Felipe González: dos matrimonios, su vida en un lujoso barrio de Madrid y su hobby más desconocido

'El Hormiguero' recibe este miércoles 21 de mayo la visita de una figura política por segunda vez consecutiva. Tras el paso de Miguel Ángel Revilla, le toca el turno a Felipe González. El expresidente del Gobierno charlará sobre algunos de los momentos clave de su vida política, su visión sobre la España actual y cómo ha vivido su etapa posterior a la presidencia.

Nacido en Sevilla hace 83 años, Felipe González fue presidente del Gobierno de España entre 1982 y 1996, y es una figura clave de la Transición y la consolidación democrática del país, con una dilatada trayectoria como abogado, político y conferenciante.

Con respecto a su vida personal, ha dado el 'sí, quiero' en dos ocasiones. En primer lugar con la que fuera diputada del Congreso por el PSOE, Carmen Romero, en julio de 1969. Fue su pilar durante las casi cuatro décadas que estuvieron juntos y le dió a los más importante de su vida, sus hijos Pablo, David y María.

En 2008, pusieron fin a su matrimonio. Cuatro años después se casó con la economista Mar García-Baquero en una boda íntima en Madrid. La pareja tiene residencia en piso ubicado en el barrio de Salamanca de Madrid.

Además de este piso, figura a su nombre una finca en Cáceres, un sueldo vitalicio de 79.336 euros brutos anuales desde 1996, según los datos revelados por 20Minutos. En estos años ha ingresado ya en torno a 2.3 millones de euros. También cuenta con diversos ingresos por actividades en el sector privado como IaIcon Consultoría.

El tiempo que le sobra, que no es mucho, lo dedica a sus grandes pasiones: la botánica y la cocina. «Es un excelente cocinero y cuando guisa, le gusta organizar las charlas en la cocina», explicaba a Vanitatis Pedro Trapote, cuñado del expresidente.

«Le entusiasma además el campo, Yo le digo que es un botánico frustrado», señala. El invernadero que ha construido Felipe en una zona apartada de su finca alberga más de 300 especies de plantas de todas partes del mundo. «El jardín es el único lugar donde no me hace falta hablar», explicó en una entrevista con El País.

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