Valencia se planta ante el acoso escolar: «Sandra, no te olvidamos»
Un tercio de los alumnos de la Comunitat secunda la huelga convocada en apoyo a la joven sevillana, que se quitó la vida al sufrir hostigamiento en su colegio
El suicidio de la joven andaluza Sandra Peña, cuya familia ha denunciado que sufría acoso escolar en un centro concertado de Sevilla, ha provocado ... una explosión de rabia y solidaridad por toda España que evoca al movimiento internacional #Meetoo, nacido en 2017 en apoyo a las mujeres víctimas de abusos. En la Comunitat Valenciana se ha materializado en cuatro manifestaciones simultáneas (en las capitales de provincia y en Elche) dentro del medio centenar de protestas convocadas por toda España que se enmarcan en la tercera huelga estudiantil del curso, todas ellas impulsadas por el Sindicato de Estudiantes, organización bastante extendida en Secundaria. Las dos primeras, también en octubre, fueron en apoyo al pueblo palestino. Además, ha habido centros que han impulsado actos de repulsa a nivel particular, con concentraciones silenciosas en los accesos.
La manifestación de Valencia ha reunido a un millar de personas, la inmensa mayoría jóvenes de institutos -también había padres y docentes- que han partido desde la Facultad de Geografía e Historia de la Universitat hasta llegar a la plaza de la Reina, donde se ha leído un manifiesto del Sindicato de Estudiantes y se han dado turnos de palabra.
La marcha estaba encabezada por una pancarta que resumía perfectamente el sentir de los asistentes, que no han parado de corear la misma idea: «Sandra, no te olvidamos, hay responsables». Además del objetivo de dar apoyo moral a la familia de la joven, presuntamente acosada por varios compañeros, se ha aludido en consignas y pancartas a la falta de medios para abordar adecuadamente la salud mental de los jóvenes o la prevención -«queremos recursos, no lamentos»-, a los discursos extremos contra diversidad, del tipo que sea -«fuera el odio de nuestras aulas»- o incluso al perfil bajo que suelen adoptar los centros cuando se denuncia (o simplemente se sospecha) de que puede darse un caso de hostigamiento en sus instalaciones: «El bullying mata, pero la indiferencia de los colegios también».
En la protesta ha participado Alba, estudiante universitaria de veinte años, que ha defendido la importancia de «reforzar el cuidado de la salud mental, que es un derecho, no un privilegio», así como de levantar la voz «para decir basta al acoso, los suicidios y a toda esa problemática social que no se soluciona por falta de acciones y recursos».
También estaba Paula, del colegio Juan Comenius, que quería «apoyar a toda la gente que ha pasado por una situación de acoso». Y Ainara, que denunciaba haber sido víctima de bullying, hasta el punto de tener que cambiar de centro, pues «no hizo nada» ante su caso. La joven ha explicado a LAS PROVINCIAS que el traslado -demasiado habitual cuando existe hostigamiento- ha mejorado «mucho» su situación, algo que vincula también con el perfil del alumnado. En el que abandonó, un colegio concertado situado también en el distrito de Olivereta, «había alumnos de un estatus diferente, como que se creían más que otros», mientras que en su instituto actual (La Misericordia) convive con «gente más humilde, de barrio».
En cuanto al seguimiento del paro, se puede considerar un éxito teniendo en cuenta que un tercio de los estudiantes se han ausentado de clase, según los datos facilitados por la Conselleria de Educación, que ha recogido cifras de las direcciones territoriales sobre inasistencias a clase a partir de 3º de la ESO, el nivel a partir del cual está reconocido el derecho a no acudir en el marco de una huelga. Exactamente, en Alicante se han registrado 22.483 ausencias de 63.540 matriculados (35,3%), en Castellón 7.507 de 20.491 (36,6%) y en Valencia 27.218 de 89.019 (30,5%).
Estadísticas
En cuanto a la prevalencia del acoso en las aulas valencianas, los últimos datos oficiales de la administración se refieren al curso 2022-2023, cuando los centros públicos y concertados notificaron 1.125 situaciones de acoso y ciberacoso (incluso sólo sospechas), lo que implicó duplicar las del ejercicio 2018-2019, cuando el registro central de la conselleria recibió 610 casos. Para hacerse una idea, supuso un promedio de seis posibles casos cada día lectivo.
La mayoría de estudios realizados a nivel estatal plantean que uno de cada diez estudiantes ha sufrido hostigamiento en la escuela a lo largo de su escolaridad, llegando en los casos más extremos a prolongarse durante más de un año. Y en lo que se refiere a las casuísticas, las más extendidas son los insultos, motes y burlas (en el 87,6% de las situaciones denunciadas), seguidos del aislamiento físico o en redes sociales (42,6%), según los datos del último trabajo de la Fundación Anar y Mutua Madrileña (septiembre de 2024). El estudio también acreditaba el descenso de los casos más físicos.
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