuelta de tuerca que le hemos dado. He invitado a personajes a mi propia casa para que convivan conmigo unos días, y, a través de esa convivencia, articulamos su historia. Como nos han abierto tantas veces las puertas de sus vidas, también lo voy a hacer yo con la mía.

- ¿Le ha costado ponerse al otro lado?

- Me encanta hacer de anfitriona. Me gusta esa cercanía con los personajes, que son gente que tienen historias fuera de lo común. Por mi curiosidad, me encanta conocerles, tratarles, y poder aprender de ellos de lo que es la vida, de lo que somos nosotros, de por qué hacemos las cosas que hacemos… No me ha costado nada en absoluto. He disfrutado un montón.

- ¿Significa esto que se va alejando de la calle y acercando al plató?

- Puede ser que sea una transición. Que cada vez más me quede en mi casa o en algo que se parezca a ella, como un plató. Sería una evolución natural. Tengo ya 43 años, llevo veintitantos haciendo televisión, diez con la maleta abierta, y no estaría mal para cambiar un poco y tener una vida más rutinaria. No me importaría.

El final de ciclo

- ¿Qué tienen estas nuevas entregas?

- Temas genéricos, pero con gancho. Aparecen el amor, la paternidad, historias relacionadas con el pasado, los secretos, las mujeres, hay sacrificios, vicios… Son temas que nos permiten hacer una construcción de historias poco comunes, y, en mi caso, hacer una reflexión final con lo que he aprendido conociendo a estos personajes.

«Solemos decir que lo imposible solo requiere de un poco más de tiempo»

- ¿Es agotador?

- Tiene las dos facetas. Es agotador, y hay momentos muy frustrantes, porque requiere mucho esfuerzo. Pero al mismo tiempo, cuando lo consigues, es muy satisfactorio. Es como subir el Everest. Nosotros, medio en broma, decimos siempre: «Lo imposible solo requiere de un poco más de tiempo».

- ¿Alguna vez ha pensado en dejarlo?

- Noto que hay cerca un final de ciclo. Creo que sería bueno no solo por mí, sino también por el formato, para los propios personajes… Con esta edad, con ciertos colectivos no se entiende que yo me ponga en su piel e intente hacer lo que ellos hacen. Van pasando los años y ya no te pega hacer algunas cosas, y también necesitas más descanso.

- A este ritmo, va a llegar un momento en que acaben con todas las historias peculiares.

- Lo pensamos cada año, pero siempre hay nuevas. Es asombroso. Cada vez que llegamos al final de temporada no veo cómo sacar diez programas más, pero nos ponemos a pensar, y al final salen. Es increíble. La realidad es un pozo sin fondo de historias.

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