Theodor Currentzis es uno de los directores más personales y singulares de la actualidad. Una de sus peculiaridades es la de combinar el gran repertorio ... del siglo XIX y XX con la música barroca. Sin ir más lejos, este febrero tuve la suerte de asistir a su versión de «Castor et Pollux» de Rameau en el Palais Garnier. Fue uno de los mejores espectáculos que vi en la pasada temporada. Entonces, el rigor y la seriedad a la hora de afrontar este repertorio marcaron sus interpretaciones. Por eso, la propuesta del pasado domingo me pareció inaudita.
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Lejos de cualquier rigor musical, el director se presentó con un programa compuesto por una selección de fragmentos de obras de Haendel. Me recordaba a aquellos discos que se anunciaban bajo el título «Highligts» y que recogían una especie de «mejores momentos» del compositor. No había ninguna conexión entre cada una de las piezas y lo que justificaba su inclusión parecía ser la «popularidad» de las mismas. El resultado fue un espectáculo sin ningún interés artístico en el que todo parecía entregado al mero hedonismo teñido también, por qué no decirlo, de cierto narcisismo del director. Reconozco que me aburrí. Debí de ser de los pocos, porque casi toda la audiencia se levantó para aplaudir al director en una ovación cerrada.
Dicho todo esto, no hay que ignorar la excelencia de las interpretaciones (aunque con criterios en ocasiones discutibles). Currentzis es un gran director y su entendimiento con la orquesta y coro musicAeterna es absoluto. También el conjunto de solistas vocales hizo las delicias de la audiencia.
Concierto
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Obras de Haendel Solistas de la Anton Rubinstein Academy. MusicAeterna. Th. Currentzis director. Palau de la Música, 19 de octubre de 2025
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