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El caso Alcàsser vuelve a la televisión: las nuevas pruebas del documental de Netflix

La primera temporada anuncia que arrojará «nueva luz» sobre el crimen en el que murieron tres jóvenes valencianas

LP.ES

VALENCIA

Lunes, 10 de junio 2019

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En el mes de abril de 2019, el forense Luis Frontela anunció que «en dos o tres meses saldrá una tercera vía para explicar lo que pasó» en el caso del asesinato de las niñas de Alcàsser. Hace dos años otro prestigioso antropólogo forense, Francisco Etxeberria, encontró el 16 de febrero de 2017 un diente premolar que podría pertenecer a una de las tres niñas de Alcàsser. El descubrimiento tuvo lugar cuando la televisión ETB2 grababa un programa junto a la fosa donde Antonio Anglés y Miguel Ricart enterraron los cadáveres de las menores. Este viernes 14 de junio Netflix estrena el documental «El crimen de Alcàsser«, que tendrá cinco capítulos y en el que anuncia que «nuevas entrevistas y una revisión actualizada de las pruebas arrojan luz sobre los asesinatos de tres jóvenes de Alcàsser en 1992 y la conmoción que supuso para España».

Sus cinco capítulos, del productor Ramón Campos, el director Elías León y Bambú Producciones («Las chicas del cable»), analizan e investigan el asesinato de Miriam, Toñi y Desirée, tres jóvenes de Alcàsser (Valencia), de entre 14 y 15 años que en 1992 fueron violadas y torturadas hasta la muerte por el prófugo Antonio Anglés y su compinche Miguel Ricart, en libertad desde hace cuatro años.

La casa de La Romana.
La casa de La Romana. J. Signes

El caso, que el juez describió como un «viaje al horror», tuvo una enorme repercusión mediática, hasta el punto de que a las pocas horas de haberse encontrado los cuerpos, programas de emisión nacional trasladaron sus platós a Alcàsser y entrevistaron a los padres, familiares y amigos de las niñas.

El documental contará con «todos los protagonistas para desentrañar por fin lo sucedido aquel oscuro noviembre de 1992 en Alcàsser y se dará a todos la oportunidad de reflejar fielmente su verdad«.

El forense Luis Frontela, que realizó las autopsias a las niñas de Alcàsser a petición de las familias, asegura que la vía que se puede conocer es distinta a lo que recoge la sentencia. «Hay una tercera persona implicada, relacionada con la familia de Anglés. Creo que, si Dios me da un poco de vida, puedo sacar a la luz una tercera vía, que estará relacionada con lo que le pasó a Anglés y con cómo se desarrollaron los últimos hechos. Ya se hablará de eso», anunció en su día Frontela el día que explicó los pormenores de la investigación.

Frontela desveló la existencia de unos pelos que podrían identificar a los autores de las muertes de los que le informó el secretario de Estado para la Seguridad, pero «nunca volví a saber nada de ellos», relató Frontela. «¿Por qué no permitieron que viera nada?».

En enero de 2017 se han cumplido 24 años del hallazgo de los cadáveres de las niñas en el paraje de Tous. El 27 de enero de 1993, varios trozos de un volante médico con el nombre de Enrique Anglés, hallados cerca de los restos esqueléticos tras una minuciosa inspección de los investigadores, condujo horas después a la Guardia Civil hasta el domicilio de los Anglés en Catarroja. Pero el presunto autor material de los crímenes ya no estaba allí. Se iniciaba entonces una huida marcada por la suerte y el instinto de supervivencia del fugitivo, que se escondió durante varios días en casas abandonadas y chalés de la provincia de Valencia.

Tras ser cercado en los montes de Vilamarxant, Anglés secuestró a un agricultor y le obligó a llevarle en su furgoneta a la población conquense de Minglanilla. La víctima tardó dos días en denunciar los hechos. Las 48 horas de ventaja fueron decisivas en la fuga. Mientras la Guardia Civil buscaba al prófugo en los montes valencianos, el huido llegaba a Madrid y luego cruzaba la frontera de Portugal. Días después embarcó como polizón en el 'City of Plymouth' con destino a Dublín.

Tras ser descubierto, Anglés escapó en una embarcación neumática, pero un helicóptero lo detectó a 300 millas de Burdeos y lo devolvió al buque. El fugitivo pudo haber saltado al agua días después en la costa de Dublín y su rastro se perdió en el Atlántico. Desde entonces, su búsqueda ha continuado por distintos países de Latinoamérica y Europa.

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