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El escritor madrileño Ray Loriga. EFE
Ray Loriga: «No hay que enamorarse de los perdedores»

Ray Loriga: «No hay que enamorarse de los perdedores»

«Me fusilan en un libro y me matan en otro», bromea el escritor, que recupera su primera voz narrativa en una indagación sobre la culpa

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Sábado, 23 de febrero 2019, 08:19

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Ray Loriga (Madrid, 1967) novela el fin de semana más de largo del mundo en 'Sábado, domingo' (Alfaguara). Es una indagación sobre la culpa y la huida a través de dos jornadas que transcurren con casi 20 años de diferencia y que son decisivas para su protagonista, un tipo pusilánime y sin nombre al que el lector conocerá en su adolescencia (el sábado) y en su madurez (el domingo). Vuelve Loriga con muchas ganas después de ganar el premio Alfaguara y cargado de ironía tras superar un año raro «en el que me han fusilado en un libro y me han matado en otro».

«Quería volver a una voz que no utilizaba desde 'Lo peor de todo', escrita hace ya casi treinta años, para ver si la mantenía o la había perdido del todo», explica el narrador, que comprime dos novelas en una. En la jornada sabatina presenta a una suerte de Holden Caulfield madrileño y epiléptico, que lleva una vida muelle en una urbanización acomodada y desbarra entre fiestas y bares de copas a finales de los ochenta. En la jornada dominical se trasmuta en alguien que siente el peso de dos décadas en las que le ha atormentado un hecho terrible acaecido en una noche de farra y que aun martillea su mente.

«Como en 'Rashomon', la película de Kurosawa en la que cinco testigos ofrecen su versión de un mismo hecho, aquí tenemos a un único testigo de un suceso desdoblado en dos que trata de ver qué quisimos ser y qué somos», aclara el autor. «Es juez, testigo y detective a la vez, como los de la película, pero en este caso de algo que no quiso saber y que le atormenta por lo que imagina que sucedió», explica.

Su solución será esconder la basura de su vida, un empeño a menudo imposible. «Puedes barrer la mierda de tu vida bajo la alfombra, pero no cabrá toda. Llegará un momento en que no quepa más y salgan bultos», asegura Loriga que fabula sobre «lo que pensábamos que íbamos a ser y lo que hemos llegado a ser». «Mis novelas son preguntas sobre cuánto debemos saber, o si es preferible ignorar, y se preguntan hasta donde eso es factible», resume el autor de 'Héroes', 'Tokio ya no nos quiere' o 'Trífero'.

Su protagonista es esta vez «un tipo pusilánime, pero no un perdedor; un pelele de los acontecimientos, sí, pero que busca refugio en su propia mediocridad, en el cinismo a veces o en el anonimato. De ahí que no tenga nombre y que decida dar un paso atrás en la carrera de logros sociales», precisa un Loriga cansado de la épica del perdedor que tanto juego literario da. «No hay que enamorarse de los perdedores, que son una figura muy válida, pero menos interesante que la del divergente», dice.

Cree Loriga que quizá él no haya tomado tantas decisiones catastróficas como su personaje. «Tengo satisfecha mi cuota de errores y decisiones equivocadas, como todo el mundo, pero mi determinación de ser escritor, que sentí desde muy joven, me salvó de muchos desastres», reconoce. «Tuve un norte y eso ha sido crucial en mi vida», asegura el escritor con una decena de novelas y películas en su haber.

Reconoce, con todo, que es «milagroso» que treinta años después de debutar «siga ganándome la vida con dignidad gracias a la literatura». «Vivir de este oficio en un país donde apenas se lee, aunque se publiquen muchos libros, es poco menos que un milagro», insiste.

Dos plagios

Vuelve Ray Loriga a la palestra apenas un año después de publicar 'Rendición', una ficción 'orwelliana' sobre la autoridad y la manipulación colectiva que le procuró el Premio Alfaguara y como insospechada 'víctima' de dos plagios, uno escandaloso y otro candoroso. «Ha sido un año raro pero muy especial en el que me han fusilado en un libro y me han matado en otro», bromea aludiendo al plagio descarado de pasajes literales de sus artículos y novelas perpetrado por el abogado de la SGAE, Pedro Letai, y al libro de Daniel Jiménez 'Las dos muertes de Ray Loriga', que sí contó con su aprobación.

«Lo del plagio me da pena por el sujeto y por el modo en que lo hizo, que es pura vagancia, quitando mi nombre y copiando todo lo demás sin cambiar una coma. Daniel Jiménez por lo menos me dejó decidir dónde y como quería morir y elegí que fuera en el barro de La Boca en Buenos Aires», dice risueño elogiando ademas un libro con apariencia de novela negra que es un repaso y un homenaje a la obra de Loriga.

Alejado del cine una larga temporada, director de dos largos y colaborador de Saura y Almodóvar, prepara con Agustí Villaronga el guión de una película histórica, 'Born a king', sobre el viaje de un miembro de la familia real de Arabia, la casa de Saúd, al Reino Unido para convencer a Jorge V tras la Primera Guerra Mundial de que tome partido por su país en el conflicto territorial.

Prefiere Loriga los sábados a los domingos, a pesar de no haber tenido nunca un trabajo convencional que alimentara esa fobia al lunes que hace insoportable el último día de la semana y el asueto. Está además de acuerdo con Bukowski en que «los domingos matan más hombres que las bombas».

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