Prolongar el parque de cabecera por donde el Turia entra en Valencia desde su lejana reconducción, a la altura del espacio habilitado para el nuevo ... cauce luego de la riada de 1957, es la idea más avanzada del estudio estratégico encargado por el Consell al equipo de la Universitat Politècnica capitaneado por el profesor Eduardo Rojas. Un grupo multidisciplinar, que estos días culmina el documento contratado para reordenar el espacio devastado por la dana con un propósito múltiple: una reorganización territorial que mejore la seguridad del vecindario que habita en los pueblos de la zona cero y también asegure una ocupación del espacio más racional. Dos factores inexistentes hace un año, que hubieran contribuido a salvar vidas y bienes de haberse diseñado ese recodo de la provincia de Valencia de acuerdo con mejores estándares.
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Rojas señala que la redacción de su plan estratégico se encuentra en su fase final, a partir de las aportaciones de expertos de la UPV de diversos ámbitos de conocimiento. Especialistas en hidrología, en urbanismo, en ingeniería y otras materias, que dibujan un escenario donde el hormigón se vaya evaporando y gane peso el contenido medioambiental. Es una propuesta a largo plazo, que tardará en ejecutarse. Aún tiene que superar el filtro del Consell, cuyos responsables deberán adecuar estas propuestas para dotar de una protección superior a los habitantes del curso del Poyo, pero ya puede desvelar algunos avances: una actuación que desde la entrada del Turia en Valencia intervenga río arriba, en un espacio común a los términos de la propia capital, más Mislata, Paterna y Quart de Poblet. Un nuevo planeamiento que se inspira en un documento aprobado en su día por el anterior Consell, el del pacto del Botánico, que genera también ahora un consenso en el Palau y facilita por lo tanto que en un plazo de par de años, cuando se ajuste el calendario de expropiaciones y demás trabajo burocrático, pueda hacerse realidad.
Rojas recalca que sus planteamientos «no entran a definir sobre el plano qué actuaciones» deben ejecutarse. «Muchas se enganchan a la Confederación Hidrográfica del Júcar», recuerda y disponen de su propio calendario, aunque se trata de un aportación que igualmente «hemos de acabar de afinar para poder entrar ya en la fase de cartografía». Un proceso particular que cual discurre en paralelo a las observaciones que el equipo de la UPV va introduciendo, como ese parque inundable, dentro de un macroespacio también de naturaleza verde que debería extenderse por el conjunto de la zona, «para rematar el jardín del Turia hacia arriba». Aguas abajo, subraya, todo planteamiento debe convivir con las exigencias propias de la organización territorial del puerto de Valencia; por el contrario, hacia el curso más alto del río sus propuestas cuentan con el aval de la Conselleria de Medio Ambiente: «Está a nivel de anteproyecto y puede ser el primero que se pueda ejecutar». Señala no obstante que esa estrategia de reordenación debe limarse todavía algún detalle, porque se trata de un espacio colmatado por infraestructuras de todo tipo.
Salvadas esas contingencias técnicas, que incluye la construcción de un puente para superar el cauce del río y la complicada gestión de la tierra sobrante de antiguas intervenciones diseminadas aún por el entorno, «se puede ya entrar en en planificación o de los proyectos de ejecución el año que viene». Es decir, que el horizonte del año 2027 parece razonable como el momento en que esta fase de los trabajos sea una realidad. «Son pequeñas actuaciones, digamos. No monstruosas», subraya Rojas. Un proyecto que, según su parecer, «gusta a todo el mundo y no hay problema» en avanzar hacia ese plazo de dos años «a una escala no totalmente operativa con un proyecto de ejecución, pero sí de anteproyecto». Otra operación de mayor envergadura, la reordenación del total del espacio devastado hace un año, progresará más despacio, añade: «Son actuaciones que tienen una mayor complejidad, sobre todo las urbanísticas», apunta, donde además juega un papel relevante alguna de las infraestructuras más grandes que cruzan ese territorio.
