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El toreo se defiende, se acabó la barra libre

El toreo se defiende, se acabó la barra libre

La Fundación del Toro de Lidia sale al paso de los ataques e insultos que sufren aficionados y profesionales del toreo

José Luis Benlloch

Domingo, 29 de octubre 2017, 00:54

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El objetivo era frenar la barra libre que se había instalado para insultar o vejar a la Tauromaquia y sus protagonistas y se está logrando. Ante los continuos ataques que ha sufrido en los últimos tiempos por parte de un animalismo que sobrepasa y definitivamente contradice su presunto pacifismo, los profesionales del toreo o al menos una parte de ellos, han roto su tradicional inmovilismo y han puesto en pie una herramienta de defensa, la Fundación del Toro de Lidia, que debe preservar sus intereses y derechos frente a esa oleada de ataques a su dignidad, también a su integridad, en busca de patentes de modernidad y progresía, y desmarques de la marca España, que de todo hay. En el fondo se adivinan los intereses de multinacionales de las mascotas como mano que mece la cuna y determinados partidos a la conquista de espacio político.

La Fundación nació impulsada por un grupo de empresarios del sector y varios matadores y tiene como fin, así lo determinan sus estatutos, conservar, mejorar, defender, promover y divulgar el toro de lidia y la Tauromaquia como cultura y disciplina artística, facilitando y velando por el derecho de todos a su conocimiento, acceso y libre ejercicio en todas sus manifestaciones. A pesar de tan amplio y ambicioso abanico, de momento se han tenido que limitar a una defensa jurídica activa ante la oleada de agresiones verbales y hasta físicas que estaban recibiendo sin que encontrase respuesta en una administración que en muchas ocasiones era parte activa del bando agresor.

En realidad hasta la aparición de la Fundación, que no hace distingo entre los toros de plaza y los festejos populares, nunca se había interpuesto demanda alguna contra nadie que se hubiese posicionado en contra de la Tauromaquia. Año y medio después y a pesar de la posición de debilidad de la que partían, su trayectoria está jalonada de éxitos. Ni entorpecer el desarrollo de la Tauromaquia, ni el libre acceso a la profesión o su simple disfrute, ni la negativa de subvenciones ni los insultos, ha escrito Antonio Girol en Aplausos, son ya gratis y cada agresión encuentra respuesta. Pese a lo cual son muchos los empresarios considerados importantes que se han puesto de lado en cuanto a aportaciones o respaldo económico.

La estrategia de la Fundación de la mano de sus abogados siguió un camino perfectamente calculado. Se intentó crear jurisprudencia, que no la había, se interpusieron recursos administrativos contra los ayuntamientos más significativos que se hubiesen posicionado en contra de la Tauromaquia, vía que debían resolver los propios ayuntamientos y que como cabía esperar no tuvieron en cuenta y a continuación interpusieron los pertinentes recursos contenciosos administrativos. «La medida surgió efecto como se demostró cuando comenzaron a recurrir», ha declarado el abogado de la Fundación, José Miguel Soriano. El primer éxito llegó con el procedimiento contra la Diputación de Pontevedra, que se había declarado contraria a las corridas de toros. El juzgado de Pontevedra dijo que hubo una invasión de competencias por parte de la Diputación. Además de que la Tauromaquia es cultura y nadie puede prohibir conceder subvenciones. Esa misma estrategia se siguió contra otros ayuntamientos como el de Palma de Mallorca. En este caso, el Juzgado de lo Contencioso Administrativo les dijo que un ayuntamiento no tiene competencias para declarar a una ciudad antitaurina. Menos aún para prohibir corridas de toros porque esa competencia es estatal.

Ahora la vía penal

Ahora se trabaja también en la vía penal. El caso más flagrante por su trascendencia mediática ha sido la del activista holandés Peter Janssen, que saltaba al ruedo en las principales plazas con provocadora reiteración y total impunidad. Tras observar que por la vía contencioso administrativa no surgía efecto y que no se sabe quién, o sí, se hacía cargo del abono de las sanciones o directamente no se pagaban, interpusieron una querella por coacciones porque estas personas por más que argumenten que saltan cuando el toro ya está muerto, aclara Soriano, y no interrumpe el espectáculo, no es así. Ya que los toros son un espectáculo íntegro que abarca desde que se abren las puertas de la plaza y hasta que se marcha el último torero. El argumento fue lo bastante sólido para que admitieran la querella y sentaran a Peter Janssen en el banquillo. En vistas de que era imposible notificarle, la Fundación consiguió una orden de busca y captura contra este señor que entonces apareció y se personó para su notificación. Por lo que el pasado 18 de septiembre se le tomó declaración en un juzgado en Madrid. Se está por tanto a la espera de que su señoría se pronuncie si continúa con el procedimiento que, a diferencia del delito de injurias, en este caso sí apareja pena de cárcel.

Otro de los temas que preocupan mucho es el de las redes sociales en las que especialmente con motivo de la muerte de toreros, Víctor Barrio y Fandiño, se han vertido toda suerte de ofensas y descalificaciones consideradas como delitos de calumnias, injurias e incitación al odio. La Fundación ha denunciado y todas las demandas han sido admitidas a trámite.

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