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Vista del Centro de Convenciones de Tel Aviv, donde se celebrará Eurovisión 2019. EBU
Eurovisión se celebrará en Tel Aviv pese a que Israel prefería Jerusalén

Eurovisión se celebrará en Tel Aviv pese a que Israel prefería Jerusalén

Por la situación inestable de la capital religiosa, la UER pidió al país ganador que se eligiese una ciudad «menos divisiva controvertida»

efe

Jerusalén

Jueves, 13 de septiembre 2018, 19:02

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El 64º Festival de Eurovisión se celebrará el 18 de mayo de 2019 en la ciudad mediterránea de Tel Aviv, pese a que el Gobierno israelí quería hacerlo en Jerusalén e incluso amenazó con que, de no ser así, no se haría en el país.

Tras la victoria este año en Lisboa de Netta Barzilai con la canción «Toy», Israel debía acoger la siguiente edición del concurso, en 2019, y la ministra de Cultura, Miri Reguev, aseguró que nadie podía imponer dónde tenía que ser el festival y que este debía organizarse en Jerusalén o, de otro modo, fuera del país.

La justificación estaba en la gran inversión promocional que supondría para la ciudad santa (y la soberanía israelí sobre ella), pero al final la Unión Europea de Radiodifusión (UER) se ha decantado por Tel Aviv, frente a las otras dos opciones presentadas por Israel, Eilat y Jerusalén. «Es la primera vez que Tel Aviv alberga el espectáculo, que el año pasado atrajo a 186 millones de espectadores», celebró el Ayuntamiento en un comunicado, en el que destacó que la ciudad «es el centro financiero y cultural de Israel, un centro de operaciones internacional de arte y creatividad, comercio, medios y academia».

La decisión conjunta de la UER y la Corporación de Radiodifusión Pública israelí (KAN) se tomó después de una intensa inspección y evaluación de los servicios e instalaciones de la ciudad, que será responsable de financiar los pabellones 1 y 2 del centro de convenciones internacional de la Expo donde se celebrarán las dos semifinales, los días 14 y 16 de mayo, y el 18, la gran final. «Eurovisión es perfecta para nuestra ciudad, que ha sido aclamada a nivel internacional por su vibrante energía, espíritu creativo, animada vida cultural y su celebración de la libertad», dijo el alcalde, Ron Huldai.

Además de los eventos principales, se han propuesto celebraciones adicionales como una ceremonia de apertura con alfombra roja incluida en el Museo de Arte de Tel Aviv, la entrega de llaves del concurso en el ayuntamiento histórico en la plaza de Bialik y «la mayor aldea de Eurovisión» en el paseo marítimo. La ciudad prevé la llegada de unos 1.500 periodistas, cerca de 20.000 turistas y beneficiarse de unos ingresos próximos a los 24 millones de euros (unos 27,8 millones de dólares).

Por su parte Frank-Dieter Freiling, presidente del comité directivo del Concurso de Canciones Eurovisión, el organismo encargado de seleccionar la sede, dijo hoy que esperan «recibir esta semana garantías» del Gobierno israelí «en lo que atañe a seguridad (y), acceso de todos los que quieran participar». Una declaración en referencia a las posibles limitaciones para entrar en el país a ciudadanos de países árabes o de activistas que piden el boicot al país, cuyo acceso está vetado por ley.

Freiling añadió que confía en que el Ejecutivo garantice la libertad de expresión y asegure «que el concurso no tenga una naturaleza política».

Un momento controvertido en Jerusalén

Israel, ganador del concurso en cuatro ocasiones en 1978, 1979, 1998 y 2018, fue anfitrión en dos, 1979 y 1999, en Jerusalén. Pero ahora Jerusalén vive un momento más controvertido, con Israel intentando consolidar su soberanía sobre toda la ciudad, pese a que su parte oriental está ocupada a los palestinos desde 1967 y anexionada de manera unilateral por el país desde 1980, en una decisión no reconocida por la comunidad internacional. Por ello, la UER pidió a Israel que eligiera una ciudad «menos divisiva y controvertida» que Jerusalén -una demanda de la que informaron fuentes vinculadas al organismo-, por lo que se propusieron además Tel Aviv y Eilat

La celebración del concurso en Israel ha estado amenazada también por el posible rechazo del sector ultrarreligioso judío, opuesto a los trabajos durante el Shabat (jornada sagrada en el judaísmo) o las disputas sobre la financiación de los costes del festival, que fueron resueltas en el último momento con un acuerdo entre el Ejecutivo y KAN. Pero además, la próxima edición hace frente a un llamamiento al boicot firmado hace una semana por 140 artistas locales e internacionales, incluidos el músico Roger Waters o el director de cine Ken Loach.

En la carta publicada por el diario The Guardian, los firmantes pidieron el boicot al evento «si es acogido por Israel, mientras continúa con sus graves violaciones, durante décadas, de los derechos humanos palestinos». El movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), que pide el boicot a Israel hasta que acabe la ocupación de los territorios palestinos, ha logrado la cancelación de varios conciertos en el país en la última década y está por ver cuál será su influencia en el concurso europeo.

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