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El puente que cruza el barranco del Poyo, en la CV-33 dirección Torrent, luce totalmente reconstruido. Ayuntamiento
RADIOGRAFÍA DE LOS MUNICIPIOS DANA UNA AÑO DESPUÉS

Torrent avanza en la reconstrucción de puentes, carreteras y caminos recuperan la normalidad

La ciudad ha vivido meses de esfuerzo intenso para restablecer conexiones, reparar infraestructuras y devolver la normalidad a la vida de sus vecinos

Nacho Roca

Torrent

Viernes, 24 de octubre 2025, 00:11

La barrancada provocó la interrupción de casi todas las conexiones por carretera, dejando incomunicada a la ciudad y afectando gravemente la vida cotidiana de los ... torrentinos. Desde entonces, puentes, carreteras y caminos rurales han sido objeto de una reconstrucción que ha movilizado a todas las administraciones.

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Uno de los puntos más críticos fue la CV-33, la autovía hacia Valencia, donde el puente sobre el barranco del Poyo se desplomó tras el paso del agua. Su reconstrucción fue prioritaria para restablecer la conexión con la capital y garantizar el tránsito de miles de vehículos diarios. El nuevo puente, reforzado y adaptado para resistir fenómenos climáticos extremos, fue abierto al tráfico en tiempo récord por la Generalitat Valenciana.

La alcaldesa, Amparo Folgado, lo resumió con claridad al afirmar que «la apertura de la CV-33 ha sido una prioridad absoluta para nosotros. Sabíamos que sin esta vía, la ciudad quedaba prácticamente aislada. Gracias al trabajo conjunto de todas las administraciones, hemos conseguido restablecer la conexión en tiempo récord, y esto ya está beneficiando a nuestros vecinos y al comercio local».

Otra infraestructura afectada fue la CV-36, que conecta Torrent con Alaquàs, Aldaia y el polígono Mas del Jutge. Dos de sus puentes quedaron seriamente dañados y fue necesario reconstruir pilares, tableros y cimientos. Las obras, realizadas por la Generalitat Valenciana, permitieron reabrir completamente el tramo y recuperar la movilidad con los municipios vecinos en pocos meses.

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También el histórico Puente hacia Alaquàs, en la calle Gómez Ferrer, datado en el siglo XIX, sufrió graves daños. Su reconstrucción respetó el valor patrimonial original, con restauración de sillares y refuerzo de cimientos. La obra, realizada por el Ayuntamiento y financiada por el Gobierno, combinó la preservación del patrimonio con la seguridad de los vecinos.

La alcaldesa destacó el significado humano de cada una de estas obras al asegurar que «cada puente que hemos reconstruido no solo conecta calles, sino también historias y vidas de las personas que dependen de ellos cada día. Ha sido un esfuerzo técnico y emocional, pero estamos recuperando nuestra ciudad paso a paso».

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Otros puentes, como el de la Comunidad de Madrid o el de Cuatro Caminos, también fueron reparados. El primero, por parte de la Generalitat Valenciana, y el segundo, por el Ayuntamiento con financiación del Estado. Estas intervenciones han permitido restablecer la circulación y la seguridad en toda la red urbana. Junto a las carreteras y los puentes, la reconstrucción ha tenido un rostro humano, el de quienes vieron perderse en minutos el esfuerzo de toda una vida.

Días después de la tragedia, Torrent se despertó con la búsqueda de los dos pequeños arrastrados por la fuerza del agua y del fango. La ciudad sufrió por sus ocho fallecidos y también por las situaciones vividas en las zonas más afectadas. Los comercios, las empresas y las viviendas se inundaron, dejando tras de sí una mezcla de silencio, barro y resignación.

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Antonio, vecino de la calle Maestro Fortea, recuerda aquella noche del 29 de octubre de 2024 como la más dura de su vida. El agua cubrió el puente y anegó por completo su edificio. Tuvo que evacuar con su esposa y sus tres hijas mientras veía desde el balcón coches flotando y personas atrapadas. Días después, la policía ordenó el desalojo total de la finca por riesgo de derrumbe, y la familia se quedó sin hogar. Desde entonces viven con contratos temporales, sin una vivienda definitiva ni compensación suficiente, mientras Antonio sigue pagando la hipoteca de una casa inhabitable.

En una de las fincas rodeadas por el agua de aquel día, el responsable del taller mecánico recuerda con la serenidad que da el tiempo y explica que «sí, pude salir de aquí de milagro, llegué a casa, y como había visto cómo iba al barranco, no aparqué mi coche en casa, lo aparqué en un garaje elevado del pueblo, y saqué tanto el de mi madre como el de mi tía». Se ríe un poco al recordarlo, como si aún pudiera escuchar a su madre y a su tía restándole importancia. «Me dijeron que para qué sacaba el coche, ya hacía años que no llovía de esa manera». Pero cuando vio el barranco desbordarse lo entendieron todo.

