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Viernes, 11 de octubre 2019, 01:57
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El escritor Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943), que la próxima semana publicará nueva novela, ‘El negociado del yin y el yang’, visitó ayer la capital del Turia. El novelista, que fue investido doctor honoris causa por la Universidad Internacional de Valencia (VIU), en un encuentro con los medios de comunicación se refirió a la situación política de Cataluña, algo por lo que hace un año había mostrado su preocupación y que ayer aseguró que la situación ahora «la veo como la veía el año pasado».
El autor, cuyo universo literario ta tenido a Barcelona como escenario a lo largo de su trayectoria, manifestó que las circunstacias políticas que rodean a Cataluña no las ve «de momento» como material literario. A su juicio, «los acontecimientos muy próximos, sobre todo los que todavía se están produciendo, son mal material para la literatura, que requiere un poco de distancia y frialdad con respecto a lo que se cuenta».
Mendoza alertó durante su intervención de investidura como Honoris Causa contra los peligros a los que se expone cualquier escritor, que a su juicio son «la vanidad, el engreimiento, la pereza y la desidia». Tras el acto volvió a hablar de estos riesgos. Lo hizo en respuesta a las preguntas de los periodistas cuando se le interpeló sobre si la situación política que atraviesa España podía deberse a la «vanidad» de los políticos. «No sé si es vanidad, ambición...», señaló el escritor, quien insistió en que «la verdad es que no sé lo que pasa».
Estas afirmaciones le llevaron a apuntar que entiende que hay motivos de «decepción y desilusión con la clase política», aunque se mostró partidario de no «meterlos a todos en el mismo saco», pues no acepta que «todos sean iguales y que dé lo mismo quién manda» porque será «igualmente un inútil y un sinvergüenza. No es verdad y vamos a hacer el juego a los inútiles y sinvergüenzas si pensamos así», advirtió.
También se pronunció con mirada crítica sobre la situación que atraviesan las universidades. Consideró necesaria una reforma en el ámbito académico. Mendoza consideró que la universidad española «se ha convertido en una máquina que funciona un poco por inercia, que no siempre está a la altura de las necesidades» y por tanto, debería ser objeto de una reforma, aunque admitió no tener «la menor idea de cómo se soluciona eso».
El ganador del Premio Cervantes 2016 recibió los atributos de doctor Honoris Causa -birrete y medalla- de la mano de la rectora de la VIU, Eva María Giner tras la laudatio que pronunció el poeta y amigo del novelista Pere Gimferrer, miembro de la Real Academia. Estuvo presente en el acto el presidente del Grupo Planeta, José Creuheras.
El escritor defendió que el autor debe desear «volverse invisible» en sus novelas para que los personajes tengan vida propia». Esta manera de afrontar el trabajo propio de quienes habitan el universo literario es la que le lleva a advertir de los peligros mencionados, haciendo especial hincapié en la vanidad.
Al hilo de este argumento, sobre el que tejió su discurso, confesó que recibir un reconocimiento como ser doctor Honoris Causa supone una «contradicción» con ese deseo de invisibilidad, si bien confesó que en esta ocasión iba a «gozar de todas las vanidades y jactancias» de las que ha intentado privarse.
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