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NOELIA CAMACHO
VALENCIA.
Jueves, 1 de enero 1970
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En esta exposición sí están todas las que son. 'Ocultes i il.lustrades', que se inauguró ayer en la Nau de la Universitat de València, es el necesario homenaje a las ilustradoras valencianas. Es obvio, según resaltaron ayer sus responsables, que en los últimos años ha habido una eclosión de mujeres nacidas en la Comunitat que han logrado ver reconocido su trabajo. Nombres como el de Paula Bonet, María Herreros, Ana Oncina e, incluso, el de Ana Penyas, la primera fémina en recibir el Premio Nacional de Cómic otorgado por el Ministerio de Cultura este mismo año.
Pero ellas son el último eslabón de un camino que ya recorrieron otras compañeras. Las primeras ilustradoras, pioneras impresoras del siglo XVI como Jerónima Galés, adquieren el protagonismo que merecían de un proyecto capitaneado por MacDiego, Cristina Chumillas y Melani Lleonart. Ellos dieron ayer las claves de una muestra, visitable hasta el 20 de enero del próximo año, que rebusca en la historia para poner nombre y apellido a esas mujeres que han sido olvidadas, ocultadas o se vieron en la obligación de abandonar el lápiz para dedicarse a la vida familiar. La exhibición presenta unas 200 piezas que pretenden dar esa merecida visibilidad a más de medio centenar de autoras de la región. Tras recuperar a aquellas primeras impresoras, que firmaban como 'mujer de', 'viuda de' o 'hija de' porque su obra no se valoraba, el proyecto da un salto a las creadoras enmarcadas dentro las vanguardias del siglo XX.
Indiscutiblemente, Manuela Ballester inicia el recorrido acompañada de Pitti Bartolozzi y Juana Francisca -conocida también como Paquita Rubia-. Sus trabajos se enmarcan dentro del contexto histórico que vivieron, esas primeras décadas en las que sus obras estaban cargadas de referencias políticas. «Con la muestra se inicia un recorrido histórico hasta la actualidad, en el que se puede observar el cambio de temáticas y estilos. Los temas están marcados por la época, pero conforme avanzamos hacia la actualidad, las temáticas son mucho más amplias», dijo Chumillas. Por ello, la exposición pasa también por los 50 y 60. Recala en los años 70 con los trabajos de aquellas mujeres que trabajaban para agencias de publicidad pero de las que apenas quedan originales. En los 80, según los responsables del proyecto, las ilustradoras valencianas vivieron un momento de esplendor ejemplifica en las obras de Fina Fortes y Ada Sinache. Por su parte, las creaciones de Mila Boutan y Lourdes Bellver se dedicaron con éxito al libro infantil o los volúmenes ilustrados. En esos tiempos, consiguió brillar Ana Miralles, exponente valenciano del cómic y cuyas obras han llegado a alcanzar hasta 70.000 euros en las subastas según MacDiego.
Sin embargo, para muchas de ellas estaban reservados los temas del corazón, las novelas para mujeres y libros de temática infantil. Las cosas cambiaron con la llegada del siglo XXI. Núria Tamarit -que acaba de ganar el Premio València en la categoría novela gráfica otorgado este año por primera vez-, Ana Oncina, Paulapé, Paula Bonet, Nuria Riaza, María Herreros, Carla Fuentes, las chicas de Cachetejack... Las nuevas generaciones valencianas han llegado pisando fuerte. Ya no están eclipsadas y batallan por lograr el reconocimiento que merecen. Tanto que la exhibición también se detiene en un momento, el actual, en el que hay espacio para reflexionar sobre el futuro de las creadoras. Lo cierto es que todas ellas ya no están ocultas. Son ilustradas, sí, pero también visibilizadas y valencianas.
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