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El dramaturgo y actor catalán Albert Boadella, ayer en Valencia. EFE/Manuel Bruque
Albert Boadella vuelve  a convertirse en bufón en Valencia

Albert Boadella vuelve a convertirse en bufón en Valencia

El dramaturgo regresa al Talía con un montaje que es «un canto a la libertad» en el que desdobla su personalidad

EP

Miércoles, 20 de febrero 2019, 00:17

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valencia. El actor y dramaturgo Albert Boadella regresó ayer al teatro Talía de Valencia con su obra 'El sermón del bufón', que estará en cartel hasta el próximo domingo. El espectáculo es, en palabras del artista catalán, un «canto a la libertad», con opiniones del dramaturgo y episodios autobiográficos. En esta función, Boadella desdobla su personalidad entre el niño y el viejo artista, entre el «indómito y el cívico, el histriónico y el reflexivo».

Se interpreta a así mismo para realizar un «repaso mordaz del oficio de comediante» y abordar con «mirada irónica su agitada vida». Reflexiona sobre los tabúes, la belleza, la transgresión, el estímulo que ejercen los enemigos y la realidad como objetivo del arte.

En este sentido, Boadella, preguntado sobre si prevé crear un nuevo espectáculo sobre Cataluña, ironizó ayer durante la presentación. «No voy a hacer ninguna porque la obra la están haciendo ellos, sería competencia desleal», afirmó. «La cantidad de patochadas en política es tan enorme que supera la ficción. En Cataluña me sucede», manifestó.

El dramaturgo lamentó que la libertad experimenta «serios problemas que vienen de una ciudadanía que se ha vuelto muy inquisitorial» y que «a través de las redes sacrifica al primero que intenta pasarse de lo correctamente político». En su opinión, el resultado es que «los artistas se encuentran con una cierta autocensura porque en según qué terrenos se colocan aparecen unos colectivos que la emprenden y crucifican». Frente a esto, se dirige a los artistas para decirles que «nuestro oficio es poner siempre en tela de juicio los tabús que la sociedad va colocando».

Sobre si tiene una «receta» contra esta autocensura, el autor señaló que «el placer de decir lo que a uno le pasa por la cabeza es formidable». «Muchos de mis colegas piensan que pierden audiencia si dicen lo que piensan, pero se gana una audiencia mucho más excitante», aseguró.

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