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El dictador se dirige a sus fieles en un acto en el Valle de los Caídos, de donde acaba de ser exhumado. r. c.
Franco, a secas

Franco, a secas

DMax estrena esta noche la serie documental 'Franco. La vida del dictador en color', dirigida por Paco Escribano con la pretensión de presentar al personaje «sin sesgo ideológico»

JULIÁN ALÍA

Lunes, 18 de noviembre 2019, 00:27

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Con unos planos inéditos de la última aparición de Francisco Franco en un acto oficial, que ofrecía una imagen muy deteriorada del jefe del Estado, arranca esta noche, a las 22.30 horas, el nuevo proyecto de Minoría Absoluta para DMax, 'Franco. La vida del dictador en color', que cierra una trilogía de la historia reciente de España coloreada. Compuesta por dos episodios de una hora de duración, la serie narra la vida del protagonista desde su infancia en Ferrol y sus inicios en el Ejército, hasta los acontecimientos que siguieron a su muerte, el 20 de noviembre de 1975, y que marcaron el fin de 36 años de régimen franquista y el comienzo de una nueva era, con la Transición democrática en España.

«Este proyecto se inicia en 2014, cuando planteamos hacer 'La España dividida: La Guerra Civil en color', siguiendo la estela de lo que habían hecho otras televisiones con las guerras mundiales», comenta Paco Escribano, director de la serie y consejero delegado de Minoría Absoluta. El responsable del proyecto explica que el éxito de la primera entrega, emitida en 172 países, les llevó a ampliarlo hasta completar una trilogía con la posguerra ('España después de la guerra: El franquismo en color') y la propia biografía de Franco. Algo que «en otros países, normalmente, hacen las televisiones públicas», pero que aquí llega de la mano del canal en abierto DMax.

«Partimos de un material de la guerra, de antes incluso, que es muy complicado de conseguir, porque había pocas imágenes», dice Escribano. Han buceado entre la «increíble riqueza del archivo del NO-DO», pero, como su objetivo era «propagandístico», han tenido después que reconstruir el material para lograr «una historia lo más objetiva posible, centrada en los hechos».

El objetivo declarado de la trilogía es que el color «acerque la historia» a los espectadores. Especialmente a las generaciones jóvenes, porque, según Escribano, el blanco y negro «es algo difícil de procesar». Han querido también «mantener una cierta distancia» respecto al personaje, para «evitar sesgo ideológico». «No nos interesa saber si Franco era bueno o malo. Seguramente, habrá gente que hubiera querido que en la serie apuntásemos que era más malo de lo que se dice, y otra que, al contrario, defendiese su bondad», reflexiona el CEO, consciente de que en la actualidad, con las redes sociales en plena efervescencia, resulta aún más complicado encontrar un consenso. «No obstante, es imposible que no haya críticas hablando de Franco», concluye Escribano. Pero, al recibirlas de distinto signo, considera que «es la garantía de que uno está haciendo bien su trabajo».

Saber, no pensar

Entiende que la serie es «absolutamente necesaria», aunque admite que nunca se hubiese imaginado que la figura del dictador siguiera de actualidad en el plano político. La cuestión, a su juicio, es que la historia «no se ha contado adecuadamente», sino «demasiado condicionada por la ideología de quien explicaba el personaje». De una manera similar a como lo promociona el propio canal: «No queremos cambiar lo que piensas, pero sí lo que sabes».

El director de la productora cree que la reciente exhumación de Franco del Valle de los Caídos, el pasado 24 de octubre, repercutirá positivamente en las audiencias. «Aparte del interés evidente del personaje, hace que a veces nos preguntemos: ¿Franco, quién fue? ¿Qué hizo? ¿Por qué? Y la mejor respuesta se encuentra viendo esta serie, y luego, 'La mirada de los historiadores'», que se emitirá después, a las 23.30 horas, y que ya sí incluye valoraciones y matices de más de una veintena de historiadores, académicos y politólogos.

Respecto al apartado técnico, Escribano destaca que cada vez han ido «sofisticando más el proceso de coloreado» y que, «al dominar la técnica», han obtenido «el mejor resultado» del proyecto. Se han utilizado 754 latas de película y abierto otras tantas, aunque «lo más complicado ha sido equilibrar y dar una visión del personaje que no estuviese condicionada». «Estos documentales se van a ver en España, pero también en el mundo, y la mirada no puede estar condicionada por si a alguien le parece bien o mal», enfatiza. Aspira a que quien lo vea «en Estados Unidos o China», concluya lo mismo: 'Ah, esto es lo que pasó en España en los años sesenta o setenta'.

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