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vanesa hernández
Miércoles, 3 de julio 2019, 10:34
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Con la mirada inocente de alguien que acaba de aterrizar en un planeta nuevo, Natalia Lacunza llega a la sala del centro comercial Gran Turia donde atiende a LAS PROVINCIAS. Lo hace horas después del concierto de Operación Triunfo en Valencia y minutos antes de presentar ante decenas de fans su primer EP 'Otras alas', publicado a finales del pasado mes. Con una chaqueta bomber de color rojo, el pelo recogido en moño alto y su característico flequillo se acerca a la mesa. Antes de sentarse ya tiene entre sus dedos una taza de café. Su sonrisa intenta disimular los pequeños signos de cansancio, reflejo del frenético ritmo laboral que vive desde que abandonó la academia de Operación Triunfo.
Para Natalia estos últimos tres meses han sido como una especie de «borrón y cuenta nueva». «Hace mucho tiempo que no tengo un día normal, si no estoy en el estudio estoy de gira o en algún evento musical, no sé cómo gestionaré el día que no tenga nada que hacer», destaca entre risas. De momento quiere exprimir todo el éxito que está consiguiendo tras salir del programa y tiene muy claro cómo hacerlo. «Me enfoco en mi trabajo e intento apoyarme en la gente que me quiere, sólo así la fama deja de ser tan apabullante», afirma.
No es para menos, desde que cantó 'Feel it still' en la primera gala del concurso esta navarra de 20 años subió un pequeño peldaño que, sin saberlo todavía, llevaba al escalón más alto del pódium. Así, al mismo tiempo que su voz traspasaba la pantalla cada semana su nombre se afianzaba cada vez más en los medios, convirtiéndola en una de las concursantes más populares. Sin embargo, la humildad de la que hacía gala en el talent show sigue intacta al preguntarle por sus puntos fuertes, aquellos que la diferencian del resto de sus compañeros. «No creo que unos destaquemos más que otros, cada concursante tiene su esencia, esa luz que lo hace diferente», indica. «También creo que el éxito no se puede explicar, simplemente la gente se siente atraída por determinadas personas sin entender realmente el porqué», añade. Pese a estas palabras de admiración, tanto las exigencias como la competitividad del panorama musical, probablemente complique a alguno de estos artistas despuntar en este mundo.
No obstante, el talento de Natalia la condena a tener que demostrar también en la 'vida real' que su explosión musical no ha sido sólo un espejismo. Por el momento ya ha sacado su primer EP 'Otras alas', siete canciones donde la navarra se despoja y se desnuda con letras muy íntimas. Una obra novedosa en la que conviven sonidos más urbanos, más propios del género trap, y electrónicos. «Yo tenía muy claro que quería hacer algo así, son estilos muy consolidados en EEUU, pero no aquí. Creo que España necesita acostumbrarse a este tipo de melodías. Es un concepto nuevo, he concentrado toda la música que me inspira en este EP. Antes de entrar en la academia ya tenía claro que quería iniciar mi carrera combinando estas texturas», añade satisfecha. Con esta publicación Natalia ha conseguido alzarse como una de las voces más personales e independientes.
«Todo lo que hay en este disco es todo lo que yo quería hacer, he tenido toda la libertad del mundo a la hora de componer, me he sentido muy apoyada por el equipo», señala. Y es que una cosa tiene clara esta pamplonesa, «siempre seré fiel a mí misma». Sin embargo, prefiere no encasillarse en ningún estilo musical concreto. «Estoy aprendiendo, acabo de nacer», bromea. «Sólo sé que quiero probar cosas nuevas, me gusta mucho experimentar. Tengo claro que mis próximos trabajos serán más orgánicos, donde los instrumentos acústicos y la interpretación del artista serán los protagonistas», asegura.
En la academia ya demostró su capacidad de esfuerzo, su versatilidad y, especialmente, su talento para componer, dejando para la posteridad uno de los momentazos del concurso; Natalia interpretando delante de los concursantes su melodía 'Ventanas de avión, mientras ellos se emocionaban. «La primera canción la compuse con 8 años, fue un desastre, un par de acordes mal tocados», señala entre risas. «Recuerdo estar todo el día escuchando música y ver a mi padre tocar la guitarra, siempre he tenido mucha cultura musical gracias a ellos», destaca.
Natalia es consciente de que sin el apoyo de sus padres jamás hubiese podido alcanzar su sueño. Es más, para ella su mayor desgracia en esta vida sería «decepcionar a su familia». «Ellos me transmitieron la pasión por esta profesión. Por eso, desde pequeña empecé a tener muchas inquietudes musicales», recuerda. Este afán por aprender le permite a día de hoy salir al escenario y poder cantar acompañada del piano, la guitarra o realizar coreografías complejas. No obstante, reconoce a LAS PROVINCIAS que las tres modalidades tienen su riesgo.
«Cuando toco el piano me pongo nerviosa, siempre me tiemblan las manos y me siento más vulnerable. A la hora de bailar mi mente está demasiado pendiente de los pasos para no equivocarme ni caerme, soy muy propensa a lesionarme», destaca bajo el traqueteo de sus dedos sobre la mesa. De momento, pese a estas pequeñas inseguridades, la navarra lo tiene claro. Ella quiere que su música tenga un sentido completo y plasmar sus sentimientos en cada una de las canciones. Un reto que con 'Otras alas' ya ha empezado a convertirse en toda una realidad.
Sin embargo, mientras disfruta del éxito Natalia no puede evitar mirar al futuro de reojo. Por eso, al preguntarle con qué músicos le gustaría colaborar más adelante la artista no duda. «Sé que no va a pasar, pero me encantaría trabajar con Mr. Kilombo, me fascinan sus melodías. También me interesaría colaborar con el artista gallego Sen Senra, es brutal. Su estilo tampoco se ha escuchado nunca aquí. Hay alguno más, pero mejor no salgo de España porque me siento demasiado pretenciosa», bromea. Por el momento, la pamplonesa sólo piensa en dos cosas; ser fiel a sí misma con su música y seguir conectando de esta manera con sus fans. Fuera, decenas de personas la esperan para arroparla como hacen en cada firma, en cada acto u evento. Es la hora y Natalia abandona la sala para recibir todas las muestras de cariño que ella tanto valora.
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