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Uno de los incunables que forman parte dela colección de la Catdral de Valencia. DAMIÁN TORRES
La Catedral desempolva sus incunables

La Catedral desempolva sus incunables

La Seo valenciana saca a la luz por primera vez una bula de la Santa Cruzada única en el mundo

Laura Garcés

Valencia

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Miércoles, 11 de diciembre 2019

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Incunables, libros impresos desde la invención de la imprenta hasta el final del siglo XV. Son piezas bibliográficas de gran valor histórico y patrimonial de las que la Catedral de Valencia conserva una colección de 117 que acaba de desempolvar con la publicación de un catálogo actualizado bajo el título 'Incunabula in archivo sedis Valentinae asservata'. El estudio, que se presentó ayer, saca a la luz una pieza única en el mundo, una bula de indulgencia de la Santa Cruzada datada en 1495 que reside en un archivo donde el incunable más antiguo es de 1471. A este ejemplar único se unen otros 18 exclusivos en España.

No hay más piezas como esa bula, según los autores del trabajo, los profesores de la Universitat de València (UV) José Vicente Boscá y María Luz Mandingorra. Es un incunable documental, algo distinto a los que responden a la condición de literarios, aclaró a LAS PROVINCIAS el canónigo Vicente Pons, responsable del archivo catedralicio, profesor de la UV e impulsor del catálogo. La bula «es de 1495 y se emitió en Toledo destinada a Antonio Téllez, canónigo de Valencia. Lleva firmas de distintas autoridades eclesiásticas».

Sumergirse en los anaqueles de esta historia descubre que el incunable más antiguo, de 1471, «es un comentario a decretales; documentos jurídicos», destacó Pons. También hay piezas de 1473 y 1476, así como una Biblia latina de 1480, ejemplar que recoge «interpretaciones filológicas de las Sagradas Escrituras», apuntaron los profesores Boscá y Mandingorra. Y si se bucea más es posible tropezar con dos obras de Santo Tomás de Aquino con comentarios a sentencias.

Los autores del catálogo recalcaron la importancia de esta colección de incunables de gran valor como fuente para conocer la historia. Las piezas han permitido descubrir exlibris, escudos y marcas que han venido a mostrar que los ejemplares fueron propiedad de Masià Mercader, la familia Vilarragut o Pere Luis de Borja, que fue cardenal arzobispo de Valencia. No sólo queda la impronta de quienes poseyeron los libros –memoria de una sociedad y una cultura– también de los impresores. Pons especificó que es posible visitar la trayectoria de la impresión en Valencia y Venecia. Los incunables salieron de impresores como «Fernández de Córdoba, Gabriel Luis de Ariño o Lambert Palmart. Este último fue quien imprimió los Furs». Sin olvidar que en este estudio, tarea que ha llevado cinco años, los autores han encontrado notas al margen de personajes como Melchor Miralles, capellán del rey Alfonso el Magnánimo.

El catálogo, edición de la UV en colaboración con la Catedral, se presentó ayer en un acto al que junto a los autores asistieron el deán de la Seo, Emilio Aliaga, y el director de publicaciones de la UV, José Luis Canet. Actualiza los trabajos de 1933 y 1951 de Sanchis Sivera y Aparicio Olmos, respectivamente. Hoy todo exige mayor detalle y la obra viene a demostrar, como advirtieron los expertos, que la colección de la Seo está entre las cuatro más significativas de las catedrales de España junto a Toledo, Granada y Sevilla.

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