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Las viviendas de la Malvarrosa eran fotografiadas por un autor que iba cada domingo a comer a un restaurante del lugar. JARQUE
La Valencia de Jarque en tres estampas

La Valencia de Jarque en tres estampas

Proyecto ·

Las casas de la Malvarrosa, el rastro y el Carmen resumen la visión del fotógrafo. El Museo de Etnología, que recoge en una muestra la mirada del artista a la ciudad y sus gentes, compra 1.500 instantáneas del autor

Noelia Camacho

Valencia

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Jueves, 6 de junio 2019, 01:20

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«A mi padre le gustaba crear imágenes, jugar. Era un surrealista, pero también retrataba a los personajes de la Valencia profunda, gentes curiosas que aparecen en sus fotografías sin posar». Las palabras pertenecen a Ana Jarque, hija del fotógrafo valenciano Francesc Jarque (1940-2016), quien, junto a los miembros de su familia, ha permitido a los responsables del Museo de Etnología de la ciudad y a la comisaria Tania Castro navegar por los archivos del reportero para extraer cerca de 200 instantáneas, la mayoría inéditas, que configuran la muestra 'Jarque. La cámara y la vida'.

Años 70. En la imagen, un hombre camina por el barrio del Carmen de Valencia. JARQUE
Años 70. En la imagen, un hombre camina por el barrio del Carmen de Valencia. JARQUE

La descendiente del artista selecciona para LAS PROVINCIAS algunas de las estampas que resumen la mirada de Jarque a su ciudad natal. Capaz de recortar las imágenes, pintarlas e, incluso, guardarlas con defectos –así se exponen en el museo– la producción fotográfica del autor fue más allá del reporterismo. Para Ana Jarque, las instantáneas sobre las casitas de la playa de la Malvarrosa,. «Ya han desaparecido, pero exhiben la importancia que le daba mi padre al elemento humano», asegura a este periódico. De ahí pasa al barrio del Carmen. «A él le encantaba pasear. Siempre dispuesto a fotografiar a esos personajes curiosos y comunes de esa Valencia de los 60 y 70. Recorría el rastro, la plaza Redonda... Allí retrataba a la gente que le llamaba la atención, no se muestran posando pero parece que miran a la cámara. Es la Valencia profunda», señala la descendiente. 

Pero Jarque tenía una faceta artística que no sólo le obligaba a recortar las fotografías y a colorearlas, sino que también jugaba con el objetivo. Por ello, y como se aprecia en la imagen del hombre con la guitarra, «jugaba con los planos, como si de un cuadro se tratara», afirma su hija.

La exposición reúne más de 200 imágenes, la mayoría inéditas, de los archivos del valenciano

La exposición que recupera la memoria de Jarque no es sólo un homenaje a su persona y a su «vitalidad», señaló Castro, sino también la posibilidad de mostrar al fotógrafo que dibuja. Para ello, se exhiben un conjunto de obras de cuando el artista estuvo en prisión en los años 80. Allí, al no poseer su cámara, plasmó su visión a través del papel y el lápiz. Por ello, se organiza en torno a once ámbitos diferentes, que hablan de su compleja personalidad artística: 'Ese país luminoso', en referencia a su tierra; 'España rural'; 'La memoria de los rostros'; 'Fiestas y tradición'; 'Nacionalismos'; 'Viaje por la España de los 60-70'; 'Humanos, objeto de estudio'; 'Gente de mar, gente de tierra'; 'Jarque producciones'; 'Jarque visto por amigos'; 'Mundo Intelectual' y 'Compromiso y libertad de expresión en época de represión'. De entre todas estas temáticas, Etnología ha seleccionado unas 1.500 instantáneas que ha comprado para incluirlas en el archivo de la institución, aseguró a este periódico el director del museo, Francesc Tamarit.

En sus paseos, a Jarque le gustaba jugar con la cámara, crear imágenes surrealistas.
En sus paseos, a Jarque le gustaba jugar con la cámara, crear imágenes surrealistas. JARQUE

La muestra, además, se acompaña de textos que se encontraban en sus archivos y libretas. «A Jarque no se le puede olvidar», asegura en el catálogo de la exhibición la periodista María Ángeles Arazo, con la que el autor realizó decenas de libros. Todos recuerdan su pipa, su cámara y su vida.

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