Borrar
Urgente Supermercados abiertos este Viernes Santo en Valencia: Horarios especiales

Xàbia

MIQUEL NADAL

Viernes, 5 de octubre 2018, 10:05

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Los de mi generación apenas tenemos fotos de la infancia. Esas fotos modestas son el retrato de un mundo. Hoy son tantas que solo acreditan nuestro exhibicionismo pueril. Las que comento deben ser del año 1969. Es Xàbia. La primera es delante de una modesta construcción de madera, solitaria, con un letrero, Merendero Bar, y de fondo un Parador de Turismo. Hay otra entre las piedras, con una ridícula gorra marinera, mi abuela secándome con una toalla, y aún otra en una casa de piedra en la que se atisban higueras y sombras, de una belleza inaudita, en la que pasando los dedos por la superficie casi podrían escucharse canciones de France Gall, Shandy Shaw o Los Diablos. Estando separadas por tan pocos kilómetros, y coincidiendo en la cercanía del mar y de la montaña, Oliva, Dénia, Ondara o Xàbia ofrecen cada una un perfil singular, lleno de matices y diferencias. La llegada a Xàbia desde la carretera de Gata, o por Dénia ofrece siempre una sensación amable, de geografía acomodada. Todo es bello, hasta el nombre, desde Jesús Pobre, que parece una geografía imaginaria que aún podría ser descrita por Gabriel Miró. He dicho Xàbia, porque es Xàbia su nombre. Ya es desgracia que Xàbia sea titular por el tema de Pedro Duque, y ya es lamentable que a propósito de eso se genere en las redes sociales cierta polémica sobre el topónimo de la población. Si alguien tiene dificultad fonética en pronunciar Xàbia, o le viene en gusto decir Javea, no pasa nada. A mí me cuesta también decir Javea en plan pijo arrastrando las letras. Lo realmente inaudito, no es la belleza de Xàbia, que es irisada y llena de matices de luz en un mes de septiembre. Es la ceguera de considerar que entre colocar un Xàbia o un Javea existen trincheras, y en una decisión u otra un campo de batalla. Me resulta increíble ese matiz de negación a nosotros, éstos no, y de repente algo tan sencillo como que La Pobla de Farnals o Quart de Poblet, o La Font d'En Carròs se llamen así sin más siga interpretándose como un signo de separación. Llevamos más de cuatro décadas con gobiernos de todo signo, restituyendo el nombre de las cosas, y resulta chocante que esa aspiración, legítima y auténtica de que Els Poblets no sean Los Pueblecitos, se nos sea negada a nosotros, precisamente por los mismos que hasta hace cinco minutos reproducían hasta la fonética canónica para pronunciar los nombres de los jugadores de fútbol. Algunos martillos de herejes deberían darse cuenta de que lo que toca es cambiar ciertas reglas de juego, y de los repartos, y su miopía tremendista al considerar que al optar entre Xàbia y Javea se cierne la Guerra de los Balcanes. Que Santa Llúcia les conserve la vista. Se asaltan comisarías y organismos oficiales. Se queman banderas y retratos. Ahora resultará que el problema está en que Xàbia sea Xàbia.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios