La Fira del Llibre brilla en el 50 aniversario

Hace 50 años Luis García Berlanga estrenó 'El Verdugo', el zoo de Valencia recibió los primeros animales, Conchita Bautista participó con 'Qué bueno, qué bueno' en Eurovisión y obtuvo cero puntos, el astronauta ruso Aleksei Leonov se convirtió en el primer hombre que dio un paseo espacial, 'Sonrisas y Lágrimas' ganó el Oscar a la mejor película, Seat lanzó el 1500 familiar... En este contexto, nació el certamen que hoy se conoce como Fira del Llibre. Hace ya cinco décadas que la cita cultural de Valencia pretende acercar el libro a los vecinos, lo ensalza como instrumento del conocimiento y lo herramienta a través la cual la sociedad sea más culta.

En los últimos 50 años, Valencia se ha transformado en otra ciudad y la Fira del Llibre ha ido adaptándose a los cambios. No se celebra en la plaza del Caudillo (ahora del Ayuntamiento) ni nombra Reina de la Feria, cuya primera representante fue la ahora concejala Mayrén Beneyto. Ahora la actividad cultural se centra en el libro, los libreros, los editores, los escritores, los ilustradores y, por supuesto, los lectores (niños y adultos). Para los actuales organizadores, la Fira del Llibre es «una fiesta» con marcado acento comercial. «Los libreros quieren hacer dinero pero no ganan, como mucho, no les cuesta nada», aseguró ayer Gloria Mañas, responsable del certamen.

Con motivo de las bodas de oro, la Fira del Llibre, que se celebrará del 22 de abril al 3 de mayo de 2015, se engalana. Prepara una edición en la que lucirse, brillar y deslumbrar sin tirar de presupuesto, porque se mantiene «como años anteriores», agregó Mañas durante la presentación del evento en la sede del Gremi de Llibrers.

No es una edición como las anteriores, aunque se mantiene prácticamente la misma estructura porque «funciona muy bien». En este ejercicio se incluyen importantes novedades que se materializarán durante los días de feria y también el próximo otoño.

Con motivo del 50 aniversario, se inaugurarán las 'Café amb autors' en la que se busca que escritores compartan tertulia en un ambiente más personal con sus lectores más allá de la firma de libros; 'Foment del llibre i la lectura' en la que se debatirán propuestas de empresas para fomentar la animación lectora entre el público infantil; y la entrega de premios '50 anys de Fira, 50 reconeixements', que se celebrará la noche del 24 de abril, en los que la organización agradecerá las «colaboraciones altruistas» de muchos amantes de la literatura que han participado en las distintas ediciones de la Fira (moderando mesas redonda, presentando libros, etcétera).

Para los próximos días están previstas dos exposiciones, una fotográfica a cargo de José García Poveda 'El flaco' en la que se recorrerá los 50 años del certamen y otra a cargo de la Asociación Profesional de Ilustradores de Valencia (APIV) titulada 'La fira ferotge. Ovidi Montllor i la cançó compromesa'.

Para después del certamen quedan la elaboración de un libro y una exposición con los que dar cuenta de cinco décadas dedicadas a la cultura impresa. Los organizadores están recopilando información, material gráfico y fotografías. El devenir de la Fira del Llibre, apuntan, no se puede aislar de la evolución sociocultural valenciana: ataques a librerías, amenazas, cierre de negocios, etcétera. La muestra y el libro se retrasan unos meses para incluir la celebración de la última edición.

La Fira del Llibre celebra las bodas de oro en un «mal momento del sector» aunque no el peor, según Mañas, ya que los profesionales del mundo editorial han sabido reaccionar. El certamen se plantea en términos positivos para cambiar las cifras de «los bajos índices de lectura y el cierre de librerías». Respecto a la desaparición de los establecimientos, David Cases, presidente del Gremi, no se mostró «desmotivado». Como todos los años figuran nuevas incorporaciones (Bartleby de Valencia, Llum de Lluna de Quart de Poblet y El palmeret de Alboraia) y ausencias ( Gavina de Gandia o Fona de Oliva). Participan 81 casetas y ocuparán más espacio en Viveros: el paseo de Antonio Machado, como siempre, y la avenida de las Palmeras.

Estas cinco décadas con «luces y sombras» sirven para «poner en valor», como sostuvieron los responsables, una feria del libro que se mantiene contra viento y marea. Es una forma de recuperar, redescubrir e incluso de reflexionar de nuevo sobre el certamen. Cincuenta años no son nada, aunque así no lo cantó Gardel.