Víctimas de la dana relatan a la jueza su calvario: «No puedo subir al coche, ni ver charcos. Me falla la memoria, se me cae el pelo y he perdido 10 kilos»
Otro de los perjudicados, que fue rescatado al tercer día, lamenta que ahora vive pegado a una máquina respiratoria y no puede hacer nada
Víctimas de la dana continúan desfilando por el juzgado que investiga la gestión de la catástrofe para relatar cómo fue aquella fatídica tarde y los ... efectos que todavía hoy padecen como consecuencia del brutal trauma. Es el caso de una vecina de Alboraia que trabajaba en Ribarroja. Esta semana informó a la jueza de todos los problemas que arrastra: «Falta de concentración y de memoria, problemas hormonales, un aumento de diez kilos de peso y la caída de pelo». Además, no puede subir al coche ni al transporte público, no puede ver charcos, no quiere salir de casa y no puede relacionarse con la gente, tal y como detalló en el juzgado. Circunstancias que limitan, desde entonces, el desarrollo de una vida normal.
La trabajadora informó a la magistrada de su particular travesía aquella noche, la peor pesadilla de miles de valencianos. Su puesto de trabajo estaba en un polígono de Ribarroja. Ella y otros compañeros pidieron teletrabajar, pero la gerente no se lo autorizó. Cuando salió de la empresa con su coche se quedó parada justo al lado del barranco. El agua ya avanzaba fuera de control. «Se subió en otro coche. Una señora le gritaba para que fuera a ayudarla, »pero no podía«. En aquel momento, llamó a sus padres para decirles que estaba bien.
«Vi dos cuerpos flotando». La víctimas recuerda como un chico que se intentaba coger a la mediana, «saltó para acercarse a nosotras y se lo llevó la corriente». Terribles escenas. Todo esto se quedó grabado en su memoria, imágenes imposibles de borrar con el paso del tiempo. Un camionero la rescató finalmente. A ella y a más gente. Y allí, en el vehículo pesado, pasaron la noche. «A las seis de la mañana apareció el primer helicóptero. Pensaba que nos iban a sacar de allí, pero solo estaban sobrevolando el barranco para ver todo lo que habla pasado». Desde entonces tiene secuelas con el ruido de estos aparatos y de las luces de emergencia.
Otro de los afectados que acudió hace unos días a declarar es vecino de Xirivella. Reside a apenas 300 metros del barranco. Empezó a entrar agua en su vivienda desde las 19 horas. Se quedó sin luz al cabo de unos minutos. Tuvo tiempo, no obstante, para avisar a sus hijos de que no fueran al domicilio. Fue rescatado a los tres días. «Estuve en el hospital diez meses por problemas respiratorios». Ahora está prácticamente incapacitado. «Antes de la dana cogía olivas con mi mujer. Ahora no puedo hacer nada, tengo que estar conectado a una máquina para respirar».
No fueron las únicas declaraciones de la pasada semana en el juzgado. En este caso, el testimonio corresponde a una vecina de Picanya. «Es oncológica y estuvo cinco días sin tomar su medicación». Como consecuencia de la dana le diagnosticaron una neumonía. Estuvo alojada en casa de una prima, mientras sus hijas y sus compañeros de la universidad se esforzaban por limpiar la calle, ubicada en una planta baja del municipio.
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