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Carmen Velasco
Lunes, 30 de noviembre 2015, 11:15
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El chef no quiere entrar a valorar por qué después de 10 años con la estrella Michelín los inspectores han decidido quitársela. "Me fastidia perderla, pero no es el fin del mundo", asegura. Para él, "cada día es un regalo" y más después de superar una angina de pecho. Aprovecha cada jornada para "ser lo más profesional posible con o sin galardón".
El chef lo tiene claro: "Trabajo y vivo para mis clientes. Mis comensales son en un 90% extranjeros y, claro, la situación económica no es un aliado para un restaurante que está alejado de todo". No quiere "poner excusas", considera que su cocina sigue estando al máximo nivel, pero admite que puede haber fallado en el servicio de sala. "La crisis", repite. ¿Se lo esperaba? No y sí. No lo sabe cierto. "Mi trabajo es muy emocional y depende de muchas variables, pero nunca descuido la cocina", afirma.
Alfonso Egea lleva 15 años al frente de su restaurante en Dehesa de Campoamor. "Yo soy el cocinero, el empresario, el que abro todos los días el negocio... Soy la estrella de Casa Alfonso. No hay más".
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