Teodoro Estrela, alto cargo de la CHJ: «No se pueden diseñar infraestructuras para que no haya ninguna inundación»

Estrela ha explicado que las obras hidráulicas pueden reducir en nivel de las avenidas, pero no evitar que haya desbordamientos y sus consecuentes destrozos cuando se producen episodios de torrencialidad extraordinaria. Para el ingeniero, la riada que el pasado 29 de octubre de 2024 arrasó la provincia de Valencia fue una crecida «muy extraordinaria» de una envergadura jamás vista en las cuencas del Poyo o el Magro.

El representante de la CHJ en el foro ha calificado de «tremendos» los caudales que circularon por los ríos y barrancos de la demarcación del Júcar la jornada de autos. Ha ejemplificado la magnitud alegando que en Chiva, donde nace la rambla del Poyo, bajaban del orden de 1.000 metros cúbicos por segundo o que, aguas abajo de en cabecera, en el medidor de la A-3 altura de Riba-Roja, los cálculos prevén que otros torrentes tributarios del Poyo como Cueva Morica, Hondo y Grande llevaron entre 500 y 1000 metros cúbicos por segundo. Una cantidad impensable si se tiene en cuenta la variedad de tamaño de estos cauces.

En esta línea ha comentado que el caudal de 4.000 metros cúbicos por segundo que llevó el Magro el día de la dana fue tal que amplió un 30% su dominio público hidráulico.

«Menos mal que habían las zonas de laminación natural. Menos mal que teníamos el Pla de Quart, que ha reducido enormemente los caudales punta, según las estimaciones que tenemos», ha afirmado el alto cargo de la CHJ. Estrela ha calificado estos elementos como «fundamentales» y «a tener en cuenta» a la hora de diseñar futuras medidas.

Además, el ingeniero también ha puesto en valor la laminación efectuada por el Armajal de Chiva, un territorio natural situado al norte de este municipio. A su parecer, su labor como zonas de almacenamiento natural de agua fue «importantísima» a la hora de mitigar los daños del desastre.

Estrela ha definido el Poyo como un cauce con «una capacidad telescópica» para explicar que va perdiendo capacidad conforme avanza su curso.

Cuando un cruza la A-3, la rambla tiene una capacidad de 2.000 metros cúbicos por segundo antes de «desaparecer» en su confluencia con el Gallego, desbordándose sobre el Pla de Quart, para volver a emerger de la mano de Horteta en Torrent con casi 4.000 metros cúbicos por segundo. Más adelante, a la altura de Picanya, se estrecha hasta los 2.000 para reducirse a una horquilla de entre 1.200 y 800 en Paiporta y finalmente llegar a Massanassa y Catarroja con 700 u 800 metros.

«Una crecida de 700 metros cúbicos por segundo no producirá graves problemas, pero si circulan 1000-1500 vamos a tener problemas en Catarroja y Massanassa», ha puntualizado. Por otro lado, ha advertido que la riada del 29-O ha hecho saltar "por los aires" la planificación de gestión de riesgos y ha alertado del efecto, tanto laminador como de barrera, que jugaron algunas vías de comunicación y urbanizaciones.

El alto cargo de la Confederación ha dicho que el desastre del 29-O aceleró la revisión de los planes de gestión de inundaciones, que iba a realizarse en 2027, mientras en materia de soluciones ha abogado por ser más restrictivos con los usos del suelo en zona inundable, fomentar medidas de autoprotección desde las administraciones o adaptar el drenaje de las infraestructuras frente a inundaciones.

En materia estrictamente hidráulica, Estrela ha propuesto la creación de parques inundables con la debida colaboración administrativa bajo un punto de vista metropolitano o integrar motas de protección en los cauces.