Urgente Norris gana el Mundial y Verstappen la última carrera del año

Zapatero, honoris causa

BELVEDERE ·

Pablo Salazar

Valencia

Viernes, 17 de febrero 2023, 00:06

No se ha prestado mucha atención en los medios a la ceremonia en la que el ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero fue ... investido doctor honoris causa por la Universidad de León, su tierra natal. Cabe suponer que es porque de alguna forma se entiende que es natural, que aunque sus méritos académicos sean más bien escasos (y los deméritos políticos, demoledores) es lógico que la universidad de su lugar de origen homenajee a uno de los presidentes del periodo democrático español. Asunto distinto es que la política, o las modas, hayan pervertido esta figura, la del doctor honoris causa, y que al querer popularizarla hayan terminado por desprestigiarla, por rebajar el reconocimiento a la excelencia que llevaba implícito. En todo caso, lo que me llama la atención de este acontecimiento (no planetario, que diría la inolvidable Leire Pajín, sino meramente terrenal), es la normalidad con que se desarrolló. Sin ningún tipo de incidente. Lo cual es digno de elogio.

Publicidad

Porque contrasta, y de qué manera, con el alboroto que se montó en la Complutense cuando la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, recibió el título de «alumna ilustre», entre los vítores de unos, los insultos de otros, los empujones y los malos modos. Reconocimiento tan poco merecido como el de Zapatero. O igual de merecido, según se quiera ver la botella medio vacía o medio llena (pero medio vacía o medio llena para todos, no medio llena para los de izquierdas y medio vacía para los de derechas). Lo que quiero decir, y seguramente ya habrán adivinado, es que cuando en una universidad pública española -que por consiguiente pagamos entre todos los ciudadanos- hay una personalidad de la derecha política, social o cultural que va a recibir un homenaje o simplemente a pronunciar una conferencia o participar en un debate, el lío está garantizado. Y no porque lo provoque ella sino porque los radicales de extrema izquierda acudirán como abejas a un panal de rica miel.

Mientras que si la figura es de izquierdas, todo se desarrollará dentro de los cauces de convivencia propios de un sistema democrático. Sin embargo, desde esa misma izquierda que acude en jauría a reventar actos académicos o que lleva el acoso hasta los hogares de los políticos, se insiste en que el mayor problema para la democracia española, la amenaza más grave a la que se enfrenta, viene de la extrema derecha, no de la extrema izquierda. A la que, de hecho, no se atreven ni a llamar por su nombre. Ex-tre-ma-iz-quier-da. Para que al no citarla, no exista (si son de izquierdas ¿cómo van a ser extremistas?). Y al no existir, el foco se ponga únicamente en el otro lado, en la extrema derecha.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete a Las Provincias al mejor precio

Publicidad