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A TIEMPO

Puede quemarse en todo esto, pero el 'procés' no contempla la monarquía parlamentaria como forma de gobierno

María José Pou

Valencia

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Miércoles, 4 de octubre 2017, 10:08

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Hay algunos políticos en este país que me desaniman cada vez que me decido a apoyarlos. ¡Fail!, dirían los modernos. ¡Error! Lo sé pero no puedo evitarlo. Me ha pasado estos días con los sucesos de Cataluña. No tengo duda ninguna respecto a la ilegalidad del referéndum, a la obligación del Estado de perseguir el incumplimiento de la ley y a la necesidad de apoyar al Gobierno en la defensa de la unidad territorial del Estado y la soberanía nacional, recogida en la Constitución. Eso no quita para que podamos discutir sobre ella y revisar lo que necesite ser revisado. Pero ante la provocación del Govern de la CUP, las opciones eran pocas.

Entiendo el papelón de la Policía y la Guardia Civil. Lo de los Mossos, más que papelón, era 'Los Puentes de Madison' pero ya se encargarán los jueces de ponerle apellido. Y una vez pasado el mal trago para antidisturbios y 'disturbadores', nos encontramos con un presidente de busto parlante; unos portavoces políticos que en lugar de serenar a la opinión pública, se suben a la locomotora al grito de "más madera", y un rey exquisitamente constitucional.

Rajoy sale por televisión a leer un papel preparado o bien días antes o sencillamente en otra dimensión porque hace falta estar muy lejos para decir que no se había celebrado el referéndum. Fue una pifia, pero se votó. Lo entorpecieron, pero no lo neutralizaron. Los representantes del PP, ya sea la vicepresidenta, el ministro de Interior o el portavoz en el Congreso deprimen con declaraciones hechas desde una atalaya de la Meseta. Sáenz de Santamaría afirma tener controlada la situación; el ministro habla de proporcionalidad y Hernando acusa a ERC de querer un muerto sobre la mesa. Ni la situación está controlada, ni la proporcionalidad parecía la más prudente ni es de recibo hablar de las ganas de mártires. Que el Estado debía exigir el cumplimiento de la ley es evidente pero que podían haberlo hecho de un modo más inteligente, también. Delegando en los Mossos, por ejemplo. No se hubieran movido, como hemos visto, y hubieran tenido que actuar los jueces después. Pero hubiera discurrido todo sin cargas ni urnas escondidas. Con un referéndum igual de inútil e igual de útil. Pero sin coartadas. El problema es si el eje de estos días era la promesa 'marianista' de "no habrá referéndum". Por mis bemoles que no.

Por último, la prudencia de la Casa del Rey corría el riesgo de prolongarse demasiado pero afortunadamente han visto que era el momento de alzar la voz por encima de banderías. Su papel no es el silencio ante la amenaza sino ante el normal discurrir de la batalla política. Cataluña no es un problema del PP sino de España. Es verdad que puede quemarse en todo esto, pero el 'procés' no contempla la monarquía parlamentaria como forma de gobierno. Quemarse en una Cataluña que no cuenta con él puede ser la forma de servir a una España que sí se siente unida por la Corona.

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