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La muestra se podrá ver hasta el 8 de septiembre. IRENE MARSILLA
El Bellas Artes recupera a Vicente Rodes, el pintor que retrató a la burguesía catalana

El Bellas Artes recupera a Vicente Rodes, el pintor que retrató a la burguesía catalana

Exposición ·

Una muestra exhibe un centenar de obras, la mayoría inéditas, entre óleos, miniaturas, dibujos y daguerrotipos del artista alicantino

Noelia Camacho

Valencia

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Martes, 18 de junio 2019, 23:31

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Hacía más de 90 años que los cuadros del pintor alicantino Vicente Rodes (Alicante, 1783-Barcelona, 1858) no colgaban de las paredes de un museo. Era el año 1926 y su nieto, Fidel de Moragas i Rodes, organizó una retrospectiva en la localidad tarraconense de Valls. Allí había recalado un siglo antes el artista alicantino para realizar los retratos de las familias más ilustres de la burguesía catalana. Un maestro de esta técnica, sobre todo al pastel y al óleo, al que Valencia se le quedó pequeña y, a partir del año 1820, probó suerte en Cataluña.

Pero la Comunitat tenía una deuda con él. Saldada desde hoy por el Consorcio de Museos de la Comunitat, quien instala en el Bellas Artes de Valencia la exposición 'Vicente Rodes. El estudio al natural. De la Academia al romanticismo'. La muestra recupera la figura de una «maestro», aseguraron ayer sus responsables, de quien se presentan un centenar de piezas, la mayoría inéditas, que repasan no sólo su producción pictórica sino también la forma en la que abrazó el romanticismo o su «curiosidad» por nuevas técnicas. Tanto es así que presenta desde miniaturas a una especie de primeros daguerrotipos en los que el autor llegó a mostrarse a sí mismo. «Se le llamaba 'el dedo milagroso'», contó una de las comisarias, Pilar Tébar, quien defendió las múltiples facetas de Rodes. Tanto que la muestra se erige como un viaje desde sus dibujos primigenios realizados cuando apenas tenía pocos años –y que fueron encontrados en un instituto alicantino–, hasta sus retratos de los miembros de la Academia de Bellas Artes de Sant Jordi o de esa burguesía catalana que enloqueció con sus «pinturas psicológicas». De ellas destacan las de la familia Gil, a los que plasmó en distintas técnicas, incluso sobre seda.

«Fue el retratista de la burguesía. Entre 1824 y 1834 se hizo un nombre entre la alta sociedad que buscaba perpetuar su estatus. De sus retratos les cautivó su viveza, inventiva y espontaneidad», explicó Sergio Pascual, el otro comisario de un proyecto que se inició en 2016 y quien señaló que «una gran parte de su producción está en manos privadas o en las casas de subasta con un valor muy alto de venta». Es más, según afirmaron, ha habido un auge en el precio de las obras.

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