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Resolver el nudeo del 'Scalextric'
Su propuesta más concreta, que se extiende por el espacio más o menos correspondiente con el parque fluvial que salió muy dañado de la riada, cruza estos cuatro municipios del entorno metropolitano de Valencia, de acuerdo con un itinerario fijado por la línea divisoria del río antiguo y entra en la capital a la altura del actual 'Scalextric' hacia Mislata, con la huerta de Campanar y Benimaclet en su curso más al norte y cerca de la jurisdicción de Paterna. Un territorio que el equipo de la UPV plantea dotar de su propio «pequeño flujo de agua», al estilo del que brota en el tramo más bajo del jardín del Turia a la altura del Oceanogràfic: es decir, una apuesta «no tanto por el cemento, sino por algo más natural, por donde recircule el río aunque con una entidad menor que antes».
Ese nuevo escenario que nacería cuando cristalice su plan convive de manera ordenada, de acuerdo con su opinión, con dos azudes históricos que recorren el área metropolitana en ese punto. El de Rascanya y otro que viaja enterrado, demolido en su momento por la maquinaria que intervino en la zona, pero que entiende Rojas que se puede recuperar porque, como reitera insistentemente, dispone del acuerdo de los municipios afectados. «El Ayuntamiento de Quart por ejemplo es un gran defensor de esta idea», dice. «Creo que es un proyecto que tiene pocas aristas. O sea, que hay otras cosas más complejas». Un proyecto además, aunque ambicioso, de tamaño más contenido: una intervención sobre 50 hectáreas, de las cuales 40 forman parte del espacio entre el río Turia y el interior de ese entorno, mientras que las otras 10 en lo alrededores del 'Scalextric'.
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«Si la dana se hubiese ido un poquito más al norte, hubiera existido un riesgo de desbordamiento hacia Paterna y Campanar»
Eduardo Rojas
Profesor de la UPV
En ese punto concreto, el documento que lidera Rojas propone actuar teniendo en cuenta que todavía resiste «una montaña inmensa con los escombros» que salieron de ejecutar el Plan Sur y se pueden destinar a tapar ese nudo de comunicaciones. «Es importante acabar de tapar el 'Scalextric' actual de la V 30 y la Ronda Norte», asegura. Solventada esa dificultad, su propuesta proyecta una nueva realidad muy distinta a la presente. Un parque que se fusionaría con el de Cabecera de modo natural: nacería un bosque de ribera, «más fresco en verano», muy rico en vegetación, por donde fluiría el agua... Una actuación sobre esas diez hectáreas, formando «una especie de altiplano» muy apropiado para el esparcimiento como zona de recreo «y que además resuelve cómo vas a llegar al Parque Natural del Turia». Un espacio no tan urbano como el parque de Cabecera, en resumen, «más forestal», que serviría por otro lado para acoger una suerte de extensión del Jardín Botánico de la calle Quart, «que ahora mismo carece de sitio para muchas especies».
Cuando se haga realidad su planteamiento, Rojas concluye que Valencia y su entorno contarán con una salvaguarda superior para posibles e indeseables nuevas avenidas de agua. Y aunque su impacto para la mejora hidrológica del territorio «es relativamente menor», también reitera que se trata de una apuesta por la mejora de la calidad de vida de la ciudadanía y alerta: «El Turia en la zona baja va un poco justo», en alusión a la estrechura que en ese tramo distingue al río. Es decir, que «aunque el cauce nuevo del Turia funcionó» hace un año «si la dana se hubiese ido un poquito más al norte, hubiera existido un riesgo de desbordamiento hacia Paterna y Campanar».
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Un peligro que su propuesta ayudaría a resolver mediante lo que llama «una contraacequia» derivada justo antes de llegar a Campanar en la frontera con el antiguo curso del Turia, que absorbiera el excedente de agua en caso de riada o de lluvias estáticas muy exageradas. Un episodio improbable pero no imposible. «Sueca», avisa Rojas, «tuvo 400 milímetros cúbicos de precipitaciones en el año 2008, o sea que...» Puntos suspensivos que apuntan hacia el corazón de su propuesta: estar preparados para incidentes tan graves como la dana de hace un año, mediante una ordenación del territorio más precavida, de acuerdo con esta frase: «El sistema de drenaje de aguas pluviales no es ilimitado».
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