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A pocos metros del barranco de l'Horteta, en la calle Mas del Jutge, la empresa familiar Recambios Torrent aún conserva la marca que el agua dejó en su fachada. Ochenta centímetros de barro y silencio. Su responsable recuerda cómo aquel 29 de octubre cerró la persiana a las cinco de la tarde y se fue a casa, sin imaginar lo que ocurriría apenas una hora después. Cuando volvió, encontró todo cubierto por una capa espesa de fango y piezas mecánicas dispersas. Desde entonces, el trabajo ha bajado mucho. Es un ejemplo más de las heridas económicas que la dana dejó en el tejido comercial local.

Pero Torrent no se quedó inmóvil. En los meses posteriores, la ciudad comenzó a moverse con un mismo propósito de reconstruir. La alcaldesa, Amparo Folgado, lo subrayó con claridad al hablar del esfuerzo en las zonas rurales «La prioridad en las zonas rurales ha sido que ningún vecino se quedara aislado. Sabemos que muchas personas dependen de estos caminos para trabajar, para ir a la escuela o para acceder a servicios básicos. Hemos intervenido en todos los puntos críticos ya fueran caminos como redes de agua, y seguimos vigilando que estas medidas sean duraderas».

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Las pasarelas peatonales también fueron esenciales en la reconstrucción. La del CEIP Juan XXIII y la del Polígono Mas del Jutge son dos ejemplos de obras en marcha, impulsadas por la Conselleria de Territori de la Generalitat Valenciana. La recuperación de estas infraestructuras permitirá que escolares y peatones puedan desplazarse de forma segura, sin depender del tráfico rodado, y contribuye a la normalización de la vida diaria en los barrios afectados.

La alcaldesa ha mantenido reuniones con la Confederación Hidrográfica del Júcar para solicitar obras aguas arriba del barranco de l'Horteta. El objetivo es reducir el riesgo de futuras inundaciones mediante la limpieza de cauces y la implementación de medidas de contención. Folgado ha recordado que el barranco de l'Horteta fue el causante de los ocho fallecimientos registrados en Torrent durante la dana y ha insistido en que las obras aguas arriba son esenciales porque los barrancos han ensanchado, pero han perdido caudal y se desbordan con facilidad, impidiendo el tránsito de agricultores y vecinos durante episodios de lluvia. También reivindica que la antigua cantera que funcionó como embalse improvisado el día de la dana se convierta en un embalse real para futuras avenidas de agua.

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El proceso de reconstrucción ha sido integral y ha implicado la coordinación entre administraciones, empresas y técnicos. La combinación de la reconstrucción de puentes históricos, la reapertura de carreteras principales, la reparación de caminos rurales y la restauración de pasarelas ha permitido recuperar gran parte de la conectividad y la funcionalidad de la ciudad. Según el Ayuntamiento, el cien por cien de los accesos por carretera a Torrent se recuperaron en verano de 2025, lo que marcó un hito en la recuperación.

Además, las medidas de prevención impulsadas por la alcaldesa buscan garantizar que la ciudad esté mejor preparada frente a futuras contingencias climáticas. La experiencia vivida con la dana ha servido como lección, demostrando la capacidad de resiliencia de la ciudad y la importancia de una planificación urbana y de infraestructuras sólida.

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Torrent sigue trabajando en diferentes frentes. Actualmente se ejecutan obras en el barranco del Poyo, en el barrio del Xenillet, donde se reconstruye el talud y la calle Virgen de Fátima. También en el entorno del barranco de l'Horteta y en el puente de Cuatro Caminos. En la zona rústica se trabaja en la reconstrucción del Camino dels Arquets y en las dos pasarelas arrasadas el día de la dana, la que une el Xenillet con el CEIP Juan XXIII y la que conecta el barrio de Los Caracoles con el polígono Industrial Mas del Jutge.

Asimismo, el Ayuntamiento tiene previsto el derribo del edificio de la calle Maestro Fortea, ubicado en la confluencia de los barrancos del Poyo y l'Horteta, que se encuentra en estado de ruina. Esta actuación se enmarca en el esfuerzo por garantizar la seguridad y recuperar la normalidad en una zona especialmente afectada.

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La alcaldesa resumió el espíritu de este proceso con un mensaje de continuidad y esperanza «Todavía queda trabajo por hacer, pero estamos avanzando con paso firme. La ciudad está más conectada, más protegida y lista para enfrentar los desafíos del futuro. La dana nos enseñó mucho, y estamos aplicando esas lecciones para que Torrent sea más fuerte y segura».

«Quiero transmitir un mensaje de esperanza a todos los vecinos de Torrent. Lo que vivimos fue duro, pero juntos hemos demostrado que podemos levantarnos más fuertes. Cada obra finalizada, cada carretera abierta, cada paso seguro es un símbolo de nuestra resiliencia. Seguiremos trabajando sin descanso para que nuestra ciudad esté mejor preparada y protegida frente a cualquier eventualidad futura».

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Un año después de la tragedia, Torrent es una ciudad más conectada y más consciente de su fragilidad y su fortaleza. La reconstrucción no solo ha restaurado infraestructuras, también ha devuelto confianza. La experiencia dejó heridas profundas, pero también una lección colectiva sobre la importancia de la cooperación y la prevención. Cada puente, cada camino y cada pasarela son ahora testimonio de una ciudad que supo levantarse del agua para mirar al futuro con determinación.

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